Con una larga trayectoria en el periodismo cultural, Luis Freire (Lima, 1945) recién en los últimos años ha comenzado a hacer públicas una serie de novelas, con las que ha ganado diversos certámenes literarios: desde El cronista que volvió del fuego (1992) hasta El perro sulfúrico (2009). La editorial Peisa acaba de reeditar una de esas obras, El Führer de niebla (2010), con la que Freire obtuvo el Premio Nacional de Novela Federico Villarreal.
Dos historias paralelas se cuentan en este libro: la de varios empleados de Hitler (entre ellos un cocinero y un astrólogo) y su huida hasta América a la caída del régimen nazi; la otra es la de un grupo de adolescentes (hijos de esos emigrados) en el Chaclacayo de los años 70. Las peripecias de los jóvenes (su descubrimiento del amor y el sexo) se dan en medio de extrañas sesiones espiritistas en que el fantasma del propio Hitler denuncia la pérdida de la virginidad de una joven aria, por culpa de un peruano cualquiera (el protagonista narrador).
El mayor logro de Freire es el fresco humor con que están narradas ambas historias, señalando con mucha ironía las tonterías de estas dos generaciones de admiradores de Hitler. Pero es precisamente el excesivo afán por lo divertido lo que pierde a El Führer de niebla, llevando al autor a dejar inconclusa tanto la historia de amor adolescente como la anunciada evolución del protagonista, hasta convertirse en escritor.
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Otros textos sobre El Führer de niebla: José Donayre, Camilo Fernández, Julio Ortega.
Entrevistas: Pedro Escribano.
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