tag:blogger.com,1999:blog-75567652024-03-14T15:48:20.453-05:00LecturasJavier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.comBlogger805125tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-76775192079113729322023-12-08T12:31:00.012-05:002023-12-08T14:06:52.133-05:00Tales from Topographic Oceans<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjaTmLwMZ5BerE4tiyRKrGEEe91wUUA7qkzjsvORNdP8kHYV_dDo2S5YLE09Ebzn4RWaN4SXr4XUyuayhAI5YjUQG2Ii-5uGIQNwxtxa1T_JtSvriQQxnduyrAt91RAe3j3zwoIpKvapq3cGjxTnHBcgEXVhb-GHvXgFBfJEUA9J36PTWBuKvC/s1600/Tales.jpeg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="1425" data-original-width="1425" height="427" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjaTmLwMZ5BerE4tiyRKrGEEe91wUUA7qkzjsvORNdP8kHYV_dDo2S5YLE09Ebzn4RWaN4SXr4XUyuayhAI5YjUQG2Ii-5uGIQNwxtxa1T_JtSvriQQxnduyrAt91RAe3j3zwoIpKvapq3cGjxTnHBcgEXVhb-GHvXgFBfJEUA9J36PTWBuKvC/w427-h427/Tales.jpeg" width="427" /></a></div><h3 style="text-align: left;"></h3><h4 style="text-align: left;"><br /></h4><div>The Beatles, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Pink Floyd… todos los grandes grupos de rock, en su momento de apogeo, asumieron el reto de crear un álbum doble, una amplia obra en la que plasmar su desbordante creatividad. Y aunque las expectativas generadas en torno a estos álbumes –<i>The Beatles</i> (1968), <i>Physical Graffiti</i> (1975), <i>Exile on Main Street</i> (1972), <i>The Wall</i> (1979)– siempre fueron muy grandes, ninguno fue tan ansiosamente esperado como <i>Tales from Topographic Oceans</i>, del grupo Yes, aparecido hace exactamente 50 años (el 7 de diciembre de 1973), el único que en la propia Inglaterra (cuna del rock progresivo) llegó a ser Disco de Oro antes de su lanzamiento oficial.</div><a name='more'></a><div><br /></div><div>Yes era reconocido como el más importante grupo de rock, especialmente por el virtuosismo de sus integrantes: el guitarrista Steve Howe, el bajista Chris Squire y el teclista Rick Wakeman. A ello se sumaba la complejidad de sus canciones, compuestas principalmente por el cantante Jon Anderson, que incluían diversos movimientos y texturas sonoras, a la manera de las obras de música clásica, pero sin perder el espíritu del rock. Esta fórmula había funcionado perfectamente (a pesar de las letras, a veces demasiado ambiguas y cargadas de misticismo) en <i>The Yes Album </i>(1971), <i>Fragile </i>(1971) y especialmente <i>Close to the edge</i> (1972), considerado la obra cumbre del rock progresivo. Fue entonces que el grupo anunció que su próximo trabajo sería un álbum doble, inspirado en las escrituras del Shastra y la <i>Autobiografía de un yogui</i> de Paramahansa Yogananda.</div><div><br /></div><div>El álbum está conformado por solo cuatro “temas”, cada una ocupando todo un lado del vinilo. Cada una pretendía ser una meditación, un viaje a través de paisajes sonoros que evocan la grandeza y la profundidad de los “océanos topográficos”. Por eso el álbum es más complejo y rico en texturas que los anteriores del grupo. Pero eso también le hace perder muchas de sus virtudes rockeras. En general, la música es demasiado lenta, las melodías resultan opacas (Anderson dijo haberse inspirado en mantras tradicionales), y la rigidez de la estructura constriñe el virtuosismo de Squire y Wakeman, que era uno de los elementos centrales de los mejores temas de Yes.</div><div><br /></div><div>Precisamente uno de los aspectos más recordados de <i>Tales from Topographic Oceans</i> es la tensión creativa dentro de la banda. Mientras Anderson y Howe estaban inmersos en la creación del álbum, el tecladista Wakeman expresó abiertamente su descontento. Para él las pretensiones del proyecto eran excesivas, y las composiciones de Anderson eran difíciles de interpretar con convicción. "No puedes tocar lo que no entiendes, y yo no entendía nada de ese disco", confesaría posteriormente. La tensión culminó con la salida de Wakeman. El gran ciclo de la obra de Yes (1970-1973) se había cerrado, y aunque el grupo trató posteriormente de retornar a esa etapa –con el disco <i>Relayer</i> (1974), que tiene una estructura similar a <i>Close to the edge–</i> sin Wakeman los resultados no fueron los mismos. Y entonces el grupo decidió disolverse temporalmente.</div><div><br /></div><div>En líneas generales, <i>Tales from Topographic Oceans</i> fue mal recibido por la crítica en su momento, que lo calificó como uno de los peores excesos del rock progresivo. Las opiniones de los fans también estuvieron divididas, con algunos considerándolo una de las mejores obras de Yes, mientras que otros lo encontraron pretencioso y aburrido. A pesar de las críticas, <i>Tales from Topographic Oceans</i> se mantuvo número uno en la lista UK Albums Chart por dos semanas y alcanzó el número seis en la lista Billboard. Con el tiempo, el álbum ha sido reevaluado y ahora se le reconoce por algunos pasajes excepcionales, y por su contribución a la difusión y la ampliación del género del rock progresivo.
</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p> </p><i>
Le dedico mi silencio</i> (Alfaguara, 2023), la nueva novela de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936; Premio Nobel de Literatura 2010), es muchas cosas a la vez, y por eso tal vez ha generado tantas confusiones. En primer lugar, es la historia de un intelectual mediocre, Toño Azpilcueta, de esos que en lugar de formarse académicamente prefieren quedarse en un pequeño y limitado objeto de estudio; en su caso, la música criolla peruana y su historia. A inicios de los años noventa, cuando el “criollismo” ya está en franca decadencia (algunos decían que muerto), Azpilcueta descubre al joven guitarrista Lalo Molfino, al que considera como uno de los mejores dentro de este género musical, incluso superior al reconocido Oscar Avilés. Poco tiempo después, Molfino muere de tuberculosis, y ante esa lamentable noticia Azpilcueta decide escribir un libro centrado en esa trágica y corta vida, pero que a la vez abarque toda la historia de la música criolla peruana.<div><br /></div><a name='more'></a><div>Así la novela presenta en paralelo, y en capítulos alternados (una estructura recurrente en la narrativa de Vargas Llosa), la historia de Azpilcueta y el libro que él está escribiendo. En la primera de estas narraciones se deja en claro desde un inicio que Azpilcueta está un poco “loquibambia”, como se dice en el libro. No solo por su obsesión con las ratas (cuando tiene algún problema, imagina que estos animales aparecen de la nada y se meten en su ropa), sino también por sus pretensiones de tener una cátedra en la Universidad de San Marcos (a pesar de no tener la formación ni la experiencia necesaria) y especialmente por sus alucinadas teorías acerca de la música criolla, a la que atribuye virtudes de todo tipo, desde sexuales hasta patrióticas. Según Azpilicueta, en las canciones criollas están “las vetas más profundas de la nacionalidad peruana… la fraternidad, el ánimo festivo… un factor de unidad en un país donde hay tantas distancias sociales y económicas”. En suma, según afirma, a través de la música criolla se podría hacer realidad la utopía de una sociedad peruana igualitaria, unida y fraterna.</div><div><br /></div><div>Tras una serie de eventos afortunados, Azpilcueta logra publicar su libro, al que tituló “Lalo Molfino y la revolución silenciosa”, que tiene un sorpresivo éxito, primero entre los lectores y después en los predios académicos. Azpilcueta comienza a ser reconocido públicamente y hasta logra que se le otorgue la cátedra que tanto anhelaba. Y ese inesperado momento de triunfo lo envalentona, y comienza a tomar decisiones cada vez más audaces, tanto en su vida diaria como con respecto a sus textos: a pesar de ser un hombre casado, intenta cortejar a su amiga Cecilia Barraza (la cantante es un personaje importante en esta ficción), y para las siguientes ediciones de su libro lleva al extremo su teoría sobre el criollismo como elemento unificador, para que abarque no solo el futuro sino también el pasado del Perú. Por supuesto, todas estas iniciativas se estrellan con la realidad, lo que lleva a Azpilcueta a una terrible crisis personal, a perder la cátedra y a volver a su gris vida anterior.</div><div><br /></div><div>Como hemos señalado, además de la historia de Azpilcueta esta novela tiene muchos otros elementos. Para empezar, una revisión de la historia del criollismo, a través de las vidas y obras de algunas de sus figuras más importantes: Felipe Pinglo, Lucha Reyes, Chabuca Granda, Oscar Avilés, etc. También se incluyen reflexiones acerca de algunas peculiaridades de los peruanos y su cultura. Pero dado el carácter de quien escribe estos textos (Azpilcueta) inevitablemente tienen una dosis de ironía crítica. Y el propio título que Azpilcueta elige para su libro (me lo hizo notar mi amigo Félix Reátegui, uno de los mayores conocedores de la obra de MVLL) dice claramente cual es el objetivo de esas críticas: “La revolución silenciosa” es el título del ensayo que Vargas Llosa escribió como prólogo para El otro sendero (1986), el libro de Hernando de Soto que también proponía una especie de utopía, pero de carácter económico: que a través de las pequeñas empresas (el capitalismo popular) el Perú llegaría a ser un país próspero e igualitario.</div><div><br /></div><div><i>Le dedico mi silencio</i> es básicamente una crítica a los discursos utópicos y a sus creadores, quienes creen haber encontrado la “esencia” de una sociedad, y a partir de ese único elemento pretenden explicarlo todo, llegando inevitablemente a errores y excesos de todo tipo. Hay uno o varios Azpilcuetas detrás de cada una de esas utopías, ya sean político-revolucionarias, económicas o culturales. Por supuesto, esto incluye a la que el propio Vargas Llosa llamó “utopía arcaica”: el discurso indigenista. No es necesario recalcar ciertos paralelismos y coincidencias entre la vida de Azpilcueta y las de algunos de los impulsores de esos discursos. Y no se puede dejar de señalar la gran ironía de que en esta ficción el símbolo de la utopía propuesta –ese mundo en el que todos los peruanos vivirán felices y en perfecta armonía gracias a la música criolla– sea el egoísta y antipático Molfino.</div><div><br /></div><div>Pero si la novela no llega a sentirse en ningún momento como una sátira o un discurso agresivo es porque Azpilcueta resulta casi un alter ego del propio Vargas Llosa. Buena parte de los textos de “Lalo Molfino y la revolución…” solo son artículos periodísticos que el propio Vargas Llosa ha publicado a lo largo de su vida, como ¿“Un champancito, hermanito?” (1983). Además, como Azpilcueta, Vargas Llosa es sanmarquino, ha ejercido el periodismo, ha sido un atento seguidor de la música criolla y es un admirador de Cecilia Barraza. Esa auténtica empatía con el tema, los personajes y los ambientes en los que se desarrolla la narración hacen de <i>Le dedico mi silencio</i> una buena novela, de las mejores de la producción más reciente de Vargas Llosa.
