Guillaume Apollinaire. Obras esenciales I


Guillaume Apollinaire. Obras esenciales I (PUC, 2006)

Durante las primeras décadas del siglo XX, París fue el centro de la actividad artística y literaria mundial, donde los escritores que sucedieron a los simbolistas y parnasianistas dieron el salto decisivo a la modernidad a través de los diferentes movimientos de vanguardia. Una de las figuras más destacadas del París de entonces fue Guillaume Apollinaire (1880-1918), autor de los poemarios Alcoholes y Caligramas, considerados por la crítica entre los textos fundadores de la lírica contemporánea. Estos y otros libros han sido reunidos por la Universidad Católica en los dos tomos de Guillaume Apollinaire. Obras esenciales (PUC, 2006), el primero de ellos ya en circulación.

Apollinaire nació en Roma y pasó toda su infancia en Italia y Mónaco, donde se educó. Recién en 1899 llega a París y se integra pronto a su efervescente vida cultural. Publica poemas y críticas de arte (fue el creador del término “surrealismo”) en diversas revistas, y en 1903 funda la suya propia Le festin d’Ésope, nombre que después cambiaría a Les Lettres Modernes. Participa en polémicas, escribe manifiestos artísticos y establece estrechas amistades con artistas como Picasso y Delaunay; pero esa actividad se interrumpe por la Primera Guerra Mundial. Apollinaire se enroló en el ejército francés en 1914 y fue dado de baja en 1916 por una grave herida en la cabeza. Murió dos años después, en París.

Esta primer tomo de Obras esenciales reúne lo más importante de lo que escribió Apollinaire entre 1909 y 1913, en versiones bilingües y con nuevas traducciones realizadas por el poeta y profesor universitario Rubén Silva Pretel (Callao, 1970). Se incluyen ediciones facsimilares de los poemarios iniciales El hechicero putrescente (1909) y El cortejo de Orfeo (1911) con las ilustraciones originales de André Derain y Raoul Dufy, respectivamente. Son dos textos muy diferentes entre sí (el primero escrito en una prosa densa y llena de alusiones culturales; el segundo en versos con estricta métrica y rima) y que demuestran la diversidad de recursos del poeta, su amplia formación literaria y vocación experimental.

El poemario más importante de esta primera etapa es Alcoholes (1913), en el que ya es posible encontrar algunas de las características dominantes de la poesía contemporánea: verso libre, lenguaje fresco y sin signos de puntuación, imágenes y temas tomados de la experiencia cotidiana, y una sensibilidad más abierta a las novedades del mundo moderno. En Zona, el extenso poema que abre el conjunto, el poeta describe las calles de París con sus “rebaños de mugientes autobuses” y recomienda leer “... los prospectos los catálogos los afiches... / allí está la poesía esta mañana”. Alcoholes fue un libro muy leído y su influencia fue determinante en el desarrollo posterior de la poesía francesa y europea.

Se incluyen también en este volumen algunos relatos del libro El Heresiarca y Cía (1910), el manifiesto La antitradición futurista (1913) y el guión teatral ¿A qué hora saldrá un tren de París? Además de las traducciones, Silva Pretel es autor del interesante ensayo introductorio El tiempo de la razón ardiente, que aclara el origen y el significado de los textos seleccionados, y de una minuciosa cronología de la vida y obra del poeta. Quedan para el segundo y último tomo de estas destacables Obras esenciales de Apollinaire, libros como El poeta asesinado (1916) y Caligramas (1918).

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  1. Copio el poema Zona del libro Alcoholes

