Vigilia de los sentidos


Jorge Wiesse. Vigilia de los sentidos (Laberintos, 2005)

Dentro de la poesía antes denominada “pura” (opuesta a la “social”), se pueden distinguir dos grandes tendencias, una enfocada en lo psicológico (en las emociones y sentimientos del yo poético) y otra que pone un mayor énfasis en la tradición cultural, en lo libresco y en la experiencia estética. El autor paradigmático de esta tendencia cultista es Jorge Luis Borges, para quien resultaban más importantes los libros que había leído que las anécdotas de su propia biografía. El escritor y catedrático Jorge Wiesse (Lima, 1954) actualiza este tipo de poesía en Vigilia de los sentidos (Laberintos, 2005), libro en el que da muestras de una poco común erudición literaria y artística.

La primera sección del libro lleva el título de Personæ, término latino con el que Pound reunió sus primeros poemas y que designa el acto de hablar a través de una máscara en una obra dramática. Y eso es precisamente lo que hace Wiesse en estos textos. En el primero, por ejemplo, recrea la arenga con la que Ulises convenció a sus compañeros para continuar el viaje aventurero y postergar el regreso a Itaca. Un tema homérico que aquí se toma de La Comedia de Dante (Infierno, XXVI) y se presenta con epígrafes de Tennyson y Hölderlin. Es Dante quien hace decir a Ulises que nuestras vidas no son más que una “breve vigilia de los sentidos”.

Acorde con ese cultismo, ese poema, El viaje, es un soneto endecasílabo, la forma estrófica más prestigiosa de la poesía en español. Pero hay más elementos de la tradición en juego, y el propio autor ha incluido, al final del libro, una sección de Deudas advertidas en la que señala esos elementos, poema por poema. En el caso de El viaje, se trata del “Nadie” del episodio del Cíclope en la Odisea, los epítetos homéricos y una imagen de un poema de Paul Celan. La diversidad de autores y obras mencionadas en estas deudas -temáticas y formales- abarca las más diversas vertientes literarias y también obras musicales, pictóricas y cinematográficas.

El propio Wiesse ha explicado, en un ensayo publicado en la revista Babab, la dinámica de estos poemas que interpretan y traducen obras de reconocido prestigio cultural partiendo de una doble fidelidad –a las obras y a la experiencia personal del autor ante esas obras- para lograr una nueva expresión poética de “aquello que ya estaba allí”. Una nueva expresión que también se enriquece con las interpretaciones y reformulaciones que ya se han hecho de los temas y motivos de esas obras; y en la que además deben conjugarse lo estético y el eterno drama de lo humano: la búsqueda de lo absoluto y de una cierta trascendencia para nuestras vidas.

Se trata de una poética valiosa y de interés, pero que también tiene algunos riesgos, desde el hermetismo de los textos (que sólo podrían ser apreciados plenamente por lectores eruditos) hasta el exceso de citas y alusiones, que puede conducir a una pedante y vana ampulosidad. Wiesse es consciente del primero de estos riesgos (de ahí esas Deudas advertidas), pero no tanto del segundo, y algunas veces la larga lista de referentes aporta poco al poema. Es el caso del soneto La bien amada -título tomado de una novela de Thomas Hardy- que parte de un verso de Sologuren y alude a dos obras de Shelley, a un concierto para piano de Ravel y a otro de Rachmaninov.

Hay una segunda sección en el libro, menos extensa y titulada Nortes, con poemas motivados por viajes y experiencias personales del autor. Estos textos son formalmente más libres, incluso hay poemas en prosa (Lima, Diario Romano), pero no menos complejos ni cultistas que los de Personæ. En la línea de los poemarios de Borges, Octavio Paz y la obra inicial de Martín Adán, Vigilia de los sentidos es un libro que mantiene en sus 34 poemas un alto nivel de calidad y rigor literario. Un poemario que sin lugar a dudas será más apreciado por los conocedores, académicos y especialistas en literatura y arte en general

1 comentario:

