Suzuki blues


Renato Sandoval. Suzuki blues (Lustra, 2006)

Renato Sandoval (Lima, 1957) es uno de los más empeñosos difusores de la poesía en nuestro medio, tanto por su trabajo académico (en las universidades Católica y de Lima) como por su labor como traductor, director de revistas literarias y editor de libros. A ello suma su propia obra -iniciada con Singladuras (1985) y que tiene su punto más alto en Nostos (1996)- que une la reflexión poética con el conocimiento de las diversas vertientes de la tradición literaria occidental, desde los clásicos grecolatinos hasta los escritores nórdicos de la actualidad. En su nuevo poemario Suzuki Blues (Lustra, 2006) Sandoval incursiona, con el mismo rigor y documentación, en ámbitos propios de la literatura oriental.

Medio centenar de poemas, de una extensión promedio de unos 15 versos, componen Suzuki blues; y cada uno de ellos parte de un haiku, renga o tanka de algunos de los poetas “clásicos” orientales: Basho, Li Po, Wangiu, Tu Fu, etc. Los textos de Sandoval retoman motivos de esos poemas para desarrollarlos y traerlos a nuestro contexto actual. La observación de la naturaleza, tan característica del arte oriental, se combina por eso con descripciones de la vida urbana moderna: “Hoy el rocío borra lo escrito...” se inicia uno de los poemas basados en textos de Basho, para después pasar a hablar del “smog” y los “claxons”, inevitable telón de fondo de nuestra “tanta prisa” cotidiana.

Lo que se mantiene constante son los temas, que remiten a las concepciones básicas del budismo y taoísmo: la impermanencia o condición efímera de todo lo humano, el elogio de la sencillez y la pureza, la opción por lo quieto y pasivo, la búsqueda de una verdad interior. La oposición de estos fundamentos con nuestra religiosidad cristiana, obsesiva búsqueda de conocimientos científicos y optimista fe en el futuro se convierte por eso en el eje de la mayoría de los poemas. Sandoval expresa esa oposición a través de imágenes y elementos simbólicos que contrastan lo diurno y lo nocturno (sol-luna, trabajar-dormir, luz-sombra): “ríe en el sol la última marmita y a la luna señala...”

Resulta un verdadero acierto abordar esta temática sin imitar formas o técnicas de la literatura oriental; y sin llegar a ese malentendido minimalismo en que han caído otros autores con proyectos similares. Por el contrario, en Suzuki blues el manejo de los símbolos e imágenes está inscrito en esa línea literaria que va de la poesía simbolista (Sandoval ha escrito ensayos sobre Eguren y Rilke) hasta los herméticos italianos. Y en cuanto al lenguaje, el empleo de aliteraciones y rupturas gramaticales, sumado a la peculiar adjetivación, hace que algunos versos adquieran resonancias vallejianas: “Sinfónica la mora / que cobra tres y otros / tres por nada cierto y aun / dos más entre tanta ortopedia y descalabro...”

Menos acertadas son las exigencias de Sandoval con sus lectores, pues no nos presenta los textos “clásicos” de los que parte; y el título de sus propios poemas solamente aparece escrito en ideogramas (incluso en el índice) cuya traducción tampoco se nos ofrece. Hay un cierto snobismo implícito en estas opciones y en general en las aproximaciones cultistas al budismo y taoísmo, cuyas concepciones suelen convertirse en una versión mística y exótica de las tan criticadas “utopías arcaicas”. Suzuki blues, a pesar del oficio y rigor poético con que ha sido escrito, no siempre logra evitar esos problemas.

1 comentario:

  1. Copio algunos poemas de Suzuki blues



    *

    No digas mañana
    si adiós es un tiempo insomne,
    la colina un alma ignota
    que a duras penas
    se yergue y expira,
    un espolón alzado al viento
    de las sombras primeras,
    el río de un dios
    azorado en la penumbra.
    Cavo ahí
    donde el aire se agosta,
    el último bostezo
    de una noche en cinta,
    el pórtico de luz
    suspendido entre la nada
    y esa espuma que aprieta
    al otro lado del día.


