Noche sin fortuna
Andrés Caicedo. Noche sin fortuna (Norma, 2009)
Todo un mito de la cultura colombiana de los 70’s, el escritor y cineasta Andrés Caicedo (Cali 1951) afirmó alguna vez que vivir más allá de los 25 años era una vergüenza y, consecuente con esas palabras, en marzo de 1977 puso fin a su vida con 60 pastillas de seconal. Antes había desarrollado una obra sorprendentemente abundante y precoz: a los quince años ganó un premio por el drama La piel del otro héroe, y a los 18 su relato Los dientes de caperucita obtuvo el segundo premio en un concurso latinoamericano de cuento. Participó activamente en grupos de teatro, fundó cine clubes y escribió guiones, pero su gran pasión fue la literatura, la narrativa. Como parte de la Biblioteca Andrés Caicedo, la editorial Norma acaba de publicar, con prólogo de Alberto Fuguet, una nueva edición de Noche sin fortuna (2009) la novela en la que el escritor trabajó hasta poco antes de su muerte y que de alguna manera resume toda su obra.
La narrativa de Caicedo nos remite siempre a la ciudad de Cali, a sus calles y plazas, y a un universo de adolescentes, con sus fiestas, pandillas violentas y amores inocentes o perversos. Noche sin fortuna narra las aventuras de Patiño Solano la noche que asiste a su primera fiesta, los quince años de su amiga Angelita. Solano, su nombre lo anuncia, es un joven solitario y marginal, enfermizamente tímido, que busca el apoyo de un compañero de escuela, Danielito Bang. Poco a poco las situaciones van pasando de lo cotidiano a lo grotesco y por último a lo macabro, a un horror en gran medida tributario del de Poe y Lovecraft. La noche de fiesta acaba con una serie de sangrientos asesinatos y actos de canibalismo.
Novela sobre jóvenes y escrita en el lenguaje que hablan esos jóvenes, no podemos dejar de compararla con la serie de libros similares, pero ambientados en Lima, que se publicaron en los 90’s. desde No se lo digas a nadie hasta Nuestros años salvajes. Y aunque hay algunas coincidencias, frente al realismo radical de los limeños, Caicedo muestra un más sólido trabajo de ficcionalización. Los lugares pueden ser reales, pero tienen algún detalle que los “desrealiza”, como ese punto absolutamente oscuro en medio de la luminosa Plaza Sears. De igual manera están construidos los personajes, y el lector puede tomar como naturales la inseguridad y manías de Solano, pero la relación con la madre o su proclividad por lo excrementicio, no pueden dejar de parecer extrañas.
Tanto los lugares, los personajes y como las situaciones de esta novela están más relacionados con la fantasía del autor, con sus temores y obsesiones más íntimos. Casi podríamos decir que forman parte de una saga mitológica personal que Caicedo ha ido dando a conocer a lo largo de toda su obra. En este mismo libro se incluyen, como anexos, dos textos en los que el autor profundiza en Danielito y Antígona, la pareja que al final de la novela protagoniza un sangriento acto sexual. Pero ambos figuraban, junto con Angelita y Solano, en el libro de cuentos Angelitos empantanados, escrito en 1971 y publicado en 1977. Y la mencionada escena final está ya descrita en "Los dientes de caperucita" (1969). El vínculo intertextual es tan fuerte que algunos detalles de la novela (la mancha en el vestido de Angelita, p. e.) sólo son explicados a partir de la lectura de los relatos.
La crítica ya ha interpretado qué hay detrás de estos personajes misteriosamente arquetípicos. Se ha afirmado que la Antígona de esta novela es “una especie de metáfora de la mujer destructora y a la vez portadora de placeres”, la “vagina dentada” de que hablan los psicoanalistas. Y el crítico y poeta Juan Gustavo Cobo Borda, sin dejar de reconocer algunos problemas formales en la narrativa de Caicedo, encuentra que su fuerza “no reside en el desvarío de la alucinación sino en el peso reprimido de su contención: la demencia como fruto del rigor.” Demonios personales y rigor literario, características esenciales para la formación de un verdadero escritor, algo que sin lugar a dudas fue Caicedo.
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1 comentario:
Cordial saludo: Excelente la reseña que nos hace del libro de Caicedo. Lo acabo de terminar y me siento identificado con muchas de las cosas que aparecen en su texto, de uno a diez le pongo ocho a esta alucinante obra
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