Precisamente uno de los mayores aciertos del libro es reunir cuentos de calidad (en la mayoría de los casos) y con un conjunto de características en común: el uso dominante de la ironía, el alejamiento del discurso político y un cuestionamiento tanto de los estereotipos nacionalistas como de la “noción McOndista o posmoderna de un discurso universal”, como señala el crítico Fernando Feliu-Moggi en el prólogo. Entre los autores de los mejores cuentos de esta antología están Samantha Schweblin (Buenos Aires, 1978), Guadalupe Nettel (México, 1973), Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973), Yolanda Arroyo (Puerto Rico, 1970) y el ya mencionado Yushimito.
Si algo queda en claro con la lectura de Nuevas rutas es que existe una interesante promoción de escritores latinoamericanos que –sin dejar de lado las enseñanzas de los maestros del boom y generaciones anteriores– está en la búsqueda de nuevos rumbos para la narrativa latinoamericana. Y que tiene entre sus referentes principales a autores como Augusto Monterroso, Manuel Puig, Ricardo Piglia, Enrique Vila Matas y, especialmente, el chileno Roberto Bolaño.
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