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Al parecer logró su cometido, porque la novela obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2023, lo que le ha asegurado una gran difusión en todo el mundo de habla hispana. No obstante, literariamente Rodríguez no parece haber superado algunos de los problemas de sus anteriores novelas, que ya llegan a una decena, desde <i>La furia de Aquiles</i> (2001) hasta<i> Treinta kilómetros a la medianoche </i>(2022).</div><a name='more'></a><div>La protagonista de este relato es Eufrasia Vela, una mujer de origen andino, del norte del Perú, quien se gana la vida en Lima cuidando ancianos, a algunos en sus propios domicilios y a otros en un asilo. Por la amistad y el sincero interés que tiene por los ancianos a su cargo, ella acepta ayudar a algunos a cumplir su última voluntad: una muerte digna, en las condiciones que ellos prefieran. Y como una de las frases recurrentes de Eufrasia es “bastan diez cuyes para empezar un negocio”, cada uno de sus amigos le paga simbólicamente, por esos servicios, el costo de diez cuyes, lo que explica el título de la novela.</div><div><br /></div><!--more--><div>La narración sigue a Eufrasia en sus desplazamientos de las casas de doña Carmen y de Jack Harrison (ambas en Miraflores) hasta el asilo en el que se encuentran Los Siete Magníficos, un grupo de ancianos liderados por “la Pollo”. Esos desplazamientos, y todo el texto, están profusamente adornados con detalles retóricos: símiles, metáforas y tropos en general que tratan de divertir al lector, aunque en muchos casos resultan un tanto impertinentes. Así, en los primeros párrafos el narrador compara los rieles de un metro elevado con “una larguísima verruga que marca a la ciudad”, la “cicatriz que queda tras una cirugía” y “un ciempiés de concreto”.</div><div><br /></div><div>Las antiguas preceptivas pretendían que estos recursos, además de embellecer cualquier texto, le otorgaban la calidad de “literario”. Por supuesto, esa es una idea anacrónica; pero Rodríguez –que no viene del mundo de la literatura sino del de las comunicaciones– centra en ella su propuesta narrativa. Eso sí, pone siempre en sus tropos y símiles un detalle de humor “posmoderno”: “pupilas que se dilatan y se contraen como moluscos con esteroides”, “bastaba con acercarse a un arbusto, desenfundar la pichula y volver de inmediato, cual rápido pistolero”, “Eufrasia sintió que un sinnúmero de manos ávidas volvía a exprimir la esponja de su organismo porque las lágrimas volvieron a salírsele sin control” (es decir, abrazaron a Eufrasia y ella comenzó a llorar). Y las citas podrían continuar.</div><div><br /></div><div>Pero ese afán de entretener y complacer al lector no se limita al lenguaje, también está presente en todos los elementos de la narración. Los personajes están hechos en base a lugares comunes, raciales o sociales (comenzando por la propia protagonista); se apela constantemente a referentes propios de la cultura de masas, especialmente el cine y la música pop (aunque estén un poco fuera de lugar, porque los sucesos son narrados desde el punto de vista de Eufrasia, que supuestamente no maneja esos referentes); y hasta se incluye un largo viaje en taxi por casi toda la costa del Perú, en el que el conductor va explicando detalladamente todos los atractivos “turísticos” que encuentran en el trayecto (finalmente el autor, Rodríguez, tiene que darle a ese taxista un pasado como guía turístico).</div><div><br /></div><div>En 2006 el Premio Alfaguara le fue otorgado por primera vez a un autor peruano, a Santiago Roncagliolo por su novela <i>Abril rojo.</i> Se trataba de una novela más cinematográfica que literaria: un thriller protagonizado por un policía inepto y torpe, y ambientado en la Semana Santa ayacuchana (uno de nuestros mayores destinos turísticos). Una novela complaciente y superficial, casi en los márgenes de la literatura. En la misma línea está <i>Cien cuyes,</i> que 17 años después ha traído el Premio Alfaguara por segunda vez a nuestro país.</div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtLPyO8CMdF_AnOqsKdIO87F7HJFLb09GOCw7y6gyBB6Wjt4pZf6ZXW5GAh-AAETHjFuzhX2y0342souHiE3E7UKkza7PXmtQSafodqW416e1mGk8JcNpfId8W4Tb7xEvU6Owj55cKtKTNqHcP9h7LsvebtgxwNmEbUSkKyy5NOBUgw6PardtX/s1018/monologo.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="1018" data-original-width="667" height="516" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtLPyO8CMdF_AnOqsKdIO87F7HJFLb09GOCw7y6gyBB6Wjt4pZf6ZXW5GAh-AAETHjFuzhX2y0342souHiE3E7UKkza7PXmtQSafodqW416e1mGk8JcNpfId8W4Tb7xEvU6Owj55cKtKTNqHcP9h7LsvebtgxwNmEbUSkKyy5NOBUgw6PardtX/w338-h516/monologo.jpg" width="338" /></a></div>
<div><br /></div>Antonio Gálvez Ronceros (Chincha 1932-2023) es considerado con justicia como uno de los mejores cuentistas peruanos del siglo XX. Formó parte de aquel importante grupo de escritores reunidos en torno de la revista Narración (Gregorio Martínez, Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y otros), y su primer libro Los ermitaños (1962) fue un sorprendente conjunto de cuentos en el que mostraba no sólo un adecuado manejo de las técnicas narrativas más modernas sino también un profundo conocimiento del lenguaje y la cultura de nuestros campesinos. Esa honesta exploración del lenguaje popular alcanzaría un mayor desarrollo en su segundo libro de relatos aparecido originalmente en 1975: <i>Monólogo desde las tinieblas.</i><div><br /><a name='more'></a></div><div>Dejando de lado ciertas audacias técnicas, Gálvez Ronceros intentó en su Monólogo... captar la peculiar oralidad del lenguaje de sus personajes, los miembros de las comunidades de campesinos afroperuanos de su provincia natal, incluyendo todo el humor y la picardía de la que esta población suele hacer gala en su vida diaria. Retrató su forma de hablar de una manera “fotográfica”: “Dile que él no sabe agadá lampa, que su cintura se quierba como carizo pordrido y se le ariscan la mano como la jeta del buro”. Y aunque la fluidez de la narración, lo divertido de las anécdotas y los frecuentes juegos de palabras parezcan indicar lo contrario, hay detrás de estos textos un paciente y esmerado trabajo con la prosa (característico en toda la obra del autor), que resalta la musicalidad y belleza de esta forma de habla popular.</div><div><br /></div><div>Este trabajo con el lenguaje, valioso e interesante por sí mismo, es además una puerta de acceso a la cultura, costumbres y mitos vigentes en aquella comunidad campesina. El relato “La creación del mundo” es sumamente expresivo al respecto, pues resulta una especie de “Génesis afroperuano”, una explicación de la creación y el porqué de ciertas cosas: “Dicen quial pirncipio e toas las cosas la tierra etaba vacía y se conjundía con el fimamento en una ocuridá muy prieta. Pero elepíritu de Dio, que año tras año veía dede ariba lo mimo, no aguantó má y se vino volando a hacé las cosas”. Y No faltan en el libro ciertos elementos propios del “realismo mágico” (en el cuento “Octubre”, por ejemplo), corriente narrativa dominante en toda Latinoamérica durante la década del setenta.</div><div><br /></div><div>La siguiente etapa en la obra narrativa de Gálvez Ronceros estaría marcada por un mayor énfasis en el carácter didáctico e ideológico de los relatos, sacrificando un tanto la calidad literaria. El libro Historias para reunir a los hombres (1988) es representativo de esa etapa: relatos breves y brevísimos con un fuerte contenido social. Tras quince años de silencio, Gálvez Ronceros publicó su siguiente libro de cuentos Cuaderno de agravios y lamentaciones (2003), un conjunto de once relatos once relatos que remiten a situaciones cotidianas en la vida de la gente más pobre, situaciones en las que se hacen evidentes las grandes injusticias en que está fundado el orden social actual. Pero esta vez la intención del autor es trascender la simple denuncia para ofrecer alternativas de solución basadas en la unión y solidaridad entre los pobres. “Siete y media” es un cuento emblemático de esta etapa de la obra de Gálvez Ronceros, pues nos presenta a cuarenta obreros en un ómnibus que levantan sus voces para que se respete su derecho a una tarifa de pasaje especial.</div><div><br /></div><div>Ya retirado de la docencia universitaria, que ejerció durante gran parte de su vida Gálvez Ronceros presentó el que sería su último libro de cuentos: La casa apartada (2016), seis relatos que tienen como principal rasgo en común su voluntad de retratar la vida en las más pequeñas ciudades del interior del país, especialmente del ámbito rural, siguiendo la línea de Monólogo…, en la mayoría de los cuentos priman el humor y el manejo lúdico del lenguaje, como en el relato que da título al libro (aparentemente una historia de horror) el cuento “Lecturas extravagantes. Pero el resto de los relatos están más centrados en lo asombroso de las historias y en el estrecho vínculo entre los hombres y los animales: “¿Recuerdas?”, “Un perro en la noche” y“Jacinto y manfreda”, con su muy peculiar triángulo amoroso. El libro concluye con“La madrugada triste”, un relato policial en toda la regla y sin un atisbo de humor.</div><div><br /></div><div>El rasgo más característico de toda la narrativa de Gálvez Ronceros es el cuidadoso trabajo con el lenguaje, especialmente la musicalidad y creatividad, por lo que la crítica suele considerarlo dentro de los cuentistas con vocación lírica (en la línea de Juan Rulfo y Vargas Vicuña, por ejemplo). Esa labor de orfebre, valiosa e interesante por sí misma, le sirvió también al autor. como ya se ha señalado, como una puerta de acceso a la cultura y costumbres de los personajes, pertenecientes a los sectores marginados y más pobres de nuestra población.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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El productor de cine y videasta Rafael Cabellos (Lima, 1969) ha publicado hace poco su primer poemario <b>XXXVII formas del deseo</b> (2023), en el que reúne poemas escritos a lo largo de 30 años. Son textos en su mayor parte breves, sin títulos y de versos cortos, que exploran la complejidad de la existencia humana, la búsqueda de la felicidad, el poder de las palabras y la importancia de las conexiones humanas en un mundo marcado por la alienación y las barreras sociales.<div><br /></div><a name='more'></a><div>Cabellos aborda todos esos temas empleando un lenguaje sencillo, tanto por las palabras como por la estructura del discurso. El autor dice, en la pequeña nota introductoria de los poemas que el origen de algunos de estos textos está en las canciones que componía, junto con su hermano. Eso es notorio en algunos de los mejores poemas, como en “Camión”, en el que recuerda a un compañero de infancia, más pobre y víctima de bullying: “Los chicos le decían Camión / por la forma de su cabeza. / Yo no lo entendí hasta que vi un camión / de esos de madera. Era idéntico a él”. La conclusión invierte los términos de esa relación “Ojalá que Camión haya conocido el amor, / tenido hijos y tal, cosa que no / me sucedió a mí”.