Magaly Medina. El precio de ser Magaly Medina (Planeta, 2009)
Con el tiraje completo de su primera edición (14,000 ejemplares) agotado en menos de una semana, El precio de ser Magaly Medina. Mi verdad en la cárcel (Planeta, 2009) ya es uno de los mayores bestsellers peruanos del presente año. El libro es una crónica del episodio más difícil de la vida de la popular periodista de espectáculos: los más de dos meses que pasó en prisión, después de ser condenada en un juicio por difamación. El éxito de ventas se debe al interés con que los fans de Medina y de su programa de televisión (“cientos de miles” se afirma en el libro) siguieron ese proceso.
Esos ávidos lectores deseaban conocer los pormenores de la vida de Medina en la prisión, la forma en que fue recibida y tratada ahí, las situaciones que tuvo que enfrentar, o las historias personales de sus compañeras de prisión. Algo hay de eso en el libro, pero muy poco. Medina, según cuenta, desde el principio fue confinada a ambientes especiales, dentro de la prisión, y por ello no convivió mucho las otras internas, ni vio toda la sordidez, violencia y miseria que imperan en las prisiones peruanas (que llevaron a César Vallejo a afirmar: “El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”).
Por otra parte, Medina tampoco se anima a mostrarnos sus emociones o sentimientos. Puesta a elegir entre su lado más humano y su imagen pública de mujer triunfadora e implacable, opta por la segunda. Lo hace concientemente y con mucha vehemencia, casi como si se tratara de una verdadera guerra personal. “No pude más, ahí perdí. Me salió la humana…” dice cuando recuerda sus lágrimas al enterarse de que efectivamente iría a la cárcel. Y los temas sobre los que suele preocuparse durante su estadía en prisión son su peso, lo encrespado de su cabello, el rating de los programas de televisión y lo que los diarios publicaban diariamente sobre ella.
Pero esos son reparos menores, pues el mayor problema del libro es que está pésimamente escrito. Más aún, resulta evidente que el libro no ha sido “redactado” sino que es el resultado de la trascripción de algún testimonio verbal de Magaly Medina. Si comparamos las cartas que ella escribió en la prisión (que difundió a través de su revista Magaly Tevé y que han sido incluidas en este libro), con el resto del texto, se nota claramente la diferencia. Aunque ella misma confiesa que no le gusta escribir, pues le cuesta mucho trabajo:
«Me gustaba más salir a conversar con las chicas y bromear un rato que escribir. Yo siempre soy así, me pasaba desde que era redactora. Siempre terminaba de escribir al último momento y bajo presión… A veces yo escribía y decía: “Cállense, cállense, que tengo que corregir”».
La solución de los editores a esa falta de interés por la escritura, no resulta muy acertada. Al parecer, le han hecho una o varias entrevistasa Medina, en las que ella habría contado sus experiencias. Y en lugar de contratar a un escritor para que “redacte” un libro basándose en ese material, da la impresión de que simplemente han transcrito literalmente las entrevistas. A esa conclusión nos llevan párrafos como los siguientes:
«Desde las primera frase que comenzó a leer la secretaria del juzgado, no sé porque pero me las olí muy mal. Lo típico que dicen. Yo veía que todo era a favor de él. Estaba aún con la confianza de saber que el doctor Nakazaki me había asegurado que nada malo iba a ocurrir. Cuando estoy frente a la persona que me demanda no me tiemblan las piernas, ni me da por querer orinar. No me orino de miedo. Porque así soy, muy peleona». (p.8)
«Yo siempre he llevado una alimentación muy balanceada. Y como no me gusta comer grasa, porque la rechazo, no comía o le sacaba todo el pellejo al pollo y trataba de comer solo lo de adentro. Y entonces al final era casi nada. Por eso he dejado de comer comida chatarra, porque me provocaba asco ver cosas muy grasosas. Entonces, como la comida era fea y me traían mucha fruta de afuera, trataba de comer fruta y yogurt. Pero yo me veía gorda, yo me veía rolluda, yo me veía mal. Y todo el mundo me veía flaquísima». (p. 124)
Como ha dicho la propia Medina, este libro no tiene aspiraciones literarias. Es, más bien, “una sincera muestra de agradecimiento” a sus seguidores que la apoyaron en esos difíciles momentos, y un “acto de catarsis con el que Magaly Medina cierra este duro capítulo de su vida (cito la propia presentación del libro). De todas maneras, queda la sensación de que El precio de ser Magaly Medina, ha sido hecho de una manera demasiado informal y sin tener en cuenta la calidad del propio texto.
La editorial Planeta ha puesto a disposición de todos los lectores el primer capítulo del libro. Copiamos aquí ese capítulo.
2 comentarios:
Señor Agreda
No le pida peras al olmo a Magaly Medina.La periodista ha escrito un testimonio y, para nada, lo que se puede denominar como literatura.Por tanto, no hagamos escarnio de Medina como al parecer una columnista de su diario hace. Sea criticando Magaly Tv o editando cada cierto tiempo en la sección de espectáculos informaciones que siempre muestran a Medina como culpable y antipática.Paz entre colegas
se ve muy claramente las contradicciones yuxtapuestas que de este hecho,tenemos por un lado
a una periodista que es "injustamente" encarselada en un caso estornino y por el otro, un agraviado que utiliza las evidencias para un exiguo ataque de desprestigio profesional
que talves ponga a la luz un enmarañado y oscurano proseder que se vea incluso en los cimientos politicos
perdonen si encueantran una falta
ortografica sufro de dislexia
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