Casa, cuerpo


El critico Camilo Fernández (Lima, 1965) está haciendo, desde hace 20 años, un sistemático estudio de la obra de los principales poetas peruanos del siglo XX. Esta labor la inició con el libro Las ínsulas extrañas de Emilio A. Westphalen y ha continuado con libros dedicados Jorge E. Eielson (1996), Rodolfo Hinostroza (2001) y José Watanabe (2009). A ellos se suma ahora Casa, cuerpo. La poesía de Blanca Varela frente al espejo (USIL, 2010).

Fernández ha ido consolidando un método crítico personal, que parte de las más recientes propuestas de la Retorica General Textual, pero que no deja de lado el contexto (las tendencias de la poesía peruana de los años 50), los antecedentes, ni el minucioso estado de la cuestión. A partir de todo ello, se analiza aquí una serie de poemas de Varela: “Puerto Supe”, “El observador”, “El lugar bajo el árbol”, entre otros.

El “método Fernández” demuestra su efectividad y llega a interpretar acertadamente algunos elementos recurrentes en esta poesía: las casas, las metáforas que remiten a la mutilación, la muerte. No obstante, en la evaluación del conjunto, el crítico vuelve a repetir en Casa, cuerpo. La poesía de Blanca Varela… casi textualmente lo que nos dijera en Mito, cuerpo y modernidad (2009) sobre la poesía de José Watanabe.

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