La felicidad es un arma caliente


Víctor Ruiz Velazco (Lima, 1982) es uno de los poetas más productivos de su generación, la llamada “post 2000”. Ha publicado cinco poemarios, desde Aprendiendo a hablar con las sombras (2005) hasta Fantasmas esenciales, Premio de Poesía José Watanabe 2011. Ruiz Velazco ha incursionado recientemente en la narrativa con el libro La felicidad es un arma caliente (Animal de invierno, 2013), un conjunto de cuentos protagonizados por niños y jóvenes solitarios y con problemas para comunicarse incluso con sus familiares más cercanos.

El más logrado de estos nueve relatos es “Una lección de manejo”, en el que Antonio es un niño que solo ve ocasionalmente a su padre, quien lo lleva a pasear en automóvil mientras le da algunas lecciones de vida. Antonio sigue fielmente los consejos paternos, pero siempre con resultados desastrosos. En “No todos los pájaros vuelan hacia el sur” le sucede algo similar al protagonista Papu; pero con respecto a Ali, su sacrificada madre sustituta. El problema en ambos casos es la incapacidad de los niños para entender el complejo mundo de los adultos, algo que el autor logra plasmar literariamente en sus narraciones.

La incomunicación dentro de la pareja es el otro tema recurrente en estos cuentos (“La edad perfecta”, “Tres amigos”, “Mujer con perro”). El autor lo maneja también con eficiencia, apelando a una prosa sencilla y dejando en lo “no dicho” una parte de los sucesos decisivos de cada historia; esta estrategia es llevada al extremo en relatos como “Una rosa” y “Solo un paseo”. En suma, y a pesar de ciertos deslices, La felicidad es un arma caliente resulta un buen libro de cuentos y un promisorio debut narrativo para Ruiz Velazco.


Otros comentarios sobre La felicidad es un arma caliente: Cecilia PodestáAntonio Moretti, René Llatas,

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