    *


    Compasión absoluta
    al otro lado del estío;
    una frente de sangre
    ilumina la trocha
    que hoy supura en el mar.
    No temer, no
    reír, no
    callar el nombre constante
    que ahora se desploma, recoger
    con el párpado erudito
    el sigilo de la hora, la caída
    inconclusa de quien tanto
    se escuece, no
    reñir, no pacer, no
    santificar al padre ni mentir,
    nunca en la gloria, no
    callar, no ver, ya no estar
    aquí
    no.


    *


    El plazo de los ojos
    a la espera de la marejada
    y con ella sal en la llanura
    más allá del orden con que ascienden las cosas.
    Asoma el muro de los ojos perdidos
    sobre el prado de la noche en ascuas
    y así vuelven la pregunta
    y lo que entonces quedara extinto en la espesura.
    Cómo las piedras saltan quebradizas
    en los caminos temblorosos
    que entre sí se agitan y alborotan
    aún al borde del mismo verano.


    *


    En el tejado el nombre
    y el oro de los miserables
    tan de pronto mío que ahora aúllo
    de pudor y de quebranto.
    La fiesta sin alcurnia
    redobla en cada pecho,
    nadie en la sala bailando
    sin pies y en contradanza.
    De los balcones un estertor
    que trastabilla en la plaza,
    un doble engaño:
    ríe en el sol la última marmita
    y a la luna señala
    con doble dedo índice en la nada.


    *


    Hoy el día es claro
    y el aguaje escala las ondas
    que al sol sostienen
    en plena caída.
    Nadie dirá esa es mi ansia,
    la mano impía
    que acogota los deseos;
    un azafrán de usura
    dilapida la sal y el agua
    asfixia
    a cuentagotas
    tanta esperanza.
    Vientre azul de la pereza,
    parra tu paz,
    salto triple de ola
    en otro torbellino de palabras.


    *


    La fragua de la tarde en el pozo
    arcano donde se escupen los deseos,
    torrente de epitafios en la última amapola
    que se encumbra y palidece.
    Un vino en la sombra
    y a sotavento el simún se aproxima
    entre vítores de gloria y de abulia.
    Se ha esfumado la tarde
    con el rigor de ese aliento,
    pueda que un abismo conduzca a otro,
    senda sin paciencia ni respiro
    a la vuelta de otra esquina
    celebrando así
    por tan poco.


    *


    Las esferas de mar sobre la arena insomne
    donde el pensamiento se aquieta.
    Es el pez la herida en ciernes
    a barlovento de las horas,
    la bodega fría donde la sangre se aclara
    y apenas respira
    en el talud de luz
    que ya nada traspasa;
    solo un rubor en su escamas,
    una pena sin nombre
    en el agua tardía.
    Guardo el paso a campo traviesa:
    es simple el camino
    que ahora escarda las nubes.


    *


    Ni esto ni aquello
    hasta el fin del final,
    tan solo llamas
    y el terso perfil de una hora
    tendida sobre la fragua,
    bajo el relente de los dolores
    primeros, enhiesto el placer
    y la copa tuerta del sinsentido.
    Un muñón de semen
    danza en la arena
    al vaivén de los helechos
    y esa modorra
    de los ojos sin vida
    que ya no saben si fuimos
    feos y ahora bellos.


    *


    Apenas no
    y el sentido es la luna de hiel
    estampada en la orilla de otro miedo
    o el mismo gesto
    de alientos olvidados
    que hoy se elevan
    sin pasmo ni perdón.
    El ciego de aquí
    es el mismo sordo que antes
    dirimía las leyes del hastío
    y de la ira, cerca
    ya la alabarda de la noche
    y el celo en paz de la parda mora.
    Esas manos, esas manos
    serpenteantes en este pecho de plata
    turban el ojo antiguo
    que en ellas se pierde
    cuando calla un violín.


    *


    Doble afecto
    para el que ve lo mismo:
    escarpada es la planicie del ojo
    donde se cuecen todos los deseos.
    Ahí te vi sobre una zarza
    airada entre los cedros pusilánimes
    de la desidia y el error.
    El valle de las sombras en vilo
    y esos naranjos de tiempo
    que solo sabe a sí
    son una deuda de palabras,
    el oro maronita
    que no se entrega
    ni nunca más nos salva.
    Frente al mar Biblos desciende
    por los ralos papiros de la hora tercia
    y bate las peñas contra las olas
    de un minarete sumergido.

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