El economista Alfredo Dammert hace en Primeros pecados (Planeta, 2011), el retrato de la decadente burguesía limeña de hace cincuenta años. Para ello narra el proceso de formación y maduración de Alfonso Krueger, un adolescente miembro de una de las familias más poderosas de nuestro país. Las mansiones familiares y los más exclusivos clubes son los escenarios en los que Alfonso va descubriendo, poco a poco, que la comodidad, el lujo y la seguridad del mundo de su infancia no eran más que apariencia.
Además de las aventuras de Alfredo y sus primos, y los grandes negocios y las intrigas políticas de sus tíos (especialmente de Mariano, quien llega a ser ministro de Relaciones Exteriores del “arquitecto”), la novela cuenta detalladamente los dos primeros amores del protagonista: la coqueta y sensual Margot, la frágil y delicada prima Camelia. Pero la psicología de los jóvenes (y adultos) está aquí demasiado endeuda con ciertos estereotipos, lo que resta valor al aspecto de “educación sentimental” del relato.
Alfredo Dammert sólo había publicado previamente el libro de cuentos Batallas perdidas (2008); ésta es su primera novela y casi un testimonio generacional. No son muchas los “novelas de formación” enfocadas en este ámbito específico, pero sí hay un referente literario, prestigioso y bastante cercano: Un mundo para Julius, también sobre un joven limeño de clase alta y de la misma generación. Y aunque en algunas páginas se haga sentir la falta del humor y vitalidad de la novela de Bryce, en líneas generales Primeros pecados resulta un relato ameno y un buen debut novelístico.
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