Los diez mejores poemarios
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Poesía
En el suplemento Semana del diario La Primera me pidieron una lista de los diez mejores poemarios de la literatura peruana del siglo XX (uno por autor). Traté de hacerla siguiendo más el consenso de la crítica que mis gustos personales. Los poemarios están ordenados de acuerdo a la fecha de nacimiento del autor.
Simbólicas. José María Eguren (Lima, 1911)
La crítica considera a José María Eguren (Lima, 1874-1922) el fundador de la modernidad en la poesía peruana. Antes de él, todo era retórica declamatoria (neoclásica, romántica o modernista) y la poesía se limitaba a ensalzar sucesos históricos, personajes o paisajes. Pero Eguren era un hombre extraño y solitario que vivía inmerso en su propio mundo interior; un universo en el que coexistían lo gótico y lo infantil, lo lúdico y lo trágico. En Simbólicas, su primer libro, Eguren nos presenta ese peculiar universo en hermosos y enigmáticos poemas dedicados a personajes como "Los reyes rojos", "El duque" o "La tarda". Con ellos llega a nuestra literatura la subjetividad, lo simbólico y la poesía pura.
Trilce. César Vallejo (Lima, 1922)
Hacia 1920 César Vallejo (1892-1938) ya había publicado su primer poemario, que lo convirtió, en opinión de J. C. Mariátegui, en la mayor promesa de nuestras letras. Entonces una serie de confusos incidentes ocasionó que fuera encarcelado por tres meses. En prisión, en la mayor soledad, escribió Trilce, su obra más personal y arriesgada, un conjunto de 77 poemas en los que los más audaces recursos de la vanguardia sirven para expresar la honda humanidad y profundidad de pensamiento del autor. Trilce es una de las obras cumbres de la literatura del siglo XX, a nivel mundial, y aunque sus poemas no tienen título (sólo numeración), muchos de ellos son fácilmente identificables por sus versos iniciales.
5 metros de poemas. Carlos Oquendo de Amat (Lima, 1927).
La vida y la obra de Carlos Oquendo de Amat (1905-1936) fueron sumamente breves. Casi todos sus poemas están reunidos en su único libro, 5 metros de poemas, un “libro objeto”, vanguardista y sumamente creativo. Todo en estos poemas está relacionado con la experiencia de la vida urbana más moderna y especialmente con el cine: el “metraje” del título, el empleo del espacio y hasta los títulos de los poemas ("Réclame", "Film de los paisajes"). Pero no se trata de un canto a la modernidad; al contrario, el poeta intenta alcanzar a través de estas efímeras y audaces imágenes la inocencia y ternura propias del mundo de la infancia. De ahí que el poema más conocido del libro sea precisamente "Madre".
Travesía de extramares. Martín Adán (Lima, 1950)
Rafael de la Fuente Benavides (1908-1985), más conocido por su seudónimo literario de Martín Adán, es uno de los escritores peruanos más eruditos y difíciles. Como Borges, se inicio dentro del vanguardismo (con la novela La casa de cartón) pero después escribió en los versos y estrofas más tradicionales de la poesía en español. Travesía de extramares es un conjunto de 50 rigurosos sonetos endecasílabos, dedicados cada uno a una obra de Chopin y que desarrollan diversos motivos literarios y filosóficos, presentados en los numerosos epígrafes y citas en alemán, francés inglés, etc. Poemas herméticos y de un deslumbrante virtuosismo formal, requieren de lectores especializados.
Las ínsulas extrañas. Emilio Adolfo Westphalen (Lima, 1933).
