Autora de algunas de las canciones más identificadas con la peruanidad y cumbre indiscutible de la música criolla, la gran Chabuca Granda nació hace exactamente un siglo, el 3 de septiembre de 1920. Se hizo popular en los años cincuenta, con canciones como “La flor de la canela” y “José Antonio”, entre muchas otras, que fueron interpretadas por las principales voces del criollismo, entonces en pleno auge. Pronto su fama trascendió nuestras fronteras, y Chabuca realizó extensas giras por toda Latinoamérica y España. Sus canciones han sido interpretadas por las más famosas estrellas de la música popular, desde Mercedes Sosa hasta Julio Iglesias, y son plenamente identificadas con el Perú y su cultura. Por ello recibió póstumamente la Orden del Sol del Perú; y su obra, en conjunto, ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación.
María Isabel Granda (su verdadero nombre) nació en un asentamiento minero (que hoy forma parte de Las Bambas), en Abancay, pues su padre era ingeniero de minas. Pronto se radicaría en Lima, en el distrito de Barranco, donde vivió su infancia. Desde la adolescencia incursionó en el canto, en el coro de su colegio y en grupos amateurs (dúos y tríos). Pero dejó todo eso al casarse, en 1942, con Enrique Fuller; dejó el canto, pero no su afición por la música, y más bien se dedicó a componer canciones. Con una de ellas, “Lima de veras” (1948) ganó un importante concurso local, lo que la reafirmó en su vocación de compositora. Fue el inicio de una larga serie de canciones –“Puente de los Suspiros”, “Zeñó Manué”, “Fina estampa”, además de las ya mencionadas– dedicadas a personajes y lugares de una Lima tradicional y aristocrática que empezaba a irse, con la llegada de las primeras oleadas de migrantes provincianos.
Paradójicamente, fue después de una enfermedad, que casi la hizo perder la voz, que retomó su carrera de cantante, hacia inicios de los años sesenta. Comienzan entonces las giras y el reconocimiento internacional. Y además se produce un gran cambio en sus canciones, se abren a nuevos y más amplios temas; y también comienza a experimentar con nuevas formas musicales, seguramente debido al trabajo en conjunto con personalidades como el gran guitarrista Oscar Avilés. Canciones representativas de esta segunda etapa son “Bello durmiente”, “Cardo o ceniza”, “Paso de vencedores”, etc. Esa apertura a nuevas experiencias musicales la llevó, en los años setenta, a una tercera etapa de su obra, fuertemente marcada por la tradición musical afroperuana, con canciones como “Una larga noche”, “Landó” y “Coplas a Fray Martín”, entre otras.
Chabuca Granda compuso más de 400 canciones y llegó a ser considerada una de las más importantes cantautoras del mundo de habla hispana. En 1980, mientras hacía una presentación en Bogotá, sufrió un infarto. Y aunque nunca llegó a recuperarse plenamente, siguió trabajando (componiendo y cantando). Murió el 8 de marzo de 1983, en Estados Unidos, mientras se le realizaba una operación al corazón. En el Perú su multitudinario cortejo fúnebre hizo el recorrido (en sentido inverso) del personaje de “La flor de la canela”: partió de la Alameda, cruzó el puente y llegó a la Plaza de Armas, donde fue recibido por el presidente Fernando Belaunde y las más altas autoridades locales.
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