Puta linda
Fernando Ampuero. Puta linda (Planeta, 2006)
El periodista y escritor Fernando Ampuero (Lima, 1949) nos relata en Puta linda (Planeta, 2006) la historia de Noemí,una mujer que vive su sexualidad deshinhibida y plenamente, lo que le permite ascender en el mundo dela prostitución. Nacida en un pueblo de la costa norte pasa, en pocos años, de ejercer su oficio con humildes camioneros a ser invitada especial en las fiestas de las más importantes autoridades militares del fujimorato. Noemí le cuenta todas estas aventuras a Luis Alberto, un joven aspirante a escritor que suele visitarla en sus lugares de trabajo, en los que él paga solo por oírla, pues quiere convertir su historia en novela.
El desenfadado erotismo, por momentos llevado al extremo, de las peripecias de Noemí se fusiona bien con la vitalidad y alegría que les otorga al narrarlas. Una combinación que, según ha declarado Ampuero, descubrió en las películas de Fellini y que aquí produce episodios tan singulares como el de Noemí y su hermana (de 12 y 14 años) juntas teniendo relaciones con el conviviente de Rosaura, la madre de ambas; o a Rosaura descubriendo a sus hijos, los mellizos Noemí y Jeremías, en plena felación. Pero el tono festivo se pierde pronto y en aventuras posteriores, como las orgías de los uniformados, imperan la sordidez y corrupción.
El optimismo vital, eje de la narración, también se menoscaba con las intervenciones de Luis Alberto y su amigo el “Chueco” Tapia (también aspirante a escritor), personajes planos y poco desarrollados. Como ha señalado la crítica, en las ficciones de Ampuero el narrador o algún personaje suele cuestionar la verdad y verosimilitud de lo relatado. En Puta linda esa función le corresponde a las conversaciones de los dos amigos, pero estos diálogos más parecen las justificaciones del autor por escribir “una historia de pedofilia e incesto... poco edificante en términos de valores humanos”. Desde las primeras páginas, Luis Alberto está siempre excusándose por no “contar nada sobre indios en la miseria...”.
En esta la segunda incursión de Ampuero en los dominios de la erótica –en la primera, el poemario Muslo que subo (2004), hay un texto que anuncia la historia de Noemí–, la temática y los personajes lo hacen caer en una serie de lugares comunes. Luis Alberto y Noemí son arquetipos complementarios: el artista incomprendido y su musa sensual, dicho en términos del autor, el “bicho raro” y la “puta linda”. Y como Matalaché de López Albújar, Noemí destaca entre sus compañeras por motivos raciales: su madre es “una mestiza caliente de Catacaos”, pero la belleza y alta estatura las hereda de su padre italiano. Por eso se promociona en los avisos económicos como “italianita, altita, espectacular...”.
Es en el plano del lenguaje donde el esquematismo se hace sentir más, pues el autor no parece muy diestro en el manejo ni del registro prostibulario propio del mundo de Noemí, ni del juvenil de las conversaciones de Luis Alberto y Tapia. Y para compensar las deficiencias recurre a una retórica algo ampulosa: “Acantonada en su sapiencia de lupanar... la Socotroco tomó aliento y respondió con modulación perentoria...”. Sólo cuando Ampuero supera esta dicotomía entre oralidad y escritura –en algunas de las historias que cuenta Noemí– logra entregarnos las páginas más rescatables de Puta linda, una novela fallida pero sumamente divertida.
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