El libro de las sombras



El poeta Darwin Bedoya (Moquegua, 1974) ganó la más reciente edición del Premio Cope Internacional con El libro de las sombras (Copé, 2012), un poemario extenso y ambicioso que recrea la historia de una familia en el sur del Perú a mediados del siglo XX. Pero el relato se hace desde la muerte –a la manera del Pedro Páramo de Juan Rulfo–, apelando a los elementos propios las cosmogonías y a través de un verdadero derroche de recursos poéticos de todo tipo.

Ya en sus anteriores poemarios –siete libros, desde Jardines del silencio (1998) hasta Cuaderno de ceniza (2011)– Bedoya se había mostrado como un poeta imaginativo con un universo simbólico propio (lluvia, cenizas, huesos); además de tener ya ciertos temas personales, entre ellos la muerte, los mitos locales y la reflexión sobre la propia escritura. Todo ello se conjuga en estos poemas escritos en prosa (nueve capítulos, que ocupan 180 páginas) y en los que nos encontramos con una serie de personajes como el abuelo fundador, el padre “ojos de caballo” y el propio “narrador”, todos ellos tan irreales como los sucesos sobre los que monologan extensamente.

Precisamente el mayor peligro de esta poesía es su tendencia a lo excesivo, tanto en la cantidad de palabras como en lo recargado y artificioso de algunas sus imágenes. Y este nuevo libro no está libre de esos problemas, que hacen que en muchas páginas la lectura se haga difícil, por lo tediosa y reiterativa, y que la “narración” se diluya. No obstante, El libro de las sombras es un buen poemario, original y sin lugar a dudas valioso, un notorio progreso dentro de la ya larga trayectoria literaria de Darwin Bedoya.


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