    ZONA

    Finalmente estás cansado de este mundo antiguo
    Pastora oh torre Eiffel el rebaño de los puentes bala esta mañana
    Estás harto de vivir en la antigüedad griega y romana
    Aquí hasta los automóviles parecen antiguos
    Sólo la religión sigue siendo nueva la religión
    Sigue siendo simple como los hangares de Port-Aviation
    Sólo tú no eres antiguo en Europa oh Cristianismo
    El europeo más moderno es usted Papa Pío X
    Y tú a quien observan las ventanas la vergüenza te impide
    Entrar en una iglesia y confesarte esta mañana
    Lees los prospectos los catálogos los afiches que cantan en voz alta
    He aquí la poesía esta mañana y para la prosa están los diarios
    Están las revistas a 25 centavos repletas de aventuras policiales
    Retratos de grandes hombres y mil títulos diferentes
    He visto esta mañana una linda calle cuyo nombre olvidé
    Nueva y limpia de sol ella era el clarín
    Los directores obreros y las bellas taquidactilógrafas
    Del lunes por la mañana al sábado por la tarde cuatro veces por día pasan por allí
    De mañana tres veces gime allí la sirena
    Una campana rabiosa ladra allí al mediodía
    Las inscripciones de los letreros y de las paredes
    Las chapas los anuncios chillan como los loros
    Amo la gracia de esta calle industrial
    Situada en París entre la calle Aumont-Thiéville y la avenida des Ternes
    He aquí la calle joven y aún no eres más que un niño
    Tu madre no te viste más que de azul y blanco
    Eres muy piadoso y con el más antiguo de tus camaradas René Dalize
    De nada gustáis tanto como las pompas de la Iglesia
    Son las nueve ya bajaron el gas todo azul salís del dormitorio a escondidas
    Rezáis toda la noche en la capilla del colegio
    Mientras que tierna y adorable profundidad amatista
    Gira para siempre la resplandeciente gloria de Cristo
    Es el bello lirio que todos cultivamos
    Es la antorcha de cabellos rojos que no apaga el viento
    Es el hijo pálido y bermejo de la dolorosa madre
    Es el árbol siempre frondoso de todas las plegarias
    Es la doble horca del honor y de la eternidad
    Es la estrella de seis puntas
    Es Dios que muere el viernes y resucita el domingo
    Es Cristo que sube al cielo mejor que los aviadores
    Suyo es el récord mundial de altura

    Pupila Cristo del ojo
    Vigésima pupila de los siglos sabe cómo hacerlo
    Y convertido en pájaro este siglo como Jesús sube en el aire
    Los diablos en los abismos levantan la cabeza para mirarlo
    Dicen que imita a Simón el Mago en Judea
    Gritan que si sabe volar que lo llamen ladrón
    Los ángeles revolotean alrededor del bello volatinero
    Ícaro Enoch Elías Apolonio de Tiana
    Flotan alrededor del primer aeroplano
    Apartándose a veces para dejar pasar a quienes llevan la Santa Eucaristía
    Esos curas que suben eternamente elevando la hostia
    El avión se posa al fin sin replegar las alas
    El cielo se llena entonces de millones de golondrinas
    A todo vuelo vienen los cuervos los halcones los búhos
    De África llegan los ibis los flamencos los marabúes
    El ave Roc celebrada por los cuentistas y los poetas
    Se cierne manteniendo en las garras el cráneo de Adán la primera cabeza
    El águila cae del horizonte profiriendo un gran grito
    Y de América viene el pequeño colibrí
    De China llegan los pihís largos y ágiles
    Que no tienen más que una única ala y vuelan en parejas
    Y después he aquí a la paloma espíritu inmaculado
    Escoltada por el pájaro-lira y el pavo real ocelado
    El fénix esa hoguera que a sí mismo se engendra
    Cubre todo un instante con su ardiente ceniza
    Las sirenas dejando los peligrosos estrechos
    Llegan cantando bellamente las tres
    Y todos águila fénix y pihís de la China
    Fraternizan con la máquina voladora

    Ahora caminas por París completamente solo entre la muchedumbre
    Rebaños de ómnibus mugientes ruedan cerca de ti
    La angustia del amor te aprieta la garganta
    Como si no debieras nunca más ser amado
    Si vivieras en la antigüedad entrarías a un monasterio
    Tenéis vergüenza cuando os sorprendéis rezando
    Haces mofa de ti y como el fuego del infierno tu risa chisporrotea
    Las chispas de tu risa doran el fondo de tu vida
    Es un cuadro colgado en un museo sombrío
    Y algunas veces vas a mirarlo de cerca

    Hoy andas por París las mujeres están ensangrentadas
    Era y quisiera no acordarme era en el ocaso de la belleza