</div><div><br /></div><div>En el prólogo del libro el poeta Daniel Soria explica el título del libro: “La naturaleza del deseo es multiplicar sus objetos para depositar en ellos la responsabilidad de los perpetuos amagues del sujeto… que velan un único propósito: durar”. Y una de las formas de lograr esa duración, acaso más allá de la vida, es a través del poder de las palabras, la propia poesía. Por eso hay en este libro tantos textos que pueden asumirse como artes poéticas, y de muy diversos tipos. Pero dado que uno de los ejes del poemario, es la importancia de la comunicación entre semejantes, el "poema ideal" que propone Cabellos es la “carta flor”: “...un enjambre de pétalos amarillos que yo te entrego porque no he aprendido a preferir las flores y porque no sé bien por qué la escribo ni sé descifrar su enigma y su aura”.</div><div><br /></div><div>Al tratarse de poemas que Cabellos ha escrito en muy diversas etapas de su vida, los textos a veces parecen hasta contradictorios (hay un arte poética que se inicia con el verso “Muerte a ti, maldita pluma…” y que concluye que la poesía es una “…religión falsa que no necesita amor para existir”). Por eso también el libro, como coinjunto, resulta un tanto irregular, con grandes diferencias en la calidad de algunos textos. Pero casi siempre el lenguaje conciso y directo resalta la intensidad de las experiencia descritas, y la complejidad de las emociones que se quiere transmitir al lector. Como muestra, copio el último poema del libro:</div><div><br /></div><div><br /></div><div>XXXVII</div><div><br /></div><div>Ansioso hasta la aflicción</div><div>Siento escabullirse</div><div>La vida que deseo</div><div>Pero apenas despierto</div><div>Me prendo</div><div>Correcto hasta la náusea</div><div>Del nuevo día de Dios</div><div>En una oficina.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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¿Qué características tienen en común las grandes novelas de todos los tiempos? La lista puede ser extensa: personajes complejos y bien desarrollados que evolucionan a lo largo de la historia, tramas interesantes y bien estructuradas, un lenguaje distintivo y cuidadosamente elaborado, entre otros aspectos. Sin embargo, ninguno de estos elementos se encuentra en <i>Los genios</i> (2023), la reciente novela de Jaime Bayly (Lima, 1965) que ha recibido elogios por parte de una parte de la crítica y ha tenido un considerable éxito entre los lectores.<div><br /></div><a name='more'></a><div>Como se sabe, la trama de <i>Los genios</i> se centra en la relación entre los escritores Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, especialmente en la estrecha amistad que desarrollaron en los inicios de sus carreras literarias, cuando ambos vivían en Europa –a finales de los años sesenta del siglo pasado–, trabajando en diversas ocupaciones para sobrevivir. La novela presenta, junto a ellos, a su entorno de entonces: familiares, amigos, colegas del boom literario e incluso personalidades del ámbito cultural. Es conocido que esa relación concluyó con el puñetazo que Vargas Llosa propinó a García Márquez en un evento público, incidente sobre el cual ninguno de ellos ha ofrecido una explicación. Bayly narra la amistad de estos dos premios nobel desde el momento en que se conocieron, utilizando abundantes elipsis y saltos temporales, y logra que toda la trama converja en los eventos que, según su versión, originaron la pelea entre ambos escritores.</div><div><br /></div><div>No obstante el interés de la historia y la importancia de los personajes, <i>Los genios</i> fracasa como novela principalmente debido a su insistencia en repetir los peores y más degradantes chismes sobre sus protagonistas. En este sentido, se observa un evidente ensañamiento con Mario Vargas Llosa, quien es retratado exclusivamente como una persona insegura, egoísta, vengativa, explosiva y lujuriosa. El Vargas Llosa que se presenta en esta novela está muy lejos de ser un gran escritor o intelectual; más bien parece un personaje salido de una comedia erótica de bajo presupuesto. Algunos episodios –como el del novelista recién circuncidado intentando nadar en el mar, o su fallido intento de seducir a la actriz mexicana Katy Jurado– parecen sacados directamente de una de esas viejas películas protagonizadas por Porcel y Olmedo. Además, Bayly también se muestra extremadamente cruel al retratar a los familiares más cercanos de MVLL: su esposa Patricia, sus padres y especialmente su hijo Álvaro, con quien el propio Bayly mantuvo una estrecha amistad durante muchos años.</div><div><br /></div><div>La novela adolece de muchos otros defectos, pero el peor de todos es su pobre calidad literaria. Está repleta de lugares comunes, frases grandilocuentes (“apretó el puño como si fuera una granada” dice en la primera página”), repeticiones (lo del puño y la granada lo repite apenas tres páginas después, anglicismos (“no sólo novelas, pero también relatos”) y errores de todo tipo. ¿Cuántas veces se dice que García Márquez “comía de madrugada, revolviendo la basura de los restaurantes caros de París”, cuando era un autor desconocido. A pesar de ello, hay que reconocer que la narración mejora cuando se aparta de sus dos protagonistas y dirige su atención hacia reconocidas personalidades del ámbito cultural de la época, desde el consagrado poeta Pablo Neruda hasta el joven cantautor Joaquín Sabina, pasando por casi todos los integrantes del boom. Estas son, sin lugar a dudas, las mejores páginas de la novela y dan una idea de lo que podría haberse logrado con este material.</div><div><br /></div><div>En última instancia, Los genios deja la impresión de ser una versión literaria del famoso y enigmático puñetazo que constituye el eje central de esta narración. La novela es una agresión directa y sumamente violenta hacia el ex-amigo Álvaro Vargas Llosa y su padre, el gran escritor que brindó el respaldo crucial a No se lo digas a nadie (1994), la primera novela de Bayly (que, hasta la fecha, ha publicado otras quince). Sin embargo, a diferencia de aquel famoso puñetazo del cual se habla y especula hasta hoy, este golpe literario está destinado a ser olvidado rápidamente, una vez que pase de moda.</div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p>En el poemario <b>Un reloj derramado en el desierto </b>(Peisa, 2022) el escritor y profesor universitario Alejandro Susti (Lima, 1959) asume el difícil desafío de hacer arte teniendo como objeto el arte. En este caso se trata de hacer poesía a partir de la observación de cuadros conocidos, de artistas que van desde Leonardo da Vinci hasta Oswaldo Guayasamín. Y al parecer Susti logró, con estos textos, unir “la vivencia poética poética con la vivencia plástica, y la erudición con la intensidad emocional”, según afirma el acta del jurado que le otorgó a este libro el Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2020, convocado anualmente por el Instituto Nicaragüense de Cultura.</p><a name='more'></a><div><b>Un reloj derramado en el desierto</b> (título que alude a un cuadro de Dalí) está conformado por unos 30 poemas de una o dos páginas cada uno. Se inicia con dos artes poéticas que anticipan cuáles son las estrategias del autor para aproximarse a esos cuadros. En el primero, “Visita al museo”, propone “mirar como quien discurre por un laberinto… mirar desde la columna vertebral del ojo / que desciende por el lienzo y descubre pieles / huesos”. Es decir, recorrer el cuadro describiendo detalles, signos y significados. Es la estrategia que se emplea en poemas como “Las meninas (Diego de Velásquez, 1656), “Manao Tupapau (Paul Gauguin, 1892)” y “El guitarrista (Oswaldo Guayasamín, 1977)”: “El ojo turbio de la araña hacia el cielo / el arpa de costillas abriéndose / cediendo el aire que atraviesa el organismo / sentado animal el guitarrista”. Por supuesto, para apreciar mejor estos poemas hay que ver o recordar los cuadros.</div><div><br /></div><div>No son esos los mejores poemas del libro, sino aquellos que responden a la segunda poética, planteada en el poema “La pintura”, y que destaca la “quietud” de las imágenes. “La pintura ignora el movimiento / el giro de las aspas del molino / el regreso de la ola a la orilla…”. Ante ello, lo que intenta el poeta es reintegrar las imágenes al fluir del tiempo, narrarnos el antes y después del momento captado en el cuadro. Así sucede en “Compartimento C, coche 293 (Edward Hopper, 1938)”. La pintura solo muestra un compartimiento de un tren, con una mujer sentada y leyendo, y un fragmento de paisaje en la ventana. El poema de Susti dice: “Toda espera se borra al paso del expreso / se trata solo de llegar velozmente a un destino… / en lo que ha de extinguirse el día / la mujer habrá de cruzar una vez más las piernas / y voltear la página mientras el paisaje corra raudo…”. Algo similar sucede con los poemas “Gioconda (Leonardo da Vinci, cc. 1503-1505), “Venus de Urbino (Tiziano, 1538) o “Autorretrato (Vincent Van Gogh, 1889).</div><div><br /></div><div>Hay todavía un nivel más de “dificultad” en algunos de estos poemas, cuando Susti –además de devolver la imagen a su contexto temporal–, quiere hacernos reflexionar sobre la trayectoria vital del artista. En estos casos él lector, para entender el poema, no solo necesitará ver el cuadro, sino también tener información sobre la vida de pintores tan poco conocidos como Romaine Brooks, Georgia O’Keeffe o Gabriele Münter. Un interesante intento de rescatar del olvido a valiosos artistas plásticos (especialmente mujeres), pero que exige de los lectores una considerable erudición, o al menos mucho trabajo de información.</div><div><br /></div><h3 style="text-align: left;">Sobre el autor</h3><div><br /></div><div>Alejandro Susti nació en Lima, en 1959. Es doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad John Hopkins, y se desempeña como profesor de Literatura en la Universidad de Lima y en la Universidad Católica. Como escritor ha incursionado exitosamente en la poesía, con los libros <b>Corte de amarras</b> (2001), <b>Casa de citas</b> (2004), <b>Cadáveres</b> (2009), <b>Escombros de los días</b> (2011), <b>El río imaginado</b> (2012, Premio Copé de Plata) y <b>Bajo la mancha azul del cielo</b> (2018, Copé de Bronce); y también en el ensayo, con los libros <b>Seré millones. Eva Perón. melodrama, cuerpo y simulacro</b> (2007), <b>Todo esto es mi país. La obra de Sebastián Salazar Bondy </b>(2018) y <b>La ciudad sin límites. Lima en la narrativa peruana moderna </b>(2021), entre otros. Además es líder del grupo de rock progresivo Actitud Modulada.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq_i7ymZc24_KyaNrYh_VmX72wf25qQkl8YwTmZmu6V-iJ1tzRLhw1Al_OCyWkb7SadipPCxjUsRs9YS-LcHrbqCfAP4sLgxAvC5MsMboJ_TaEjgD6PC_7KApdI9zBG1b9ad1yaLXf-WgVicMqm26ZyKoQ4nwG1V5YOhfk3uUX42L4Py560Q/s1536/gamboa.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="1536" data-original-width="995" height="600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq_i7ymZc24_KyaNrYh_VmX72wf25qQkl8YwTmZmu6V-iJ1tzRLhw1Al_OCyWkb7SadipPCxjUsRs9YS-LcHrbqCfAP4sLgxAvC5MsMboJ_TaEjgD6PC_7KApdI9zBG1b9ad1yaLXf-WgVicMqm26ZyKoQ4nwG1V5YOhfk3uUX42L4Py560Q/s600/gamboa.jpg" /></a></div>