En la línea de la poesía pura y subjetiva de Eguren, el primer libro de Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) sorprende por la conjunción de recursos propios del surrealismo y de la poesía española clásica (el título proviene de un verso de San Juan de la Cruz), además de una poco común imaginación y libertad en el uso del lenguaje. Son sólo nueve poemas, sin títulos ni signos de puntuación, de entre dos y cuatro páginas de extensión, en los que a través de elementos esenciales y con una fuerte carga simbólica (árbol, río, mar, sol) se crea un mundo mítico, en el que se unen lo natural y lo onírico: “La mañana alza el río la cabellera / Después la niebla la noche… ”
Reinos. Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1945)
La trayectoria poética de Jorge Eduardo Eielson (1921-2006) es verdaderamente ejemplar: una evolución coherente y de calidad sostenida que va desde el manierismo de sus poemas iniciales hasta el minimalismo de los últimos. Entre sus libros destaca Reinos, su primer poemario que le hizo merecedor del prestigioso Premio Nacional de Poesía. Es el punto más alto de la “poesía pura” escrita en el Perú, tanto por sus imágenes deslumbrantes (de estirpe simbolista y surrealista) como por el precoz virtuosismo en el manejo de la retórica poética. Reeditado numerosas veces Reinos contiene textos infaltables en cualquier antología de la poesía peruana, como "Parque para un hombre dormido" o "Piano de otro mundo".
Canto villano. Blanca Varela (Lima, 1978)
Blanca Varela (Lima, 1926) es considerada la más importante voz femenina de la poesía peruana del siglo XX. Su primer poemario, Ese puerto existe, contó con un elogioso y entusiasta prólogo de Octavio Paz; pero es Canto villano el libro “con el que alcanza su más potente madurez”, en palabras del poeta Javier Sologuren. Como en el caso de Eielson, al surrealismo de sus primeros poemas le siguió un largo proceso de depuración y ascetismo formal, que en este poemario se suma a una visión muy dura y crítica de la vida cotidiana, en la que priman la angustia y el escepticismo. El poema emblemático del libro es "Currículum Vitae", que en once versos breves presenta una imagen sombría del destino humano.
Contranatura. Rodolfo Hinostroza (Barcelona, 1971)
La poesía de Rodolfo Hinostroza (Lima, 1941) es la versión erudita y hermética de la poética de la generación del 60. Tras un largo periodo de formación, que incluye el libro Consejero de lobo, Hinostroza logra en Contranatura (Premio Maldoror 1971) un excelente poemario, que integra –de una manera que hoy calificaríamos de posmoderna– las citas y referentes literarios, los pasajes de intenso lirismo, y los más diverso símbolos, desde matemáticos hasta zodiacales. Sin perder calidad literaria, los poemas de este libro se van haciendo cada vez más complejos y difíciles de leer. De ahí que los más conocidos y antologados sean los primeros: "Gambito de Rey" e "Imitación de Propercio".
Canto ceremonial contra un oso hormiguero. Antonio Cisneros. (La Habana, 1968)
Antonio Cisneros (lima, 1942) es el autor emblemático de la renovación que significó la generación poética del 60: influencias anglosajonas, lenguaje coloquial y un discurso que integra lo narrativo y lo lírico, lo individual y lo social, lo histórico y lo actual. Todas esas características encuentran su mejor expresión en Canto ceremonial contra un oso hormiguero, un libro orgánico y muy bien estructurado que obtuvo el Premio Casa de las Américas 1968. La rebeldía, el optimismo y espíritu crítico de los años sesenta expresados en poemas tan conocidos como "Karl Marx. Died 1883 Aged 65", "Crónica de Lima", "El cementerio de Vilcashuamán" y el épico "Crónica de Chapi, 1965".
Cosas del cuerpo. José Watanabe (Lima, 1999)
Surgido de la generación poética del 70, José Watanabe (1945-2007) desarrolló lo más importante de su obra a partir de la segunda mitad de la década del 80. Cosas del cuerpo es el punto más alto de esta poesía, pues conjuga la madurez literaria y personal, además de unir elementos occidentales y orientales (el imaginismo anglosajón, el haiku japonés) en una poética centrada en el cuerpo y su materialidad elemental. Las imágenes, rigurosamente trabajadas, dan prioridad a seres casi elementales ("El lenguado", "Las malaguas"), a cuevas y desiertos y hasta deterioradas estatuas de yeso. Watanabe continuó las propuestas de este libro en Banderas detrás de la niebla y La piedra alada.
(Artículo publicado previamente en La Primera).
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2 comentarios:
¿Cuándo publicas un texto con los mejores textos de narrativa de la literatura peruana? ¿Y cuando un texto con los libros de poesia y narrativa que usted considera valiosos pese a no contar con el respaldo de la mayoría de críticos?
Hugo
Oquendo de Amat vuelve de la tumba en Historias asombrosas
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