    Rodeada de llamas fervientes Nuestra Señora me miró en Chartres
    La sangre de vuestro Sagrado Corazón me inundó de Montmartre
    Estoy enfermo de oír las palabras bienaventuradas
    El amor que padezco es una enfermedad vergonzosa
    Y la imagen que te posee te hace sobrevivir en el insomnio y en la angustia
    Siempre está cerca de ti esa imagen que pasa

    Ahora estás al borde del Mediterráneo
    Bajo los limoneros que dan flor todo el año
    Con tus amigos te paseas en barca
    Uno es nizardo hay un mentoniano y dos de Turbia
    Miramos con espanto los pulpos de las profundidades
    Y entre las algas nacen los peces imágenes del Salvador

    Estás en el jardín de una posada en las cercanías de Praga
    Te sientes muy feliz hay una rosa en la mesa
    Y observas en lugar de escribir tu cuento en prosa
    La cetonia que duerme en el corazón de la rosa

    Con espanto te ves dibujado en las ágatas de San Vito
    Estabas mortalmente triste el día en que te viste allí
    Te pareces a Lázaro enloquecido por la luz
    Las agujas del reloj del barrio judío andan al revés
    Y tú también retrocedes en tu vida lentamente
    Subiendo al Hradchin y de noche escuchando
    En las tabernas cantar canciones checas

    Aquí estás en Marsella en medio de las sandías

    Aquí estás en Coblenza en el hotel del Gigante

    Aquí estás en Roma bajo un níspero del Japón

    Aquí estás en Amsterdam con una muchacha que hallas bella siendo fea
    Ella debe casarse con un estudiante de Leyden
    Allí alquilan cuartos en latín Cubicula locanda
    Me acuerdo de eso allí pasé tres días y otros tantos en Gouda

    Estás en París ante el juez de instrucción
    Como un criminal fuiste arrestado

    Has hecho dolorosos y alegres viajes
    Antes de percibir la mentira y la edad
    Sufriste por amor a los veinte y a los treinta años
    He vivido como un loco y he perdido mi tiempo
    Ya no te atreves a mirar tus manos y continuamente quisiera sollozar
    Por ti por la que amo por cuanto te espantó

    Miras con ojos llenos de lágrimas a esos pobres emigrantes
    Creen en Dios rezan las mujeres amamantan a los niños
    Llenan con su olor el hall de la estación Saint-Lazare
    Tienen fe en su estrella como los reyes magos
    Esperan ganar dinero en la Argentina
    Y volver a su país después de haber hecho fortuna
    Una familia transporta un edredón rojo como vosotros transportáis al corazón
    Ese edredón y nuestros sueños son también irreales
    Algunos de esos emigrantes se quedan y se alojan
    En cuchitriles de la calle des Rosiers o de la calle des Ecouffes
    Los he visto a menudo de tarde tomando aire en la calle
    Y se desplazan raramente como las piezas de ajedrez
    Hay sobre todo judíos sus mujeres usan peluca
    Se quedan sentadas exangües en el fondo de las tiendas

    Estás de pie ante el estaño de un bar crapuloso
    Tomas un café de dos centavos entre los infelices

    Estás de noche en un gran restaurante

    Esas mujeres no son malas tienen problemas sin embargo
    Todas aun la más fea han hecho sufrir a su amante

    Ella es la hija de un sargento urbano de Jersey

    Sus manos que no había visto están duras y agrietadas

    Tengo una inmensa piedad por las costuras de su vientre

    Humillo ahora mi boca ante una pobre muchacha de risa horrible

    Estás solo va a llegar la mañana
    Los lecheros hacen sonar sus tarros en las calles

    La noche se aleja como una bella mestiza
    Es Ferdine la falsa o Léa la solicita

    Y bebes este alcohol ardiente como tu vida
    Tu vida que te bebes como un aguardiente

    Caminas hacia Auteuil quieres ir a pie a casa
    Dormir entre tus fetiches de Oceanía y de Guinea
    Son Cristos de otra forma y de otra creencia
    Son los Cristos inferiores de las oscuras esperanzas

    Adiós Adiós

    Sol
    Cuello cortado

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