Mundiales y destinos


Entre de los principales libros publicados en el Perú a propósito del Campeonato Mundial de Fútbol 2018 figura Mundiales y destinos (Campo Letrado, 2018), del escritor y abogado Jorge Cuba Luque (Lima, 1960). La propuesta de este libro es contar las más peculiares historias de futbolistas que alguna vez tuvieron una figuración decisiva en alguno de los mundiales (se consignan una o dos historias por cada mundial), y cómo eso determinó sus destinos. “Un mundial es el momento supremo para un futbolista: el mundo entero lo observa y él representa a la imagen de su país… Hablo de ellos para saber qué hay o qué pudo haber en el hombre que provocó la alegría de una nación o que la hundió en la tristeza”, explica Luque en el prólogo.

El libro está ordenado cronológicamente, y empieza con una historia realmente fascinante, la de Alexandre Villaplane, capitán del seleccionado francés que participó en el primer Mundial de Fútbol (Uruguay, 1930). “Mediocampista hábil y eficiente, algo recio, desde sus inicios llamó la atención y se hizo notar por su capacidad para definir jugadas, por su evidente voluntad de hacerse un nombre, de un lugar en el fútbol, de hacer dinero”, se dice de él en el texto. Lamentablemente esa ambición desmedida la mostraba también fuera del deporte, y cuando Francia fue invadida por los alemanes (durante la Segunda Guerra Mundial), Villaplane no tuvo ningún reparo en trabajar para la “Carlingue”, “la dudosa policía política organizada por la Gestapo”. Es decir, se dedicó a reprimir (y con mucha eficacia) a sus compatriotas que luchaban contra los invasores. Tras la liberación de Francia, Villaplane fue arrestado, juzgado, condenado a muerte y ejecutado.

En ese primer Mundial también estuvo presente la selección peruana, por lo que Luque le dedica el siguiente texto a Alejandro “Manguera” Villanueva. Además de comentar su participación en aquel certamen y en las recordadas Olimpiadas de Berlín 1936, aquí se pone énfasis en el carácter indisciplinado del futbolista: “Tanto como el fútbol le gustaban las fiestas, la jarana, la vida nocturna”. Y también la triste consecuencia de todo ello: “Víctima de tuberculosis, la muerte se lo llevó en 1944, a los 35 años de edad, pocos meses después de haberse retirado del fútbol”. Otros futbolistas peruanos a lo que se les dedica secciones especiales son Hugo Sotil (“Al cholo lo que es del César”), que participó en el Mundial México 1970, y Rodulfo Manzo (“El culpable inocente”), quien participó en el Mundial Argentina 1978. Pero echamos de menos en este libro las historias de Chumpitaz, Cubillas o Julio César Uribe, entre otros de nuestros mundialistas.

Por supuesto, no faltan las secciones dedicadas a las grandes estrellas de los mundiales: Pelé (“El que llora se desahoga”), Garrincha (“El lisiado de la Selecao”), Maradona (“La mano del Diablo”), Zidane (“No te metas con mi hermana”) y hasta Luis Suárez (Luis Suárez y Míster Hyde”). Las historias personales de cada uno de ellos son contadas a contraluz de sus hazañas deportivas, lo que nos permite ver lo trágico o glorioso de sus destinos. Todo ello nos lo entrega Luque de la mejor manera: con el respaldo de una minuciosa investigación (el libro cuenta con una amplia bibliografía) y una prosa muy superior a la de la mayoría de los libros dedicados al fútbol. Mundiales y destinos resulta por eso una lectura sumamente interesante, y que nos ayuda a darnos cuenta de todo lo que está en juego para aquellos futbolistas que participan en un Mundial.

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