El hoyo

Una dantesca alegoría social

¿Qué películas son las más vistas por los peruanos en sus casas durante este encierro obligado? Netflix nos ha ayudado a responder esta pregunta, con su top ten de películas y series más vistas en cada país. Entre nosotros, la más vista en el mes de abril fue El hoyo (2019), una película española que el año pasado obtuvo importantes reconocimientos en festivales de cine fantástico como el Festival de Sitges, donde obtuvo el premio a Mejor Película; y el Festival de Toronto, donde logró el People’s Choice Award for Midnight Madness (premio a “La locura de medianoche”). Se trata, pues, de una película fantástica, dirigida por el debutante Galder Gaztelu-Urrutia (Bilbao, 1974) y que nos remite directamente a la recordada El cubo (Canadá, 1997): un grupo de personas encerradas en una especie de laberinto (celdas pequeñas que solo tienen comunicación con celdas similares vecinas), y sometidas a reglas arbitrarias y crueles.

El hoyo al que se refiere el título es en realidad una edificación de más de 200 pisos, cada uno de ellos una celda rectangular en la que están recluidas dos personas. Es una especie de prisión, en la que los reos purgan sus delitos o, como en el caso del protagonista Goreng (representado por el actor Iván Massagué), hacen méritos para alguna mejora profesional. El mayor problema en esa prisión es la alimentación. En medio de las celdas hay una especie de “elevador” que recorre todos los pisos con una amplia mesa llena de alimentos, que deberían bastar para todos los prisioneros. La mesa empieza su recorrido en el piso más alto, el 1, pero los excesos de los prisioneros de los primeros pisos hacen que al piso 50 lleguen ya solo sobras insalubres. Y a los últimos pisos no llegan ni siquiera esas sobras, por lo que los prisioneros recurren al canibalismo y las peores formas de violencia; pasajes en los que la película se acerca al más duro gore. A este caos se suma que cada cierto tiempo los prisioneros son cambiados de piso de manera aleatoria. Así vemos a Goreng tanto en un cómodo piso 8 como en un dantesco piso 202. 

Planteadas de esta manera las cosas, El hoyo resulta una evidente alegoría de la sociedad de hoy. Los que están en lo más alto de la pirámide (los que en el Perú llamamos Niveles Socio Económicos A y B) disfrutan de las mejores condiciones; mientras que a medida que descendemos en esa pirámide (niveles C y D) comienzan los problemas y carencias. Finalmente “los de abajo” (nivel E) pasan las mayores penurias y viven inmersos en la violencia y delincuencia. Ese es el tema principal de la película y el motor de las acciones: Goreng (quien lleva al hoyo un ejemplar del Quijote) trata de poner un poco de justicia y orden en ese caos. Con la ayuda de uno de sus compañeros de celda intenta organizar en raciones los alimentos que recibe, y recomienda a los demás que hagan lo mismo. Como nadie le hace caso decide, junto con otro compañero, bajar con los alimentos para obligar a los demás a comer solo lo necesario y no ensuciar lo que quede.

Si la película se limitara a eso, a ser una obvia alegoría de la sociedad de hoy, sería demasiado plana y previsible; algo que de alguna manera le pasó al hoy reconocido Bong Joon-ho (el reciente ganador del Oscar) en su película Snowpiercer (2013), muy similar a la que estamos comentando. Gastelu-Urrutia solo usa esa alegoría como eje temático para hacer un retrato entre paródico y esperpéntico del hombre de hoy; y dentro de su modesta propuesta (no es una película muy extensa ni que haya contado con un gran presupuesto) también hace una sutil reflexión acerca de nuestra naturaleza, partiendo desde lo “obvio” (palabra que machaconamente repite Trimagasi, el primer compañero de celda de Goreng) hasta la necesidad de “trascendencia” de Baharat (el último compañero).

Pero todos estos elementos además están acertadamente subordinados a la dinámica de la narración, por lo que la película nos mantiene siempre alertas, brindándonos cada cierto tiempo momentos de gran intensidad, aunque algunas veces se llegue al límite de lo tolerable en cuanto a violencia. El hoyo es un muy buen debut como director para Gastelu-Urrutia, y una muestra de las grandes posibilidades del cine fantástico.

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