Un crucero a las islas Galápagos


Antonio Cisneros. Un crucero a las islas Galápagos (Peisa, 2005)

Desde el título, el nuevo poemario de Antonio Cisneros -Un crucero a lasislas Galápagos (nuevos canto marianos)- establece un fuerte y estrecho vínculo con la obra cisneriana previa. Como en libros anteriores, los poemas son presentados a la manera de una crónica de viaje; pero si antes setrataba de viajes reales -a Inglaterra en Canto ceremonial... (1964), a Alemania enMonólogo de la Casta Susana (1986), etc. - esta vez el viaje es más bien simbólico, acorde con la temática desarrollada: el paso del tiempo, la vejez y la proximidad de la muerte interpretados desde la perspectiva religiosa, católica, que prima en esta poesía desde El libro de dios y de los húngaros (1978).

Los 25 poemas, escritos en prosa y no en verso, nos muestran a un hombre que vive diversas experiencias místicas centradas en la figura de la VirgenMaría, tradicionalmente considerada como protectora de los pecadoresarrepentidos. Esas experiencias remiten a circunstancias sumamante diferentes, que pueden ser desde una noche de diversión, en Un viaje por el río Nanay ("en la terraza de ese bar tenido por alegre, amasijo de piernas y traseros bajo el ardiente sol..."), hasta un ataque alcorazón en El náufrago bendito: "una tempestad de diástoles y sístolesrepleta de ballenas y fragatas..."; sin dejar de lado la contemplativa descripción del paisaje y la peculiar fauna (tortugas, iguanas, cabras) de las islas Galápagos.

Tratándose de Cisneros (nacido en Lima, en 1942), no faltan la ironía y el sentido del humor en estos cantos marianos. El náufrago salvado por la Virgen -envuelta en su característico manto azul y amarillo- reconoce que "es cosa muy difícil distinguir el manto compasivo de la Virgen de alguna terracita refrescante", los característicos símiles cisnerianos ("este aire, caliente y leve como una piedra pómez") y la presencia de animales que remiten inevitablemente a sus poemarios anteriores, ya sea por su carácter simbólico (tigre, caballo, delfín, moscas) o por formar parte de su orwelliana visión del comportamiento social humano: cerdos, perros, ratas.

El corrosivo humor negro nos va dejando ver que el "yo poético" en realidad no cree tanto en la salvación individual y espiritual, prometida por lareligión, como en la felicidad terrenal perpetuada por la continuidad de la especie. Por eso, en El paisaje, la figura del poeta se superpone a la de su padre -"Me veo (veo a mi padre Alfonso)..."- y la de la su hija a la de la Virgen María: "Cúbrela con tu manto, Madre mía... Tiene el pelo amarillo y no es muy alta...". La contraposición se reitera en varios textos, como En el bosque, en el que el poeta es "un chancho viejo camino al matadero", que ve a sus hijas "tan hermosas, con sus faldas floreadas y sus limpios cabellos secándose brillantes bajo el sol".

Cisneros ha hecho en Un crucero... un brillante compendio de los recursos poéticos de toda su obra, y también de los temas abordados tanto en El libro de Dios... como en Las inmensas preguntas celestes (1992)- trabajándolos incluso con mayo rrigor y coherencia que en otras oportunidades. Pero para lograrlo ha tenido que sacrificar algunas de las virtudes de sus anteriores poemarios: los aspectos épicos y el constante diálogo con el discurso histórico, social y especialmente con la tradición literaria, que aquí parece limitada a lo bíblico y la propia obra del poeta. Un libro intimista y reflexivo en el que Cisneros continúa su siempre original y valiosa travesía poética.

2 comentarios:

Javier Ágreda dijo...

Algunos poemas de Un crucero a las islas Galápagos

UN VIAJE POR EL RÍO NANAY

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No es en estos meandros, donde viven los peces de agua dulce, que yo el gran capitán destajero, con cien pesos al mes mientras navego y ciento treinta cuando estoy en tierra, he sentido terror por lo que resta de mi ordinaria vida. El terror a las garras del tigre, frías rodajas de cebolla cruda, lo sentí más bien en la terraza de ese bar tenido por alegre, amasijo de piernas y traseros bajo el ardiente sol, a pocos metros de la Plaza de Armas, resbaloso igual que la cubierta de un crucero barrido por las olas, clavado en una roca sobre el río Nanay.

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Estamos en la época del año en que las tortugas desovan en la playa y luego se sumergen río abajo como si huyeran (o se avergonzaran) de sus crías, es decir unos quelonios cegatones y fofos, buenos para estofarlos a partir del medio año de edad. Ají pipí de mono. Revuelo de las faldas de algodón abiertas en el muslo hasta esas ancas saladas y perfectas. Un coleóptero transita entre la luz. Se hace papilla. Y, sin embargo, quieto es el vuelo del martín pescador sobre las aguas quietas. Nada hace sospechar los turbulentos cardúmenes de peces, girando en lo profundo como moscas en torno al orificio enloquecido de una dorada real.

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También hay un silencio cerril azul de Prusia. Detrás de las persianas de madera, unas veinte cabezas de ganado cebú se sobajean con tal solicitud que todo hace pensar en un perverso pacto, más oscuro que una deuda de juego o una historia de amor. Por lo demás, tan sólo hay que mirar cómo descienden las aguas del Nanay al pie de mi ventana para saber que tenemos casi 40 grados a la sombra y 90% de humedad. Ahora sé que en los grandes calores debo alejarme de las mantas de lana y de los cuerpos que dan horrible sed y calientan el aire.