<p> En el año 2013 Jeremías Gamboa (Lima, 1971) publicó su primera novela, <i>Contarlo todo, </i>que impulsada por los elogiosos comentarios de Mario Vargas y otros escritores se convirtió en un éxito de ventas en el mundo de habla hispana. No obstante, la crítica encontró en esa novela demasiados errores, desde descuidos injustificables en el estilo hasta una evidente falta de desarrollo de los aspectos temáticos y de significados, incluyendo el error de citar el inicio del Evangelio de San Juan como si fuera el primer capítulo del Génesis. La novela se inscribía en la tan cuestionada corriente narrativa denominada “autoficción”, y era como si efectivamente Gamboa estuviera “contando todo” sobre su propia vida, pero descuidando bastante la construcción de los personajes, la creación de situaciones dramáticas y hasta los diálogos. Es decir, todo aquello que hace a una obra narrativa.</p><a name='more'></a><div>Ocho años después Gamboa presenta su segunda novela, <i>Animales luminosos </i>(Random House, 2021), en la que parece haber atendido a buena parte de esas objeciones. En primer lugar, hay un mayor mayor cuidado en el uso de las palabras. Las descripciones también resultan más precisas y funcionales. Sin lugar a dudas, hay en esta novela un mucho mayor trabajo de corrección y edición. Pero el cambio más significativo es que el autor ya no pretende contarnos toda su vida; sigue narrando a partir de sus vivencias personales, pero esta vez se limita a sus experiencias en la Universidad Boulder, Colorado, en la que estudió una maestría. Específicamente lo que cuenta es cómo un heterogéneo grupo de estudiantes (dos norteamericanos y dos latinoamericanos) de postgrado de esa universidad pasa una noche de fin de semana recorriendo bares y discotecas en el college town.</div><div><b><br /></b></div><div><b>Un mundo demasiado adolescente</b></div><div><br /></div><div>El narrador sigue al protagonista (un estudiante peruano, cuyo nombre, Ismael, solo se revelará en los capítulos finales) en ese tranquilo recorrido: no hay excesos de ningún tipo, ni peleas, ni grandes discusiones; apenas uno que otro flirteo y más que nada conversaciones entre ellos mismos. Así nos vamos enterando de sus historias personales, en las que aparece una constante: haber sido discriminados, por motivos raciales o sociales, tanto en Estados Unidos como en sus propios países de origen. Sí, como en Contarlo todo, el gran “tema” es la discriminación y la búsqueda de la propia identidad en un contexto extraño y hostil; pero al menos en esta nueva novela las humillaciones y traumas no están concentrados en un único personaje (algo que hacía de Contarlo todo un relato demasiado monótono y autocompasivo), lo que debería permitir una aproximación más amplia y diversa al tema. No obstante, esto no se logra por diversos motivos, desde el evidente desfase entre los sucesos de esa noche y las historias que cuentan los personajes (las acciones no incluyen ninguna discriminación ni enfrentamiento) hasta el hecho de que Gamboa mantiene todavía (y con él sus personajes) una visión del mundo demasiado adolescente.</div><div><br /></div><div>Hay muchos errores estructurales en la novela: por ejemplo, el motor de la acción. Increíblemente en toda la primera mitad del libro lo único que genera un poco de tensión narrativa son las expectativas del protagonista de reencontrarse con Josefina, una compañera de la universidad con la que no ha hablado nunca, pero que, al coincidir con él en una cafetería, le ha coqueteado un poco y le ha prometido otro encuentro, esa misma noche. Durante toda esa primera parte el protagonista va de un bar a otro, siempre en grupo, pero pensando en el posible encuentro con Josefina, como si se tratara –ya lo hemos señalado– de un adolescente preparándose para su primera cita, y no de un hombre de cerca de treinta años, a punto de terminar una maestría universitaria. Otro rasgo netamente adolescente del protagonista es su enfatizada admiración por Tod, el más blanco y alto de estos cuatro amigos; una admiración que además demuestra que él también comparte los prejuicios y estereotipos por los que suele ser discriminado. En general, toda la primera mitad del libro, más de cien páginas, resulta una lectura repetitiva e intrascendente, con muy poco que resaltar. Y a pesar de que los personajes son todos intelectuales, de quienes uno esperaría una aproximación original o al menos problemática al tema que los une, eso no aporta nada a los sucesos ni a las conversaciones de esa larga noche.</div><div><b><br /></b></div><div><b>Discriminación</b></div><div><br /></div><div>Con el reencuentro de Josefina e Ismael la novela cambia radicalmente. Para empezar, los otros tres estudiantes, los compañeros de aventura del peruano, simplemente desaparecen. Nunca más volvemos a saber de ellos. Y a pesar de no haber hablado nunca, Josefina e Ismael inician una conversación interminable, llena de confidencias de todo tipo. Y recién entonces, a partir de los recuerdos de ambos, se desarrolla mejor el tema de la discriminación; aunque los saltos entre países y las situaciones tan diversas no permiten profundizar ni en la forma en que estas experiencias afectan las vidas de los personajes ni en las estructuras sociales que sustentan las prácticas discriminatorias.</div><div><br /></div><div>Hay muchos relatos literarios cuyas acciones abarcan una sola noche, pero son muchas más las obras teatrales y películas que apelan a este recurso. Casi siempre parten de una situación aparentemente normal, y poco a poco van aflorando conflictos profundos, que, dada la creciente intensidad de los sucesos de esa noche, terminan estallando; como en El zoológico de cristal o ¿Quién le teme a Virginia Woolf? Otra opción son las experiencias órficas: el protagonista hace una especie de descenso a un infierno “personal” (se enfrenta a sus propios demonios) y finalmente regresa convertido en una persona mucho más madura. Esta última parece haber sido la opción de Animales luminosos. Lamentablemente ese infierno aquí no es tan terrible (no hay grandes ni situaciones dramáticas) ni tampoco se percibe ninguna evolución del protagonista. Apenas una colección de recuerdos infantiles y juveniles que los personajes, desde su mentalidad demasiado inmadura pese a sus edades y a su formación intelectual, no logran asimilar ni interrogar creativamente. Y que el autor no logra articular en un relato de verdadero valor literario.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p> </p><p>El periodista y escritor Jorge Coaguila es reconocido desde hace mucho tiempo como el mayor especialista en la vida y obra del escritor Julio Ramón Ribeyro (Lima, 1929-1994). Tiene publicados ya varios libros sobre el tema, como <i>Ribeyro la palabra inmortal </i>(1995), <i>Las respuestas del mudo </i>(1998), <i>Julio Ramón Ribeyro. Penúltimo dossier </i>(editor, 2009) y <i>Cartas a Juan Antonio </i>(editor, 2009), recopilación de las cartas que el cuentista le envió a su hermano a lo largo de tres décadas. Desde hace algunos años Coaguila ha estado investigando y trabajando en su más ambicioso proyecto ribeyriano, una extensa biografía que por fin acaba de ser publicada: <i>Ribeyro, una vida</i> (Revuelta, 2022), casi 600 páginas que revisan toda la trayectoria vital del tan querido autor de <i>La palabra del mudo.</i></p><a name='more'></a><div>Lo primero que notamos al leer el libro es que no se trata de la típica biografía en la que un escritor narra la vida de otro escritor, desde la perspectiva de una interpretación de su obra literaria, su personalidad o sus peripecias. Diríamos más bien que es una biografía escrita por un investigador y conocedor que, más que hacer escuchar su propia voz y opiniones, aspira a la objetividad y transparencia, como autor, para desvelar los misterios y secretos en torno a la vida y la obra del biografiado. Y para ello se vale del testimonio de numerosas personas que conocieron a Ribeyro: parientes cercanos, amigos de diversas etapas de su vida, colegas y hasta vecinos; y también de abundantes fotos de las personas y los lugares mencionados. Pero más que nada Coaguila se apoya en los propios diarios de Ribeyro, reunidos en el libro <i>La tentación del fracaso </i>(1992), en las <i>Cartas a Juan Antonio </i>y en la información proporcionada por el propio escritor en las numerosas entrevistas que le hicieron.</div><div><br /></div><div>Esta poco ortodoxa estrategia funciona bastante bien en la primera mitad del libro, en la que llegamos a sentir que conocemos muy de cerca las preocupaciones del joven escritor, sus decisiones, sus viajes, sus amistades y hasta sus amores; casi siempre partiendo de lo que él mismo dice al respecto, lo que es contrastado con los testimonios de los entrevistados. Y todo ello además se vincula con los personajes y las historias de la obra narrativa de Ribeyro, lo que ayuda a aclarar ciertos detalles y significados. Los ya muchos años de estudio sobre el tema y la minuciosa labor de investigación realizada por Coaguila para escribir esta biografía se complementan bien en estas páginas, las mejores del libro.</div><div><br /></div><div>Pero tanto los diarios de Ribeyro como su correspondencia abarcan solamente hasta inicios de los años ochenta, por lo que a partir de entonces los sucesos que narra Ribeyro, una vida ya no cuentan con ese valioso apoyo. Eso además coincide con la disminución de la producción literaria de Ribeyro, así que la revisión de esta etapa de su vida se convierte aquí en un extenso anecdotario, en el que abundan las historias menudas (las aventuras nocturnas de Ribeyro en Barranco, los malentendidos y rencillas personales, etc). Aunque quienes cuentan estas historias sean conocidas personalidades del ambiente literario y cultural, como Alfredo Bryce o Antonio Cisneros.</div><div><br /></div><div>Finalmente nos queda la impresión de que <i>Ribeyro, una vida </i>es una buena biografía, especialmente en su primera mitad. Aunque nos hubiera gustado que Coaguila deje un poco de lado la valiosa pero pesada objetividad periodística, que prima en este libro, para darle un poco más de vuelo ensayístico.</div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<div><br /></div>Hacia finales de los años ochenta el anglo-norteamericano Terry Gilliam (1940), se había convertido en uno de los más importantes directores gracias a películas como <i>Brazil </i>(1985) y <i>Las aventuras del barón Munchausen </i>(1988). Fue entonces que decidió emprender un proyecto sumamente ambicioso: una película sobre <i>Don Quijote de La Mancha </i>(1616), la novela de Miguel de Cervantes. Gilliam no pudo realizar entonces esa película, pero retomó el proyecto diez años después, con Johnny Depp en uno de los papeles protagónicos; incluso llegó a filmar algunas escenas en España, aunque por diversos problemas no pudo concluir el proyecto. Tras otros intentos fallidos, por fin hace pocos años culminó <i>El hombre que mató a Don Quijote</i> (2018), una película que acababa de ser incorporada al catálogo de Netflix.<div><br /></div><a name='more'></a><div>Ambientada en la actualidad, esta es una versión sumamente posmoderna del clásico literario. Toby Grummett (interpretado por Adam Driver) es un exitoso director de cine que se encuentra en España firmando una versión anodina de la novela de Cervantes. Y de casualidad se encuentra con un viejo zapatero que interpretó antes al Quijote (en uno de los primeros proyectos de Andy), quien parece haber enloquecido y cree realmente ser el personaje. Compadecido de su antiguo actor, Andy decide acompañar a este nuevo Quijote –una excelente interpretación del actor británico Jonathan Pryce– en sus andanzas, para protegerlo, convirtiéndose involuntariamente en su “escudero”; en Sancho, como lo llama el anciano. Así estos modernos Sancho y Quijote comienzan a recrear algunas de las numerosas aventuras de sus modelos literarios: la de los molinos de viento, la del caballo Clavileño, la de los odres de vino, etc.