Breves, brevísimos


Giovanna Minardi. Breves, brevísimos (Santo Oficio, 2006)

La investigadora italiana Giovanna Minardi (Palermo, 1958) continúa sus controvertidas aproximaciones al cuento peruano con el libro Breves, brevísimos. Antología de la minificcion peruana, un recuento de obras y autores relacionados con este peculiar género. Y aunque Minardi hace referencia repetidas veces a la “escasa atención que ha merecido este género literario en el Perú”, su antología logra reunir más de un centenar de textos tanto de autores esenciales de la historia literaria peruana (el Inca Garcilaso, Palma, Vallejo, Valdelomar, Ribeyro, Arguedas) como de escritores de la actualidad: Luis Loayza, Guillermo Niño de Guzmán, Fernando Iwasaki, Carlos Herrera, entre otros.

Para pasar de la escasa producción a la abundancia de textos y autores (casi 50) seleccionados, Minardi apela a varios recursos. Uno de ellos es extraer relatos breves insertos en libros mayores, como la historia de Pedro Serrano que el Inca Garcilaso interpola en sus Comentarios reales. Otro recurso es la inclusión de textos que no corresponden exactamente a la definición de cuento corto: un par de Prosas apátridas de Ribeyro; poemas o fragmentos de poemas, como los dos de Antonio Cisneros extraídos del poemario Como higuera en un campo de golf; una breve sección dedicada a la Literatura oral popular y hasta “chistes” de temática erótica, como “Escuchando tras la pirca”, de Sócrates Zuzinaga.

Pero lo más sorprendente es el carácter de inéditos de muchos de los textos seleccionados. Al parecer Minardi ha solicitado a un grupo de escritores, amigos o conocidos suyos, que le proporcionen cuentos breves expresamente para ser incluidos en el libro. Una práctica poco ortodoxa, tratándose de una antología que quiere abarcar toda la historia de la literatura peruana; y que se comprueba en la sección Dialogando con los escritores, en la que 12 de los antologados –en su mayor parte autores de textos inéditos– responden a tres preguntas sobre minificción.

Como consecuencia de esa práctica, hay en la antología ausencias inexcusables, como la de Ricardo Sumalavia, actualmente uno de los más importantes y entusiastas impulsores del cuento breve en nuestro país, tanto por la calidad de su labor creativa –su libro Enciclopedia mínima (2004) está integrado únicamente por cuentos cortos, muchos de ellos “antologables”– como por la difusión de este tipo de textos que realiza en su blog Gambito de peón. A esta notoria ausencia se pueden sumar muchas otras. Señalaríamos las de Gamaliel Churata, Gregorio Martínez y Enrique Prochazka.

En el prólogo, el ensayo Ars breve, vita longa (también breve), Minardi da algunas características de lo que ella considera minificciones: textos de una extensión menor a 500 palabras y que puedan ser catalogados como cuentos, relatos, parodias, aforismos, parábolas, greguerías o adivinanzas; una definición demasiado abierta y que incluiría casi cualquier prosa breve. Salvo por el valor de algunos de los autores y textos antologados, Breves, brevísimos resulta un libro sumamente cuestionable y que no contribuye a recuperar la imagen de Minardi de la polémica académica generada en torno a su libro La cuentística de Julio Ramón Ribeyro (2002).

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