Ciudad jardín

acurio
Rómulo Acurio. Ciudad jardín (Nido de cuervos, 2007)

Diplomático y escritor, Rómulo Acurio (Cusco, 1965) ha reunido en Ciudad Jardín (Nido de Cuervos, 2007) un conjunto de poemas que describen, con versos breves y sencillos (ver primer comentario de este post), algunas de las calles y plazas más características de Lima. Los textos llevan los nombres de los lugares evocados –Plaza San Martín, Jirón Áncash, Plaza Mayor– y más que una mirada nostálgica al pasado de nuestra "tres veces coronada" capital (como parece sugerir el título del libro), muestran cómo la grisura del clima y el paisaje urbano limeño se corresponden con ciertos estados de ánimo y reflexiones del yo poético.

Ya en sus anteriores poemarios, Kalahari (1998) y Celeste romano (2001), Acurio había empleado esta estrategia literaria. Pero si en Celeste romano los monumentos de la capital italiana parecían reflejar la tristeza y soledad del poeta por la ausencia de la mujer amada, en Ciudad jardín el deterioro de las calles limeñas, así como la agresividad del desierto y el mar que rodean a la ciudad, lo llevan a abordar temas más interesantes, como el paso del tiempo, la fugacidad de la vida humana y lo inevitable y concluyente de la muerte: "como arcilla compacta / me agrieto / cada vez más inmóvil", "En los muros del Cercado / también la nada pierde su color".

Hacia la mitad del poemario el autor se anima a salir de Lima y a mirar otras regiones del Perú. Aparecen entonces textos como Isla Ballesta, Paracas, Huacachina. Y en la segunda sección del libro, titulada Jardines, los paisajes dejan de lado los referentes reales y se convierten en ámbitos de irrealidad casi abstractos: Jardín de agua, Jardín de grava, Jardín rojo. Pero los temas y motivos de los poemas se mantienen: "la nieve / se ha posado / sobre el musgo / de una vida / que no veré" (Jardín blanco). Así, Acurio agota el espectro paisajístico: el exotismo de Kalahari, la monumentalidad romana, la cotidianidad urbana limeña y los lugares irreales y de raigambre simbolista

A pesar de ser muy poco conocido entre el público lector, Acurio ya había llamado la atención de los críticos literarios, al punto que Mirko Lauer y Mario Montalbetti lo incluyeron en un eventual "dream team poético" en Post 2000. Nueva poesía peruana, el extenso y polémico artículo en que ambos pasaron revista a las nuevas voces de la poesía peruana del siglo XXI. Tres años después, Ciudad jardín –no obstante la reiteración de ciertas fórmulas y recursos– confirma el interés y calidad de la poesía de Rómulo Acurio.


Otras reseñas de Ciudad jardín: Abelardo Oquendo.

1 comentario:

Javier Ágreda dijo...

Copio tres poemas del libro.


Cercado 1

Se apaga el desierto
encalla en junio la nube limeña
no puedes ya medir el paso deseado
con el cuerpo de tu sombra

en el día de arena
resbalas entre fósiles
y conchas y desperdicios
fingiendo la flor de tu melancolía

el corazón cansado
de refutar la vida
se aferra a la garúa, libre
como una remisión

pero esta niebla no es un duelo
no hay barranco que contemplar
ninguna generosa tristeza
sólo un deseo obtuso
de luz o penumbra
en el cerco del jardín.


Rímac

De pronto una ribera
y en mi boca
una sombra hirsuta, aleteante
y los pies en lodo humano
y las manos
tupidas de barrancos
y de ratas en fuga

no es la tristeza
no es la muerte
es la ola incinerante del tiempo
que tiñe las uñas
y raja los dientes
con su espesor

un tiempo
que, como el cielo, discurre
perforado de azufre
sobre los fangos largos del Rímac


Jardín blanco

Bajo la escarcha
una breve provincia
enceguecida

tersa muerte
de un agua
en mi coto

largos, como deseos
en el ramaje
los cordeles de hielo

así la nieve
se ha posado
sobre el musgo
de una vida
que no veré