Cómo leer y por qué


El norteamericano Harold Bloom (Nueva York, 1930), fue uno de los críticos literarios más importantes y polémicos de finales del siglo pasado e inicios del actual. Actualmente retirado de la actividad, Bloom es autor de más de veinte libros, en su mayor parte estudios académicos, entre los que destacan Shakespeare: la invención de lo humano (1998), El canon occidental (1999) y Cómo leer y por qué (2000), libro que ahora nos ocupa y que reúne una serie de ensayos didácticos y sencillos sobre 40 de los autores más destacados de la literatura occidental, a partir de Shakespeare y Cervantes.

Cómo leer y por qué, que en un principio iba a titularse "Genio y género", está dividido en cinco capítulos dedicados a cada uno de los géneros literarios. Entre los "genios" del cuento, Bloom incluye a Turgueniev, Chejov, Maupassant, Hemingway, Borges, Calvino y otros. Los rasgos que caracterizan y diferencian el arte de cada autor son obtenidos del análisis de uno o más cuentos. Y al final de este y otros capítulos se hace un resumen sobre los aspectos generales del género estudiado.

El capítulo correspondiente a la poesía, género especialmente difícil de traducir, se centra en autores de lengua inglesa: Shakespeare, Milton, Dickinson, Crane, entre otros. Esta limitación es superada en lo que respecta a la novela, a la que se dedican dos capítulos: uno a los autores clásicos (Cervantes, Stendhal, Dickens, Dostoievski, Proust) y otro a la novela norteamericana a partir de Melville (Faulkner, Pynchon, Ellison, Morrison). El capítulo más breve es el correspondiente al drama, en el que solo se analizan obras de Shakespeare, Ibsen y Wilde.

Si bien la postura crítica de Bloom puede deducirse fácilmente a partir de estos ensayos, el propio autor la hace explícita en el interesante prólogo del libro: "como yo he llegado a entenderla, la crítica literaria debería ser experimental y pragmática más que teórica". Resumiendo un poco lo que se dice en ese prólogo, leemos para conocer mejor las emociones y las pasiones de otros (personajes y autores), lo que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. Además Bloom, en una serie de recomendaciones acerca de cómo leer, rechaza rotundamente todo tipo de historicismos, jergas académicas, modas intelectuales, compromisos políticos e intentos de usar la literatura para mejorar el mundo.

Al centrar su interés crítico casi exclusivamente en los aspectos psicológicos individuales de escritores y personajes, Bloom deja de lado una buena parte de la tradición literaria occidental, especialmente aquellas novelas que han intentado ser retratos colectivos de determinados momentos históricos. Así se explica la ausencia de autores como Balzac o Tolstoi, además de ciertas declaraciones polémicas de Bloom, como aquella en que afirmó que la narrativa de García Márquez lo aburría. Podemos suponer que su tedio fue producido específicamente por los elementos históricos y los mitos populares tan presentes en novelas como Cien años de soledad o El otoño del patriarca.

Tampoco parecen agradarle al crítico las obras basadas en la tradición y las posibilidades creativas de la propia literatura. Así, admite la calidad de los cuentos de Nabokov aunque rechaza la "petulancia" de sus abundantes alusiones literarias. Y es notorio el trabajo que le cuesta explicar el encanto y la belleza de los irreales personajes de La importancia de llamarse Ernesto, la comedia de Oscar Wilde.

Hay en cada crítico, afirma Bloom, un demonio que le susurra constantemente "amo esto, odio aquello" y en este libro él ha procurado escucharlo solo cuando susurra "amo". Como Borges, Bloom es un lector casi compulsivo y un riguroso hombre de letras. Por eso Cómo leer y por qué es una introducción a un universo literario sumamente personal y fascinante, además de una valiosa guía de autores y libros imprescindibles para quienes quieran aventurarse por el amplio mundo de la literatura.

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