</div><div><br /></div><div>Ficción dentro de la ficción, diversos planos de la realidad, el gusto por lo irónico y lo grotesco; todo en esta película parece "gillamnesco"; aunque muchas de esas cosas ya están en la novela de Cervantes. Y seguramente por eso la perseverancia del director en este proyecto, que le ha tomado casi 30 años. Entre los aciertos de Gilliam está el haber planteado las aventuras del Quijote en el contexto actual, pues la premisa del Quijote original era precisamente esa: un anciano que vive inmerso en un mundo del pasado y que ya no existe. Don Quijote cree ser un caballero andante de la Edad Media aunque él vive en los primeros años del siglo XVII. Gilliam simplemente agrega unos cuantos siglos al anacronismo del protagonista.</div><div><br /></div><div>Hay que reconocer que la imaginación visual de Gilliam en <i>El hombre que mató a Don Quijot</i>e no es tan original ni deslumbrante como en sus mejores películas: <i>Brazil, Pescador de ilusiones </i>(1991) y <i>Doce monos</i> (1995); pero eso se debe en parte al respeto del director hacia el texto cervantino. Tampoco resulta lograda la personalidad de Toby a pesar de los esfuerzos de Driver (uno de los mejores actores de su generación) por hacerlo verosímil. Por ello toda la trama en torno de este personaje (una reflexión sobre la industria cinematográfica y el poder del dinero), que es el eje central de la película, no pasa de ser un mero pretexto para recrear las aventuras del Quijote original.</div><div><br /></div><div><i>El hombre que mató a Don Quijote</i> dista mucho de estar entre las mejores películas de Gilliam, pero sí es una de las más vitales y frescas, y seguramente la disfrutarán más quienes compartimos su pasión por la obra de Cervantes.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<h1 style="text-align: left;">Cayendo en la tentación</h1>
En su más reciente novela, <b>Y líbranos del mal</b> (Barral, 2021), Santiago Roncagliolo aborda (aunque "en clave", cambiando los nombres) el polémico tema del Sodalicio de Vida Cristiana, la comunidad peruana perteneciente a la Iglesia Católica, cuestionada porque en ella se habrían realizado abusos psicológicos, físicos y sexuales a sus jóvenes integrantes. Como se sabe, el Sodalicio fue fundado en 1971 por Luis Fernando Figari, y es una comunidad de jóvenes que viven de una manera muy disciplinada –“mitad monjes, mitad soldados”– y bajo la atenta guía de líderes mayores de edad, entre ellos algunos sacerdotes.<div><br /><a name='more'></a></div><div>Sebastián Verástegui es el ex miembro de esa comunidad cuya experiencia se cuenta en esta novela. Al inicio del relato lo vemos muchos años después de eso, radicado en Estados Unidos, con su esposa y su hijo Jimmy. Y es precisamente Jimmy el personaje narrador, quien –a partir de una visita a Lima para cuidar a su abuela paterna– irá descubriendo, poco a poco, todo el misterioso pasado de su padre, desde su violenta adolescencia hasta su paso por esa comunidad católica, en la que llegó a asumir cargos importantes.</div><div><br /></div><div>Entre las personas que en Lima le brindan información a Jimmy están el padre Gaspar, profesor de Sebastián en el colegio Reina del Mundo y amigo de Gabriel Furiase, el fundador de la cuestionada comunidad. También Tony, quien fue vecino y compañero de las delincuenciales andanzas adolescentes de Sebastián; el psicólogo Luis Carlos Maeso, a quien Sebastián introdujo en la comunidad (y con quien mantuvo un complejo vínculo sentimental); y Marisa Vega, amiga y compañera de jornadas de caridad y religiosidad.</div><div><br /></div><div>Así, con relatos fragmentarios y bastante irregulares, Roncagliolo construye la historia de Sebastián. Resultan especialmente interesantes las páginas dedicadas a las relaciones entre Gaspar y Furiase, entre Sebastián y Maeso, y en general sobre los entretelones de la comunidad. En el extremo opuesto está todo lo relacionado con Jimmy, un adolescente demasiado ingenuo y superficial para las dramáticas situaciones que nos tiene que presentar.</div><div><br /></div><div><b>Y líbranos del mal</b> pudo haber desarrollado interesantes exploraciones sobre la forma en que esos jóvenes fueron sometidos a experiencias extremas en cuanto a su fe, a su sexualidad, a su obediencia y sus relaciones familiares. Pero el autor ha caído en la tentación de usar un narrador "ingenuo": Jimmy, un adolescente que no ha vivido y que casi no entiende el dramatismo de las historias que le cuentan. De esta manera Roncagliolo evita las profundidades y complejidades psicológicas de Sebastián o cualquier otro de los personajes que pudo haber escogido como "narrador".</div><div><br /></div><div>Lamentablemente el empleo de protagonistas "ingenuos" es una constante en la narrativa de Roncagliolo. Basta recordar a Félix Chacaltana, un tonto de capirote, el protagonista de las novelas <b>Abril rojo</b> (2006) y <b>La pena máxima</b> (2014), ambas también sobre temas serios y polémicos. Y como en esas novelas, en <b>Y líbranos del mal </b>se ha dado prioridad a los giros y las sorpresas de una trama más propia de un thriller de televisión que de una novela con pretensiones literarias.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p> </p>Hace exactamente diez años murió la cantautora británica Amy Winehouse, sin lugar a dudas la más talentosa y prometedora de las últimas generaciones, y a nivel mundial. Su trágica muerte (debida a una intoxicación por excesivo consumo de alcohol) no sorprendió a nadie, pues a sus 27 años de edad ya llevaba mucho tiempo entrando y saliendo de clínicas para liberarse de sus adicciones; incluso su mayor éxito, la canción “Rehab” (2006), cuenta una de esas experiencias. Desde entonces la importancia y popularidad de Winehouse y su música no ha parado de crecer. A ello han contribuido además el muy exitoso documental <b>Amy</b> (2015, difundido a través de Netflix), que reunía material fílmico de diversos momentos de la vida de la cantante, y una gran gira mundial de su holograma, que se inició en 1919.<div><br /><a name='more'></a></div><div>Amy nació el 14 de septiembre de 1983 en Londres, hija de un taxista y una farmacéutica. Cuentan que en su casa se escuchaban constantemente canciones de Frank Sinatra y a las grandes cantantes de jazz de mediados del siglo XX. Cantaba desde niña, y a los 13 años le regalaron una guitarra, con la que también comenzó a componer canciones muy influenciadas por el tipo de música que oía. A los 16 ya era la cantante principal de la National Youth Orchestra of Great Britain, que hacía covers de las grandes estrellas del jazz. Fue en esa época que firmó su primer contrato con una empresa discográfica; pero también a esa edad comenzaron sus serios problemas de depresión y de bulimia.</div><div><br /></div><div>Tras varios cambios de empresas discográficas, por fin en el 2003 publicó su primer álbum, <b>Frank, </b>titulado así en homenaje a Frank Sinatra. El disco fue un gran éxito en su país, y obtuvo las más elogiosas críticas: “Winehouse suena como si hubiera actuado miles de veces en clubes de jazz llenos de humo, así que es una sorpresa saber que solo tiene 19 años”, comentó un importante medio británico. Todas las canciones (escritas por la propia cantante) parecían contar experiencias muy personales de Amy, algo que se mantendría a lo largo de toda su breve carrera. Destacan temas como “Stronger than me” y “Take the box” que giran en torno a su ruptura con su pareja de entonces, siete años mayor que ella, como dice en un verso de una de esas canciones.</div><div><br /></div><div>El siguiente álbum de Amy fue el legendario <b>Back to black</b> (2006), que mantenía las raíces musicales jazzísticas, pero también incorporaba muchos elementos de la música<i> soul,</i> lo que seguramente motiva su título. El disco consagró a Amy como una gran estrella internacional y una de las mejores voces de la música popular mundial. Un crítico de la revista <i>Rolling Stone</i> dijo que se trataba de “una maravilla poco probable, un disco desesperadamente triste y conmovedor, digno de entrar al Salón de la Fama del soul”. Entre las canciones figuraban la conocida “Rehab” y otras tan exitosas como “Back to black”, “You know I’m no good” y “Tears dry on their own”. Además, el disco le valió a Amy ganar, en una sola noche, cinco premios Grammy (el Oscar de la música popular), en categorías como “Mejor artista nueva”, “Mejor cantante femenina”, “Mejor canción” y “Mejor álbum”. No obstante, en el ya mencionado documental vemos a Amy en esa noche triunfal, después de recibir todos esos premios, confesarle a una amiga que se sentía muy triste.</div><div><br /></div><div>El gran éxito empeoró todas las cosas para Amy: recayó en sus adicciones, en su bulimia, en su depresión, se divorció, etc. En general, su vida comenzó a derrumbarse, aunque aún tuvo algunos momentos brillantes, como su grabación de un dúo con Tony Bennet, un cantante al que ella admiraba. Finalmente Amy murió el 23 de julio del 2011, en su departamento de Londres, a los 27 años de edad. La misma edad a la que murieron genios como Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y Jimmy Hendrix.</div><div><br /></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYdALVgZqzFDVRhk0QTpIqKRIi6Gm9V5nByzjrLV6mYsVGsiEH44Qxv7fUP1e70JqRl4dLu4A3zTj9besCvT1S4CGdByAw1isEkF6NEDoNRh_u6XIOrTTAw5OWD2wp3-rtcPlL/s150/estrella3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="46" data-original-width="150" height="39" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYdALVgZqzFDVRhk0QTpIqKRIi6Gm9V5nByzjrLV6mYsVGsiEH44Qxv7fUP1e70JqRl4dLu4A3zTj9besCvT1S4CGdByAw1isEkF6NEDoNRh_u6XIOrTTAw5OWD2wp3-rtcPlL/w129-h39/estrella3.jpg" width="129" /></a></p><p></p><div><br /></div><div>Basado en historias que giran en torno a crímenes y delincuentes, el film noir o “cine negro” tuvo su apogeo en el Hollywood de los años cuarenta y cincuenta, cuando las películas eran solamente en blanco y negro, y tuvo grandes éxitos como <b>El halcón maltés</b> (1941), <b>Gilda</b> (1946) o <b>Casta de malditos</b> (1955). Pero ¿es posible hacer hoy una película de este género? Acaso esa pregunta estuvo en la mente del director Steven Soderbergh (Atlanta, 1963) al rodar <b>Ni un paso en falso</b> (No sudden move, 2021), película ambientada en la ciudad de Detroit (Estados Unidos), en 1955, y que cuenta la historia de dos delincuentes de poca monta que se ven envueltos en una sangrienta intriga al más alto nivel.</div><a name='more'></a><div>Los protagonistas son el afroamericano Curt (interpretado eficientemente por Don Cheadle) y el italoamericano Ronald (Benicio del Toro). Ellos son reclutados por Doug (un irreconocible Brendan Fraser) para que formen parte del equipo que tomará de rehénes a toda una familia, para conseguir un importante y misterioso documento. Las cosas no salen del todo bien, Doug ordena que se ejecute a los rehenes y a Curt y a Ronald. Pero ambos se salvan, y a partir de ese momento empiezan una riesgosa escalada (llena de emboscadas, traiciones y asesinatos) buscando al jefe de Doug, después al jefe de este y así sucesivamente hasta llegar a un muy alto ejecutivo de la industria automotriz: Mr. Big, interpretado por un avejentado Matt Damon.