Como todos los estudiantes san marquinos, conocí al escritor Carlos E. Zavaleta (1928 - 2011) dictando su mítico curso sobre narrativa anglo sajona. Por supuesto, los asistentes al curso sabíamos que Zavaleta había introducido en nuestro medio las modernas técnicas de Joyce y Faulkner, como lo han reconocido numerosas voces el propio Mario Vargas Llosa, incluso en su novela autobiográfica El pez en el agua.
Otros de los asistentes al mencionado curso lo hacían atraídos por la propia fama literaria de Zavaleta, sin lugar a dudas uno de los mejores cuentistas peruanos, y en este aspecto solo comparable con Julio R. Ribeyro, su amigo y compañero de generación (del 50’). Relatos como “Juana la campa te vengará”, “El Cristo Villenas” o “El cuervo blanco” suelen figurar en las antologías de lo mejor del cuento peruano del siglo XX.
Hay quienes descubren a Zavaleta a partir de sus libros más recientes (las novelas Campo de espinas o Huérfano de mujer, por ejemplo), que de alguna manera remiten a los últimos libros de Gabriel García Márquez (escritor nacido también en 1928). A estos lectores los recomendaría volver a las novelas iniciales de Zavaleta –El cínico (1948), Los Ingar (1955)–, obras que en su momento marcaron el rumbo de la narrativa peruana”, o la que muchos conbsideran su obra maestra: Pálido pero sereno (1997).
La siguiente es una de las últimas entrevistas que Zavaleta dio para la televisión.
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