Que la tierra te sea leve

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Ricardo Sumalavia. Que la tierra te sea leve (Bruguera, 2008)

En un par de relatos de Ficciones, Jorge Luis Borges plantea la posibilidad de una narración que se ramifique indefinidamente, a la manera de "un juego con espejos que se desplazan". El escritor Ricardo Sumalavia (Lima, 1968) parece haber desarrollado esta propuesta en su reciente novela Que la tierra te sea leve (Bruguera, 2008), en la que todos los sucesos y personajes se presentan como contrapartida de otros que, a la manera de una imagen especular, los confrontan y complementan.

Hay, básicamente, dos historias en la novela, y en ambas alguien está en la búsqueda de su "doble", su hermano real o imaginario. En la primera se trata de César, quien después de muchos años en el extranjero retorna a Lima buscando a su hermano Sebastián, un enano que frecuenta las peores cantinas. La segunda es la del innominado escritor (identificable con el propio autor), quien en Lima, Burdeos y Corea encuentra hermanos literarios, escritores con los que tiene muchas e importantes cosas en común. De todos ellos, el más afín es el escritor puneño Carlos Calderón Fajardo, descrito con amplitud de detalles, aunque su nombre no aparezca en el libro.

Así, mientras una historia nos lleva al aséptico mundo de universidades y encuentros internacionales de escritores, la otra se desarrolla en paralelo, pero en el contexto de violencia y sordidez de bares y prostíbulos. Lástima, no se llega a establecer ningún vínculo entre las tramas de estas historias (casi ausentes en ambos casos) ni en los temas, pues el de los "dobles" (hermanos o "paredros", como diría Julio Cortázar) más que un tema es el motor de esta narración que avanza en base a bifurcaciones y desdoblamientos. Sebastián encuentra en Martín a un hermano sustituto, y ambos se emparejan con dos prostitutas que podrían ser hermanas; Calderón Fajardo también encuentra un "hermano mayor" literario, el austriaco Thomas Bernhard.

Autor de tres libros de cuentos –Habitaciones (1993) tiene ya tres ediciones– Sumalavia mantiene en esta su primera novela las virtudes de aquellos libros: equilibrio entre el realismo y lo fantástico, reflexión sobre la importancia del pasado y los vínculos afectivos, y especialmente una prosa sugerente y bien trabajada. Virtudes que lo han convertido en uno de los mejores narradores de su generación (la de Iván Thays, Patricia de Souza, Marco García Falcón) y que llevaron a Que la tierra te sea leve a figurar entre las novelas finalistas del Premio Herralde 2006.
(Artículo publicado previamente en La República)


Otros textos sobre Que la tierra te sea leve: José Donayre, José Güich, Rosella di Paolo, Iván Thays.
Entrevistas: Harry Cañari-Atoche, Carlos Sotomayor.

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