</div><div><br /></div><div>La presencia de Damon da pie a una comparación con una de las más exitosas películas de Soderbergh, <b>La gran estafa</b> (Ocean 's Eleven, 2001), en la que también participa Damon, como un joven carterista. Ambas películas cuentan historias de delincuentes tratando de dar el gran golpe de sus vidas; pero mientras en <b>La gran estafa</b> priman el lujo y la luminosidad de los grandes casinos de Las Vegas de hoy, <b>Ni un paso en falso</b> se desarrolla en gran medida en interiores mal iluminados, incluyendo los ocasionales y precarios escondites de los protagonistas.</div><div><br /></div><div> Se trata sin lugar a dudas de proyectos fílmicos opuestos y complementarios: la espectacularidad y ligereza de LGE se ha convertido aquí en un peculiar realismo (por eso la aparentemente “mala” iluminación de los interiores, que a veces no deja distinguir bien los rostros de los actores); la alegre fraternidad de los personajes de la LGE se ha transformado aquí en una larga lista de prejuicios racistas y remcores) y hasta las relaciones de pareja (que en LGE dan como resultado un final feliz) aquí están siempre degradadas y acaban en las peores traiciones. Todos son corruptos, y al menor paso en falso acaban siendo víctimas de las personas en las que más confiaban.</div><div><br /></div><div>Hablamos de un realismo “peculiar” porque hay también muchos elementos que remarcan el carácter ficcional de lo que estamos viendo, desde el uso de lentes “gran angulares” (que deforman bastante los extremos del encuadre), la caricaturización de algunos personajes o los excesivos giros de la trama. Más que una profundización en las emociones y la psicología de los protagonistas (como solía hacer el film noir), lo que vemos es un retrato social con énfasis en problemas como el racismo, la corrupción y el excesivo poder de las grandes empresas. No, no es posible hacer hoy un <i>film noir</i> como los de hace 70 años, pero Soderbergh demuestra con <b>Ni un paso en falso,</b> que rescatando algunas de las propuestas de este viejo género todavía se puede hacer películas interesantes.</div><div><br /></div><div>Ni un paso en falso se puede ver en HBO Max.</div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-57253556296630944642021-04-24T18:09:00.001-05:002021-04-24T18:14:40.490-05:00Las películas del Oscar 2021 (2)<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoPaSb9LQK9rMA6T3qsG1TtuFgBgfpki-OIgjgCjCMVAw8BwDlhPNSZIF3hx-sZjKqyJg4kCbHPRJcd47miT_vkAfOZDCc3o743OjD8mURJAs9hIygnUnu1wUcmUUgxXMo7PWR/s720/oscar.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="405" data-original-width="720" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoPaSb9LQK9rMA6T3qsG1TtuFgBgfpki-OIgjgCjCMVAw8BwDlhPNSZIF3hx-sZjKqyJg4kCbHPRJcd47miT_vkAfOZDCc3o743OjD8mURJAs9hIygnUnu1wUcmUUgxXMo7PWR/s600/oscar.jpg" width="600" /></a></div>
<p><span style="background-color: white; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Desde hace algunos años, la temática dominante entre las películas premiadas en la noche del Oscar es la inclusión social, el llamado “activismo”: la búsqueda de reconocimiento de los derechos y los logros de sectores marginados o postergados de la población de Estados Unidos y el mundo en general. Y en esta 93° edición hay un amplio contingente de este tipo de películas, entre ellas las nominadas a los premios más importantes: “Nomadland”, casi un testimonio de las dificultades que pasan los adultos mayores y en situación de pobreza en EE.UU.; “El sonido del metal”, enfocada en la comunidad de sordos; “Minari”, la historia de una familia de migrantes surcoreanos en la Norteamérica rural.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">De todas ellas, destaca claramente “Nomadland”, la casi segura gran ganadora de esta edición de los Oscar. La película sigue a Fern (interpretada por Frances McDorman), una mujer mayor que, ante la muerte de su esposo, decide pasar el resto de su vida viajando por el oeste de Estados Unidos. Así, se integra a una curiosa comunidad de ancianos “nómadas”, que se desplazan constantemente de una ciudad a otra buscando trabajos eventuales, y esperando con resignación la llegada de la muerte. Un drama intenso, basado en historias de la vida real (incluso hay algunos personajes que se interpretan a sí mismos), y que la directora china estadounidense Chloé Zhao (Pekín, 1982) ha convertido en una película de excelente factura, una original combinación de documental y road movie. “Nomadland” ya ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Globo de Oro y el BAFTA, y con toda seguridad se llevará el Oscar a “Mejor película”; y Zhao, el de “Mejor director”, convirtiéndose en la segunda mujer en recibirlo.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Dos han sido los grandes temas mundiales en el año pasado: la pandemia y el racismo. La muerte del afroamericano George Floyd (en el mes de mayo, en Minneapolis), víctima de abusos policiales, desencadenó una serie de multitudinarias protestas en EE.UU. y puso en primer plano mundial al movimiento Black Live Matters. En esta edición del Oscar hay numerosas películas que abordan directamente esta problemática: “Judas y el Mesías negro”, “La madre del blues”, “Una noche en Miami”, “El juicio de los 7 de Chicago”. De todas ellas, la que podría dar una sorpresa es “Judas…”, que cuenta la historia de Fred Hampton (1948-1969), el joven líder de las Panteras Negras, la organización nacionalista afroamericana que a finales de los años sesenta fue considerada por el FBI como “la mayor amenaza interna para la seguridad del país”.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">La película nos muestra a un carismático Hampton –interpretado por el británico Daniel Kaluuya– quien trabaja para reunir a todas las fuerzas que entonces estaban buscando la reivindicación de la comunidad afroamericana; una especie de Mesías, que se preocupaba especialmente por la alimentación y la salud de niños y los más pobres. Pero esta historia es contada desde la perspectiva de Bill O’Neal (interpretado por el actor y rapero Keith Stanfield), un cercano colaborador de Hampton, que en realidad era un infiltrado en el movimiento; el Judas que traiciona a su líder proporcionando toda la información para que lo encuentren y asesinen. Un crimen que hoy los expertos consideran que fue organizado por el propio FBI. “Judas y el Mesías negro” podría ser la gran sorpresa de la noche del domingo, como lo fue “Luz de luna” en 2016; y Kaluuya es el casi seguro ganador del Oscar a “Mejor actor de reparto”.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Otro tema de gran actualidad es la lucha contra el machismo y por la igualdad entre hombres y mujeres. En este caso, la película más representativa es “Hermosa venganza” (Promising young woman), que cuenta la historia de Cassie (interpretada por Carey Mulligan) una joven y prometedora estudiante de medicina que, tras un incidente de abuso sexual, lo abandona todo para dedicar su vida a vengarse de cierto tipo de hombres. La directora, la debutante Emerald Fennell, le da a película dinamismo, efectividad y una fuerte dosis de humor negro. Acaso demasiado efectismo y humor negro, porque “Hermosa venganza” ha generado fuertes polémicas entre los críticos y entre las propias feministas. Está nominada a nada menos que cinco premios importantes (“Mejor película”, “Mejor director”, “Mejor actriz”, etc.) así que de todas maneras será una de las protagonistas de la noche del Oscar.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Hay otras dos películas que parecen seguras ganadoras. Como “Mejor película de animación”, se debe imponer “Soul”, la nueva obra de los estudios Pixar, que tiene una temática adulta: un músico de jazz que, tras morir en un accidente, tiene la oportunidad de volver a vivir, cambiando radicalmente sus prioridades personales. Un canto a la vida, como también lo es –de una manera bastante más oscura– la película danesa “Druk” (Otra ronda), que postula a “Mejor película internacional”, dirigida por Thomas Vinterberg –el fundador del legendario grupo Dogma 95– y protagonizada brillantemente por Mads Mikkelsen.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-49588287156681469692021-04-22T19:51:00.002-05:002021-04-24T18:21:58.055-05:00Las películas del Oscar 2021 (1)<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWngAXUCKf3SvNAJLK7wNo4gaaClFAb3O47Xm4DNzZcmAe1Bbogg2WCcqvljTdcvMG9sFK3uvJlvhY7WoZsJzg9llJgcon7fcWymUrS3jdQAC889dkLfdrv1t3qgC8hFXg0m5H/s720/oscar.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="405" data-original-width="720" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWngAXUCKf3SvNAJLK7wNo4gaaClFAb3O47Xm4DNzZcmAe1Bbogg2WCcqvljTdcvMG9sFK3uvJlvhY7WoZsJzg9llJgcon7fcWymUrS3jdQAC889dkLfdrv1t3qgC8hFXg0m5H/s600/oscar.jpg" width="600" /></a></div><p><span style="background-color: white; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"><br /></span></p><p><span style="background-color: white; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Este domingo se realizará la ceremonia de entrega de los Premios Oscar, los más importantes de la cinematografía mundial, otorgados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood. En esta su 93° edición, el Oscar volverá al Teatro Dolby de Los Ángeles, y hasta contará con la tradicional alfombra roja, estrellas invitadas y espectadores, aunque en número limitado. Preparándonos para tan trascendental noche, hemos revisado casi todas las películas llamadas a ser las protagonistas de esta premiación. A continuación presentamos la primera parte de nuestras impresiones sobre el conjunto de las películas nominadas, y reseñamos algunas de ellas.</span></p><a name='more'></a><p></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Cine y teatro</span></em></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">No es necesario recordar que este ha sido un año muy difícil para todos, obviamente también para la industria cinematográfica. Muchos grandes proyectos han sido postergados, y algunas películas llamadas a ser grandes éxitos de taquilla apenas pudieron presentarse en unos pocos cines. Una de las posibles consecuencias de ello es el predominio de películas adaptadas de obras teatrales, que son proyectos no muy ambiciosos, con pocos actores y locaciones. Entre estas adaptaciones del teatro destacan claramente “El padre”, “La madre del blues” y “Una noche en Miami”.