Las visitaciones

Entre el olvido y la nostalgia


El escritor Pedro Llosa Vélez (Lima, 1975) es uno de los pocos autores que figuran en todas las recientes antologías de narradores peruanos surgidos en lo que va del presente siglo. Algo extraño, tratándose de alguien plenamente identificado con el cuento, un género literario muchas veces menospreciado. Sus dos primeros libros fueron el conjunto de cuentos Viento en proa, ganador del concurso organizado por la revista literaria Dedo Crítico en 2002, y el consagratorio Protocolo Rorschach (cuentos), finalista en el Premio Nacional PUCP 2004 de Narrativa. A ellos se ha sumado recientemente Las visitaciones (2015), un conjunto de cinco cuentos que fue elegido ganador del VII Concurso Nacional de Cuento José Watanabe.

Dos son los relatos más extensos de este libro. El primero de ellos es “El olvido que seremos”, un interesante homenaje a la novela homónima del colombiano Héctor Abad Faciolince. Como en aquel libro, la narración está también aquí centrada en el recuento nostálgico de la relación entre el autor y su padre; aunque en la ficción de Llosa este tema se combina con el de la “paternidad literaria”, la admiración que Llosa siente por el colombiano, y la que este a su vez sentiría por Mario Vargas Llosa. Finalmente la conclusión es que por más importante que hayan sido ciertas personas en nuestras vidas (padres o maestros), todas terminan en el “gigantesco cesto del olvido. Del olvido que seremos. Del olvido que ya somos”.

El otro cuento extenso, “Última llamada”, tiene como epígrafe un verso del poema “Everness” de Borges que contradice la cita anterior: “Solo una cosa no hay. Es el olvido”. Así se anuncia que este cuento será la contraparte, la antítesis, del relato anterior. Se trata de la historia de una mujer que tiene un romance breve pero sumamente intenso en su juventud; a pocos días de casarse, todo se termina cuando ella se entera de que su novio tiene una familia “secreta”: una mujer y dos hijos. Treinta años después, la protagonista recibe la noticia de que ese antiguo novio está agonizando en Europa, por lo que ella recorre medio mundo (el relato está centrado en ese largo viaje) para acompañarlo en sus últimas horas.

Así, las “visitaciones” (visitas) a que hace referencia el título son esos encuentros (breves o extensos) que a lo largo de nuestras vidas tenemos con otros seres humanos, y cuyos efectos y consecuencias determinan nuestros destinos personales. En el cuento “La piel de Jamal” se trata de un afroamericano que llega accidentalmente a la casa de una adolescente limeña; y en “Exiliados” y “París en invierno” de peruanos viviendo sus aventuras europeas. Pero estos son cuentos muchos menos logrados que los dos primeros, que por su extensión se abren a temas y contenidos que los enriquecen: lo metaliterario y metaficcional en “El olvido que seremos”, y la imposibilidad de tener certezas acerca de ciertos sucesos del pasado en “Última llamada”. En líneas generales, Los cuentos de Las visitaciones tienen una mayor unidad formal y temática que los de Protocolo Rorschach, y confirman la constante superación de la narrativa de Pedro Llosa.

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