Una cura para el cura



Profesor universitario y escritor de vocación, Fernando González Nohra (Lima, 1976) tiene varios libros de narrativa publicados y reeditados, tanto en el Perú como en España; sin embargo, se mantiene bastante al margen de la “movida” literaria limeña. Su más reciente entrega es el libro de cuentos Una cura para el cura y otras formas de morir (Ruido de fondo, 2014), un conjunto de diez relatos que pasan revistas a las pequeñas muertes —desilusiones, concesiones, derrotas, humillaciones– que toda persona tiene que enfrentar a lo largo de su vida.

Por supuesto, estos episodios se inician en la infancia, como en el cuento “La pata de la suerte” en el que una niña engreída y caprichosa, que tiene de mascota a un conejo, es llevada a un restaurante campestre, donde su padre, con bastante crueldad, le muestra un criadero y camal de conejos. Igual de rudos e irreverentes, pero además cargados de ironía y humor negro, son los relatos en los que el autor vuelve a los años que pasó en un colegio religioso, como el que da título al libro, “Destellos de oscuridad” y “El onanista ilustrado”, que recuerda las penurias del sacerdote encargado del curso Educación Sexual.

En conjunto, estos cuentos pueden ser calificados como “realismo sucio”, en la línea de Bukowski, Miller y Fante. Lo interesante en González Nohra es que aborda los temas y motivos de esta vertiente narrativa de una manera simple y directa, y con una prosa correcta y bien trabajada. Un peculiar combinación que acaso tiene su mejor expresión en el libro Por favor no empujen (2008), pero que en Una cura para el cura… alcanza una mayor crudeza e intensidad, especialmente en los cuentos “La bruma” y “Redención”.

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