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De pronto, sin qué ni para qué, termina el pastizal bajo la niebla. Allá donde el paisaje es un grabado con fresnos, eucaliptos y matas de geranio. Hay además una mujer salpicada por las altas mareas que revientan contra los farallones. está casi desnuda y observa una manada de delfines a prudente distancia. En realidad hay muchas cosas más. Pero ninguna es tuya, diabético tedioso. Calla y aprende. Sólo posees algunas unidades de insulina y una piara de cerdos amarillos.



EL NÁUFRAGO BENDITO

La barca de Caronte chapotea como una cucaracha entre los vericuetos del canal principal. Paloma cuculí, pretendes regodearte con mi muerte una vez más. Puedo, sin mucho esfuerzo, reconocer tu aullido pegajoso igual que una frazada en el verano, baba verde y peluda entre mi lecho. Tus torpes aleteos, tus espinas, tus ojos pitañosos vigilando esa banda sinfín que lleva a los difuntos, colgajos congelados sin memoria. Paloma cuculí, juro por Dios que no te daré gusto. Al fin y al cabo, el infarto no es tan sólo como creen algunos) ese dolor detrás del esternón que nos sorprende saliendo del estadio. Es más bien como una tempestad de diástoles y sístoles repleta de ballenas y fragatas partiéndose en las olas (que suelen alcanzar los siete metros). Y allí estamos los náufragos boqueando entre los tumbos y el fondo submarino igual que una corvina malherida, hasta que un serafín altísimo y dorado nos libra de los yuyos con su espada de fuego y se recuesta sobre las aguas calmas bajo un cielo amarillo. Después, hecha la paz, es cosa muy difícil distinguir el manto compasivo de la Virgen de alguna terracita refrescante, con baldosas azules y jarras de cerveza, metiéndose en el mar.



EL VIAJE DE ALEJANDRA

Me veo (veo a mi padre Alfonso)sentado como un sapo sesentón al borde de la cama. El mar se bambolea y arrastra entre sus tumbos los ropajes brillantes de las vírgenes locas y un lomo de ballena congelado. Algún avión retumba, en medio de la noche, como un temblor de tierra. Yo no sé que hora es. Sólo sé que mi hija menor partió en la madrugada. Iba serena, con su mochila al hombro, y aunque acaba de cumplir los 23, parece un coatí adolescente. Cúbrela con tu manto, Madre mía. Yo te la recomiendo. Es una joven bella y de buenas costumbres. No la pierdas de vista. Aunque los aires estén endemoniados, como este cielo fiero al borde de mi cama. Es fácil distinguirla. Tiene el pelo amarillo y no es muy alta. Por lo demás, camina con suma dignidad. Ahora ya no sé cuantos inviernos pasarán para que vuelva a casa. Apachúrrala, Madre milagrosa. Que sean sus jornadas amables. Que los carabineros y guardias de frontera le sean bondadosos.



UN CRUCERO A LAS ISLAS GALÁPAGOS

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(tortugas)

Su alma es inmortal, crocante y tibia como un bollo de pan recién horneado. El Mar de los Sargazos. Los botes amarillos del lago de Barranco (hace ya cincuenta años) tatuados en el agua, remolinos de larvas y gusanos. (Sandokán, tigre de la Malasia. Las panteras de Argel). Su alma (tibio bollo) es inmortal. Se amontonan, mascarones de proa repletos de naufragios, en la isla de Darwin. Entre los bosquecillos de palmeras, los helechos y las verdes orejas de elefante. Una suerte de paisaje tropical. Igual que en el folleto que llevó al descalabro a esos marineros holandeses ("pagué por un crucero tropical y aquí me ve, rechoncho y solitario, atribulado en medio de la lava"). Las tortugas son místicas y endémicas. Tienen nombres sagrados. Es cuestión de bucear (aletas y antifaces de carey) hasta toparse, en santa comunión, con sus almas de pan recién horneado y dejarse arrastrar. En el extremo norte de la isla hay un laboratorio. En el extremos sur, una oficina de correos y telégrafos y un par de cafetines milagrosos.

2

Cuando salí del cafetín, la noche estaba tan oscura que hasta las moscas habían dejado de volar. No puede ser, me dije, porque cuando entré (al cafetín) afuera era de día y el sol brillaba azul sobre los vasos dorados de cerveza y el cuello de un doncel.

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(iguanas)

Los animales endémicos son aquellos nacidos y crecidos en las islas. Son fofos y tristones, sin vínculo ninguno con otros territorios del océano exterior. Las manadas de iguanas, por ejemplo, sólo saben de las grandes praderas de basalto o de las almas de las iguanas muertas. Su pellejo es picante y su sangre es helada. Por eso se la pasan arrumadas, como un montón de trapos, tendidas y resecas bajo el sol. A veces parpadean contra el viento salado y se dedican, sin mayor entusiasmo, a los antiguos ritos del amor.

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Cuando las grandes olas, repletas de medusas y sardinas, dieron cuenta por fin de las chalupas que venían del barco, salió una luna roja sobre el mar y el farallón de lava. Allí pastaban (no me preguntes cómo) unas manadas de cabras salvajes en silente tropel.

José Luis Tahua dijo...

Excelente el trabajo del guatón Cisneros, como siempre, es ganador.Gracias por estos espacios que me permiten estar ligado al suceder de la tierra peruana. Desde Tunja/Boyacá/COLOMBIA.
Hace un tiempo envíe unos trabajos a Mirko Lauer, se los entregaron a una tía de nombre Patricia, nunca respondió, nunca supe si le llegaron... esos camellos poéticos a quién se los puedo envíar para revisión y si pueden ser publicados en la República. Gracias. MI correo: joseluis.tahua@gmail.com