Construcción civil
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Poesía
Aunque publicó sus primeros libros en este siglo, Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) es una de las voces más interesantes poetas de nuestra generación del noventa. Su poesía, de evidente estirpe eliotniana, une la experimentación verbal con la reflexión sobre temas trascendentes; una combinación que asegura la calidad de los textos, pero que también les da un cierto hermetismo. En esa línea está su nuevo libro Construcción civil (Paracaídas, 2013) un ambicioso poemario cuyo tema es la “construcción” de la identidad de los peruanos.
Son casi ochenta los poemas aquí reunidos y que giran en torno a varios personajes (como ha señalado Cecilia Podestá): el niño Ernesto (el personaje casi autobiográfico de varias narraciones arguedianas), Isabel Tello (la abuela del poeta, migrante andina que se casó con un italiano) y el niño Ljudevir, etc. Pero sus historias y problemas personales son solo las puertas que nos conducen a los principales elementos de la historia peruana: el legado prehispánico, el centralismo heredado de la colonia, la diversidad cultural, los pueblos postergados, etc.
Lo más interesante en la propuesta literaria de Gómez Migliaro es el carácter de sus reflexiones, en las que apela a los más diversos registros del lenguaje (habla actual, palabras académicas o quechuas, textos literarios), fusionándolos en un discurso barroco y aparentemente irracional, sin signos de puntuación que ayuden a la lectura. Un discurso que, como suele suceder en la buena poesía, es también una expresión de los temas abordados. Construcción civil resulta un libro complejo y difícil, pero sin lugar a dudas también uno de los mejores poemarios peruanos publicados en este año.
En Internet se puede leer una versión previa de Construcción civil.
Otros textos sobre el poemario: Cecilia Podestá, Miguel Ildefonso.
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1 comentario:
Barrocos peruanos son Santiváñez, Mauricio Medo, Huapaya. Gómez es un poeta de versos largos, versículos, que intenta un poco tarde ponerse al día con la poesía que se hizo anteayer. Tiene buen oído, y es un acierto que lo hayas reseñado con tanto entusiasmo.
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