Profesor universitario y presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Marco Martos (Piura, 1942) es más que nada un buen poeta y un atento e informado lector de poesía. Muchos de sus esclarecedores ensayos sobre este género literario (prólogos y textos para revistas especializadas) acaban de ser reunidos en el libro En las fronteras de la poesía. Ensayos literarios (Lápix, 2012), una revisión del proceso de la poesía peruana del siglo XX, encarnado en autores como Eguren, Westphalen, Martín Adán, Belli, Eielson, Cisneros y Watanabe.
Escritos desde las propias intuiciones poéticas y la formación humanista, estos ensayos están mucho más cerca de las inquisiciones borgeanas que de las esquemáticas interpretaciones académicas. Puede tratarse de simples puestas al día de las valoraciones de la crítica (como en el caso de Eguren) o de lecturas novedosas y originales (de Romualdo, Rose o Watanabe), Martos siempre las presenta con “sobriedad, concisión y el vocablo justo”, precisamente los elementos que según él “han dado una pátina de duración a la mejor poesía de cualquier sociedad”.
Como suele suceder en estos casos, los ensayos terminan conformando una especie de árbol genealógico literario del autor: desde los fundadores de la poesía moderna peruana hasta los compañeros de generación. Pero las mejores páginas de En las fronteras de la poesía son las dedicadas a los autores de la generación anterior, la del cincuenta, muchos de ellos maestros de aulas y de vida. De Washington Delgado dice: “excelente poeta, maestro ejemplar, fino prosista, humanista a carta cabal”. Con toda seguridad, muchos escritores jóvenes dirían lo mismo de Marco Martos.
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