La cabaña sola

Uno de los temas más importantes dentro de la amplia obra de Óscar Colchado Lucio (Ancash, 1947 – Lima, 2023) es el de la vida después de la muerte. Lo era claramente en su libro más conocido Rosa cuchillo (1997, novela) qué sigue las peripecias de una víctima de la violencia política de hace una décadas, en su paso por un “más allá” propio de nuestras culturas andinas. Pero este tema está presente desde el primer libro de Colchado, los cuentos de Del mar a la ciudad (1981), casi todos pertenecientes al género fantástico y centrados en personajes de ultratumba. Y también es el eje de La cabaña sola (Pájaro de fuego, 2024) el primer libro póstumo de Colchado, que se acaba de publicar a poco más de un año de su muerte.

El libro está conformado por quince cuentos de diversa extensión –desde un par de páginas hasta unas quince– y se inicia con “Corvina de diamante”, un relato breve escrito con una prosa muy pulida casi poética y que lleva la idea de la vida después de la muerte hasta el extremo. El narrador encuentra los restos de un hombre que vivió hace miles de años, y trata de imaginar qué cosas vio y sintió aquella persona. Así se va tejiendo una historia que lleva a la conclusión de que la vida del narrador probablemente sea una continuación de esa otra vida y de todas las que le precedieron, desde “la ameba prehistórica perdida en la noche del tiempo”.

Por su parte, el segundo relato “Dora o el primer amor” nos remite directamente al universo de los relatos de Del mar a la ciudad; es decir, el cuento fantástico tradicional – en la línea de los Edgar Allan Poe o algunos de Valdelomar–, con aparecidos y final sorpresivo. Es un texto interesante, en el que se entretejen diversos niveles de los fantásticos y del horror, pero que resulta demasiado epigonal. Lo mismo sucede con el cuento “El hombre que visitaba cementerios", también con “aparecidos”, aunque esta vez el lenguaje ya no esté tan pulido como en los anteriores relatos. En general, a medida que se avanza en la lectura del libro se tiene la sensación de que los textos van perdiendo calidad en este aspecto. Colchado era conocido por trabajar durante mucho tiempo los textos que publicaba –su novela Hombres de mar (2011) le tomó varias décadas–, y es obvio que la mayoría de estos cuentos póstumos no han tenido ese trabajo de corrección y retoques por parte del autor.

Hay que destacar que en algunos de estos relatos, especialmente en “La cabaña sola” –que da título al libro– Colchado incursiona abiertamente en el imaginario de los pueblos amazónicos peruanos, una muestra de su interés de abordar en su literatura la amplia diversidad de la cultura peruana. Ya hemos señalado que sus primeros relatos estuvieron encuadrados en la tradición literaria occidental (costeña), y por eso se puede encontrar en ellos muchos barcos fantasmas, sirenas y “aparecidos” netamente librescos. Pero en su etapa de madurez, Colchado volcó su interés en los mitos y leyendas andinos, como en sus más reconocidos libros: desde Cordillera Negra (cuentos, 1985) hasta Rosa Cuchillo (novela, 1997). Por último, desde su libro para niños Cholito en la maravillosa Amazonía (1999), se aproximó también a la cultura de esa parte del país.

En conclusión, los textos reunidos en el libro La cabaña sola pertenecen a dos etapas diferentes de la obra de Colchado: la inicial, la de Del mar a la ciudad, libro en el que bien pudieron ser incluidos cuentos como “Dora o el primer amor” (que incluso tiene un cierto carácter adolescente) o “El joven que visitaba cementerios”; y la final, cuando incursionó en el imaginario de la gente de la selva. Lamentablemente no encontramos aquí textos de la etapa central y más importante de su obra. A pesar de ello, La cabaña sola resulta un libro interesante, que nos permite apreciar el interés de Óscar Colchado en los mitos, leyendas y mundos ultraterrenos de las diferentes culturas que conforman nuestro complejo país.

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