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">“El padre” (The father) nos muestra a un anciano con principios de demencia senil, y todos los problemas domésticos que le genera a su hija, con quien vive en un departamentio en Londres. Pero el director, el francés Florian Zeller (autor también de la obra teatral original) más que contarnos la historia lo que quiere es hacernos sentir todo el desconcierto y la angustia que vive el anciano protagonista, interpretado magistralmente por el reconocido Anthony Hopkins, en una de las mejores performances de toda su trayectoria (por la que ha sido nominado al Oscar). También está nominada al Oscar la actriz Olivia Coleman, que interpreta a la hija, quien tiene que elegir entre vivir su vida o dedicarse a cuidar a su padre. Un excelente e intenso drama, y una brillante y original adaptación cinematográfica. Probablemente es la mejor película del año, y debería ganar todos los premios a los que está nominada. Lamentablemente no tiene una temática “inclusiva” (como prefiere la Academia) y eso seguramente le impedirá ser la triunfadora de la noche.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">“La madre del blues” está basada en la obra “Ma Rainey's Black Bottom” (1982), del dramaturgo norteamericano August Wilson (1945-2005), dos veces ganador del Premio Pulitzer. Las acciones nos remontan a los turbulentos años veinte del siglo pasado, a las sesiones de grabación de uno de los primeros discos de blues, de la cantante Ma Rainey (1882-1939) y su grupo. La cantante y los músicos son todos afroamericanos y muy pobres; pero los ejecutivos y técnicos de la disquera son blancos, lo que produce numerosos choques y enfrentamientos raciales. Aunque el director George C. Wolfe se muestra demasiado respetuoso con el texto original, los excelentes diálogos y los dramáticos enfrentamientos entre personajes permiten el lucimiento de los dos protagonistas: Viola Davis (Ma Rainney) y el recientemente fallecido Chadwick Boseman (Levee, el trompetista de la banda). Ambos son casi seguros ganadores de los premios a actores protagónicos.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Streaming y posmodernidad</span></em></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Uno de los grandes fenómenos que ha traído este año de pandemia es la consolidación del </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">streaming</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> como vehículo de difusión de las nuevas producciones cinematográficas. Hasta el año pasado la Academia se negaba a premiar a películas que solo se hayan visto por este medio, pero el confinamiento ha obligado a superar ese obstáculo. Pero como todos sabemos, el medio de alguna manera siempre influye en las formas, y las películas hechas para el </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">streaming</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> tienen, por lo general, ciertas características especiales, casi todas relacionadas con la llamada estética posmoderna: dinamismo, colorido, autorreferencialidad, vínculos con la cultura de masas, etc. Una muestra de ello son películas como “Mank”, “El sonido del metal” y “El juicio de los siete de Chicago”.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">“Mank” es la mejor muestra de este tipo de películas. Dirigida por David Fincher (Denver, 1962), uno de los grandes cineastas de la actualidad, nos cuenta la historia detrás de la escritura del guion de “El ciudadano Kane” (1941), una de las obras clave de la historia de la cinematografía. Para ello se centra en la figura de Herman Mankiewicz (1897-1953), un gran guionista (aunque casi olvidado), además de un humorista y amigo personal de las más importantes personalidades de entonces; entre ellos el magnate William Randolph Hearst, en cuya vida está inspirada “El ciudadano Kane”.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">“Mank” nos muestra no solo la escandalosa y excesiva vida de Mankiewicz, interpretado eficientemente por el británico Gary Oldman (nominado al Oscar por esta actuación), sino también cómo funcionaban la industria cinematográfica y hasta la política de entonces. Y lo hace apelando a todos los recursos “formales” de esa época, desde la fotografía en blanco y negro hasta el sonido y la musicalización. Un pastiche en toda la línea, y de muy alta calidad; por eso ha merecido diez nominaciones al Oscar, más que ninguna otra película este año. No obstante, está bastante lejos de ser una obra maestra, así que el próximo domingo seguramente se llevará solo dos o tres premios técnicos.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"><br /></span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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En los últimos días dos libros elogiados unánimemente por nuestra crítica, y escritos por autores considerados parte del establishment literario peruano, han sido reseñados en importantes medios extranjeros. Y en ambos casos las reseñas señalan numerosos errores y defectos. ¿Ha sido la crítica literaria peruana demasiado indulgente con esos libros?<div><br /><h3 style="text-align: left;"><span style="font-size: small;">La viajera del viento</span></h3><div>Como se sabe la novela <i>La viajera del viento</i> (2016) de Alonso Cueto conforma, junto con <i>La hora azul </i>(2005) y <i>La pasajera</i> (2015) la llamada “trilogía de la redención”, centrada en la violencia política de los años ochenta y noventa. <i>La viajera…</i> ha sido traducida al inglés y publicada recientemente en Estados Unidos, con el título de <i>The wind traveler.</i> Por ese motivo el prestigioso The New York Times publicó <a href="https://www.nytimes.com/2020/10/13/books/review/alonso-cueto-wind-traveler.html ">una reseña de la novela</a>, a cargo de la crítica y traductora Jennifer Croft, ganadora, entre otros, del Premio Man Booker International. Croft señala errores en todos los aspectos de la novela:</div><a name='more'></a><div><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;">Esta es una historia sobre la veneración de un hombre por dos mujeres a las que hizo daño: la madre muerta (a la que descuidó en vida) y la mujer a la que disparó. Sin embargo, no ofrece ni un solo personaje femenino convincente, solo un desfile de mujeres “encantadoras” y niñas que tienen "piernas como de gacela”. Las mujeres de esta novela son “delgadas” o no aparecen en la foto.</div></blockquote><div><br /></div><div>Las críticas más duras están enfocadas en lo plano de los personajes, la estructura fallida de la novela (dice que en realidad parece “dos novelas”, una sobre la “memoria” y la otra un torpe relato de suspenso), los estereotipos y lugares comunes (“La propuesta de expiación está subsumida por la prosa agitada de Cueto y sus estereotipos tediosos”), o la falta de expresividad del lenguaje (“Las frases machistas, sobre agresiones sexuales y torturas, se sienten sencillas, planas y sin la intención de dar testimonio, dejar las cosas claras o sondear las profundidades de la psique humana, en un esfuerzo por comprender el sadismo de los hombres hacia las mujeres”). El final de la reseña es sumamente irónico:</div><div><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;">Las dudosas conclusiones a las que llega <i>La viajera del viento</i> distan mucho de la solución moral que se propuso el autor como tarea. Le queda al lector comprender el problema de la culpa y la redención; siempre que sea lo suficientemente delgado para hacerlo.</div></blockquote><div><br /></div><h3 style="text-align: left;"><span style="font-size: small;">Medio siglo con Borges</span></h3><div>La más reciente publicación de nuestro nobel Mario Vargas Llosa es el libro <i>Medio siglo con Borges</i> (2020), una recopilación de ensayos y entrevistas sobre la vida y obra del escritor argentino. Aquí en Perú el libro ha recibido elogios unánimes; pero en Uruguay el crítico Hugo Fontana acaba de publicar <a href="https://www.elpais.com.uy/cultural/vargas-llosa-lee-borges-equivoca.html">una muy dura reseña, titulada “Vargas Llosa lee a Borges y se equivoca”.</a> Entre los reparos que le hace al libro figuran una serie de errores históricos:</div><div><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;">Vargas Llosa asegura que el primer Gobierno peronista (al que le atribuye doce y no nueve años, como en realidad tuvo) adhirió al Eje, cuando en realidad Perón accedió a la Presidencia de Argentina en 1946, un año después de la derrota de Alemania y sus socios. Sostiene que Borges fue nombrado por el peronismo “inspector de corrales” debido a su “adhesión a los Aliados”, cuando el incidente ocurrió sobre finales de 1946, después de que este suscribiera manifiestos antiperonistas.</div></blockquote><div><br /></div><div>Pero lo que más critica es la “interpretación” que Vargas Llosa hace de las relaciones entre Borges y María Kodama:</div><div><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;">Exalta un supuesto y voraz calor que habría unido a Borges con María Kodama, “una mujer joven, bella y culta, con la que podía hablar de todo aquello que lo apasionaba y que, además, le hizo descubrir que la vida y los sentidos podían ser tanto o más excitantes que las aporías de Zenón, la filosofía de Schopenhauer...”, y que además provocó durante los últimos años del autor de Ficciones que todo lo que hiciera, tocara e imaginara en su “frenético trajín” lo acercara, “a la vez que a la literatura, a su joven compañera”... Es en ese momento cuando el lector comienza a sospechar que en realidad Vargas Llosa se está refiriendo —y acaso explicando— a su crepuscular noviazgo con la filipina Isabel Preysler, más que al vínculo que unió a Borges con su ex alumna y colaboradora.</div></blockquote><div><br /></div><div>Aunque Fontana admite que el libro “tiene momentos de gran interés, en particular la conferencia ‘Las ficciones de Borges’, que Vargas Llosa leyó en Marbella en 1987 y que luego publicó en diversos medios”, su balance final es negativo. “Los escritores famosos envejecen mal, llenos de soberbia y achaques”, cita del libro de Vargas Llosa. “Sabias palabras. El pez, como es habitual, por su boca muere”, concluye.</div><div><br /></div><div><br /></div></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<h1 style="text-align: left;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Humor de alto vuelo</span></h1><p><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Lejos de la simpleza y economía de la mayoría de las series cómicas (los tradicionales </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">sitcoms,</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> por ejemplo) la recién estrenada </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Fuerza Espacial </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">se presenta como un ambicioso proyecto de alto presupuesto. Y no era para menos, pues Netflix quería burlarse de la idea de Donald Trump (desechada, por supuesto) de crear una cuarta rama de las Fuerzas Armadas norteamericanas (que se sumaría al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea), la Fuerza Espacial (FE), que se encargue de imponer la supremacía de ese país incluso fuera de nuestro planeta. El proyecto televisivo fue encargado al actor Steve Carell y al guionista Greg Daniels –los responsables de </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">The Office</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (2005-2013), uno de los </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">sitcoms </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">más exitosos de este siglo– quienes no desaprovecharon la oportunidad y convocaron a un reparto de lujo, que incluye nada menos que al reconocido y experimentado John Malkovich y a Lisa Kudrow (</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Friends</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">).