  1. Tres poemas de Vigilia de los sentidos

    EL VIAJE


    I am become a name...
    Tennyson, Ulysses

    ... und öfters über des kühnen
    Herkules Säulen hinaus, zu neuen seligen Inseln
    Tragen die Hoffnungen ihr und des Schiffes Flügel...
    Friedrich Hölderlin, Der Archipielagus

    ...wir sind es, wir; Frucht von Hesperien ists!
    Friedrich Hölderlin, Brot und Wein. An Heinze



    Soy Nadie y les ofrezco mis palabras,
    Piedras lustrosas mil veces lamidas,
    Arenas que se escurren mientras brillan,
    Sutiles variaciones de la nada.

    Hermanos: Ya las velas remendadas
    Están; por sal y por las luchas, curtidas
    Las manos; firmes aún las rodillas.
    ¿Y sigue en el puerto la corva barca?

    Que los días que queden de esta breve
    Vigilia de los sentidos den fruto;
    Para ir más allá del occidente

    Hemos nacido y un destino único
    Dirige nuestra proa: tender redes
    En mares siempre al Norte del futuro.


    BALCÓN DE JULIETA

    Deny thy father and refuse thy name
    William Shakespeare, Romeo and Juliet, II. II. 34

    Enterraré los nombres,
    los rótulos, la historia
    Pedro Salinas. La voz a ti debida, (14)

    Balcón de Julieta
    Sergei Prokofiev, Romeo y Julieta, Op. 64, I,6
    Bailan Alessandra Ferri y Wayne Eagling


    Vamos en luz buscando nuestra ruta
    Por la región del aire. Confundidos,
    Se sumen los neblíes; y la luna,
    Perpleja, retira sus rayos fríos.
    Atrás quedan la noche, las historias,
    Los nombres. Solo tú y yo, horizontes
    Finales de nosotros mismos, formas
    De unos sones que lucen bien sus goces.
    Somos el blanco y la flecha y el arco
    Y el ojo; somos la piel y los pulsos;
    Somos los cuerpos que el viento calzaron
    A sí; somos este aquí y su futuro...

    Vendrá el silencio a reclamar su cuota:
    Y se hará la música que nos nombra.


    RUINAS

    Nouveau venu, qui cherches Rome en Rome...
    Du Bellay


    Buscas a Roma en Roma, peregrino,
    Y, junto a la luz que al aire dilata,
    Rebota en las adelfas y a los pinos
    Corona, las hojas dilapidadas
    Del acanto –ël capitel en ruinas-
    Solo encuentras, y las flores amarillas
    Del jaramago. Sigue, mira y goza:
    El Tíber que te refleja no es eco
    Mejor de ti que esas piedras que formas
    Dieron a tus sueños, y a tus pies, centro.



    Deudas advertidas

    El viaje reactualiza la exhortación de Ulises a sus compañeros en la Comedia de Dante Alighieri (Inf. XXVI, vv. 112 ss). “Nadie” es un personaje odiseico. “Corva barca” intenta revivir un epíteto homérico. Los dos últimos versos del soneto calcan una imagen de Paul Celan en Atemwende.

    Balcón de Julieta junta varios pasajes de Romeo and Juliet de William Shakespeare con versos de La voz a ti debida de Pedro Salinas (los versos 6 y 7 son casi citas literales) para “explicar” la escena del balcón de Julieta, del ballet de Sergei Prokofiev. La imagen del blanco y la flecha quiere recordar una parecida de Par. V, 91-92; “al viento calzaron” evoca una imagen semejante del Polifemo de Góngora. El verso final “corrige” a “el silencio que nos nombra”, parte del remate de un soneto de Enrique Peña Barrenechea.

    Ruinas reelabora un tema originalmente tratado por Joachim Du Bellay y, luego, por Francisco de Quevedo. Pueden reconocerse alusiones a la Canción a las ruinas de Itálica de Rodrigo caro y a un poema de Presagios de Pedro Salinas. “Dilapidadas” es un adjetivo usado por Jorge Luis Borges en su relato Las ruinas circulares.

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