Confesiones de Tamara Fiol

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Miguel Gutiérrez. Confesiones de Tamara Fiol (alfaguara, 2009)

La reciente novela de Miguel Gutiérrez (Piura, 1940), Confesiones de Tamara Fiol, reconstruye la vida del personaje del título, una luchadora social limeña, a partir de las conversaciones que ella sostiene con un periodista extranjero, el corresponsal de guerra Morgan Scott Batres, enviado a nuestro país a cubrir la violencia política a inicios de los años 90. Pero las historias que Tamara cuenta abarcan tanto su entorno político (marxistas de todos los matices) como el de las generaciones previas, comenzando por la de su abuelo, un anarquista amigo de Manuel González Prada.

Así, este extenso relato (440 páginas) se convierte en una reflexión sobre el activismo y la violencia política en el Perú del siglo XX, desde las luchas por los derechos laborales y los levantamientos apristas, hasta la crueldad de las dirigentas senderistas, sobre las que Morgan escribe una crónica para Newsweek. Lo curioso es que ese retrato político se basa más en las intimidades de los personajes, las “confesiones” de sus secretos más personales, que en su experiencia partidaria. De ahí que el relato principal, sobre las relaciones de Tamara y el abogado Raúl Arancibia (aprista, comunista y fujimorista) resulte un melodrama tortuoso, lleno de vejaciones, traiciones y excesos de todo tipo.

Gutiérrez combina en su relato los personajes reales (González Prada, Mariátegui, Manuel y Delfín Lévano, etc.) con los ficticios (el fantasmal Angelo Satui, la “boba” Guillermina), y los sucesos históricos con las increíbles peripecias que, con su gran capacidad para la fabulación, inventa para los protagonistas. Pero mientras los elementos históricos apuntan hacia el desarrollo y evolución de la violencia como instrumento (tema de La violencia en el tiempo), los ficticios parecen desviarse hacia ese universo decadente y artificial, como de novela gótica o de ópera decimonónica, al que a veces tiende la fantasía del autor, como en El mundo sin Xóchitl.

A esa ambigüedad e indefinición hay que sumar que ciertos relatos quedan truncos o no llegan a articularse dentro del conjunto (los amores de Morgan, por ejemplo) y también que la prosa resulta demasiado áspera y poco trabajada. Eso no le resta méritos a la valiosa reconstrucción de diversos momentos históricos, a las reflexiones políticas o al original empleo de la crónica como eje narrativo. No obstante esas virtudes, Confesiones de Tamara Fiol nos parece menos lograda que las otras novelas de Miguel Gutiérrez que hemos mencionado.
(Artículo publicado previamente en La República)



Otros artículos sobre Confesiones de Tamara Fiol: Giovanni Anticona, Cero en Literatura, Ricardo Gonzalez Vigil, Omar Guerrero, El Hablador, Alexis Iparraguirre, Edgardo Pallarderi, Abelardo Sánchez León.
Entrevistas: Andina, Federico de Cárdenas, Pedro Escribano, Gonzalo Galarza, Carlos Sotomayor.
El siguiente fragmento se ha obtenido de La República.
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5 comentarios:

david rojas dijo...

¿Cómo se puede ser "aprista, comunista y fujimorista"?

Javier Ágreda dijo...

No simultáneamente, por supuesto, sino a lo largo de su azarosa trayectoria política. Y debe haber mucho políticos "reales" con historias similares.

Anónimo dijo...

Sin duda, se puede ser aprista y fujimorista al mismo tiempo.

Anónimo dijo...

EN EL NOMBRE DEL PADRE, CREO QUE LO QUE HACE AGREDA ES UN PARRICIDIO... YA LO NECESITABAS

Pollo dijo...

Ya me la soplé, éstá xvere y eso que no soy fan de Gutiérrez, más florito aquí