</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Las acciones se inician cuando al rígido y torpe general Mark Naird (Carell) le encargan la jefatura de la recién creada FE, ante las justificadas burlas de los jefes de las otras tres fuerzas. El propósito de la FE es proteger a los satélites norteamericanos y establecer una base de operaciones en la Luna, antes de que lo hagan los chinos. Para ello Naird cuenta con la asesoría científica del Dr. Adrian Mallory (Malkovich) y su equipo, además de un par de asistentes personales, que generan los enredos y situaciones cómicas; especialmente el joven Tony, interpretado por el comediante Ben Schwartz. Hay muchas escenas en exteriores, frecuentes desplazamientos en aviones y helicópteros, viajes espaciales (con escenas en el interior de las naves y en el espacio libre) y hasta secuencias ambientadas en la Luna, todo hecho con efectos especiales de primer nivel. Por ello, </span><span style="box-sizing: border-box;">Fuerza Espacial </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">debe ser la comedia con mayor presupuesto de toda la historia de la televisión.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Por el lado de la comicidad, Carell y Daniels han optado por lo seguro: repetir de alguna manera la dinámica de </span><span style="box-sizing: border-box;">The Office</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (TO): como en esa serie, Carell interpreta a un jefe bastante tonto, pero de buen corazón; las locuras están a cargo de él y de su ayudante (Schwartz, emulando al Dwight de TO); y además hay un personaje cuerdo y carismático, el Dr. Mallory (Malkovich sorprende con su mesurada y acertada performance cómica), con el que los espectadores nos identificamos (como el Jim de TO). Hay muchos </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">gags</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> y situaciones cómicas, algunos memorables; como cuando intentan que un mono haga reparaciones en un satélite, o cuando Naird se integra al entrenamiento del equipo de la futura base lunar. Pero en líneas generales, la serie logra más sonrisas que francas carcajadas; no se mantiene la “tensión” cómica (hay demasiados momentos muertos) y el humor, hasta en los mejores momentos, no tiene la fuerza ni la carga crítica esperadas.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">La sensación de comedia “diluida” también se debe a algunas de las subtramas, enfocadas en aspectos de la vida “no militar” de los protagonistas. Naird está casado, pero su esposa (una desperdiciada Lisa Kudrow) está en prisión (¿un recurso cómico copiado de la serie </span><span style="box-sizing: border-box;">Arrested Development</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">?); así que él tiene toda la responsabilidad de la formación de Erin (interpretada por Diana Silvers), su ácida y problemática hija adolescente. Y como toda buena comedia cuenta (de a pocos) la historia de un romance aparentemente imposible, aquí hay por lo menos dos: el de Erin y un bonachón (aunque poco inteligente) soldado, y la del pequeño Dr. Chan Kaifang y la capitana Angela Ali (una musculosa afroamericana). Ambas historias quedan inconclusas, como la de la propia </span><span style="box-sizing: border-box;">Fuerza Espacial</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">, porque esta primera temporada termina con un muy efectivo </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">cliffhanger</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (un grupo de personajes a punto de morir, en circunstancias que no revelaremos para no incurrir en </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">spoilers), </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">que hace casi segura la producción de una segunda temporada. Esperamos esos nuevos capítulos con medianas expectativas, porque </span><span style="box-sizing: border-box;">Fuerza Espacial</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> resulta, en el balance final, una buena comedia (no de las mejores), además de una de las más ambiciosas de toda la historia de la televisión.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p><span style="font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Nos ha dejado una de las últimas grandes figuras de la edad de oro de la música criolla. Alicia Maguiña, cantante y compositora, murió en la madrugada del lunes, en el Hospital Rebagliati, como consecuencia de un accidente cerebro vascular. La autora de canciones tan reconocidas como “Indio”, “Viva el Perú y sereno”, “Negra quiero ser”, “Soledad sola”, entre muchas otras, también recopilaba temas tradicionales andinos; y los interpretaba en los escenarios dedicados a la entonces floreciente música criolla. Lograba así, como pocos artistas, la integración entre ambas vertientes musicales. Por sus canciones y destacada trayectoria artística recibió importantes reconocimientos, como La Orden del Sol del Perú (en el grado de Gran Oficial), y fue nombrada una de las cinco Mujeres del Bicentenario.</span></p><a name='more'></a><div class="content" style="box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin-bottom: 20px;"><p style="box-sizing: border-box; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Nacida en Lima, el 28 de noviembre de 1938, en el seno de una familia acomodada, Alicia Maguiña pasó toda su infancia en Ica, tierra a la que después dedicaría varias canciones. A los trece años su familia se trasladó a Lima, y ella concluyó sus estudios escolares en el Colegio Santa Úrsula. Desde muy joven frecuentó a destacadas personalidades del ambiente cultural limeño, y con ellos descubriría la música criolla; la marcaría especialmente la voz de Jesús Vásquez, conocida como La Reina y Señora de la Canción Criolla. Metódica y empeñosa desde su juventud, pasaría pronto (a los 15 años de edad) a estudiar canto, piano y guitarra; esto último nada menos que con el maestro Oscar Avilés. Poco después, en 1956, estrenaría su primera composición, el vals “Inocente amor”, interpretado por el trío Los Troveros Criollos. Muy joven también se casó con Eduardo Bryce Echenique (hermano del escritor Alfredo Bryce Echenique). En esta primera etapa de su trayectoria la canción más importante es “Indio” (1963), aquella que empieza con los versos “La luz se hizo sombra, y nació el indio…”, y que ha sido interpretada por innumerables cantantes peruanos y extranjeros. </span></p><p style="box-sizing: border-box; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">En la segunda mitad de los años sesenta Alicia Maguiña, ya convertida en una destacada figura de nuestra escena musical, se divorcia y decide casarse con el guitarrista Carlos Hayre (de raza negra), lo que fue motivo de escándalo. Pero al lado de Hayre la cantante da un nuevo impulso a sus canciones y a sus presentaciones: su música abarca nuevos ámbitos (la ya mencionada tradición andina) y ella va ganando mayor presencia escénica, ya sea bailando marinera (arte que también aprendió de los mejores maestros, y que ella misma enseñó hasta muy avanzada edad) como con el empleo de lujosos trajes típicos de todo el Perú. Por eso son memorables sus presentaciones en programas de televisión como “Danzas y canciones del Perú”, en las que su trabajada voz y altísimo registro vocal, sus bailes y sus trajes, marcaban una notoria diferencia con los demás cantantes y grupos musicales.</span></p><p style="box-sizing: border-box; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">A inicios del año pasado Alicia Maguiña publicó el libro autobiográfico </span><span style="box-sizing: border-box;">Mi vida entre cantos </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">(USMP), en el que relata diversos episodios de su vida, además de recopilar fotografías, letras de canciones, notas periodísticas. Un valioso testimonio sobre la vida y obra de una de las grandes figuras de la música popular peruana.</span></p></div><div class="qw-redes-2" style="box-sizing: border-box; font-family: arial; font-size: 15px;"></div><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<h1 style="text-align: left;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">El adiós de The Beatles</span></h1><p><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Hacia 1968, The Beatles pasaban por su mejor momento creativo, aunque las tensiones entre los miembros del grupo se acrecentaban. Paul McCartney pensó que eso se debía a que habían dejado de hacer giras, entre otras cosas, porque el material de sus más recientes álbumes –</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (1967) y el llamado “Álbum blanco” (1968)– no era muy apropiado para ello. Fue así que a Paul se le ocurrió el proyecto de un álbum compuesto únicamente por canciones para ser interpretadas en vivo por el grupo: rock, blues y baladas simples. El proyecto, que debía llamarse “Get back” (porque era un retorno a las raíces) incluía, además del álbum, un concierto y un documental sobre la grabación de las canciones. No obstante, por los problemas internos, ese ambicioso proyecto se vio postergado varias veces. El álbum, con el título de </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Let it be </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">fue lanzado el 8 de mayo de 1970, hace 50 años. Pero el mismo Paul ya había anunciado la disolución de The Beatles un mes antes.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box;">Let it be</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> iba a iniciarse con la canción “One after 909”, un </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">rock and roll</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> simple que, según cuenta Paul en el mencionado documental –dirigido por Michael Lindsay-Hogg y también titulado </span><span style="box-sizing: border-box;">Let it be</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (1970)–, fue una de las primeras canciones que compuso en su juventud, con su amigo John Lennon. Tras los cambios, esa canción se mantuvo, pero en el noveno lugar del álbum; y el primer lugar le correspondió a “Two of us”, una balada </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">pop </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">escrita por Paul y en la que los críticos han encontrado alusiones a los problemas personales y “legales” existentes entre Paul y John: “Tú y yo tenemos recuerdos / más largos que el camino que se extiende por delante… "tú y yo andamos cargados de papeles / sin llegar a ninguna parte"). Le sigue “Dig a pony”, una canción más rockera y oscura, compuesta por John y en la que se puede sentir la influencia de Bob Dylan.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Aunque estas dos primeras canciones no son de las mejores del disco, sí muestran que los compositores del grupo, aunque seguían firmando los temas en conjunto, andaban por caminos creativos divergentes. Paul nos entrega en este álbum dos de sus mejores y más conocidas canciones: “Let it be”, basada en un sueño en el que habló con su madre (muerta cuando él tenía 14 años), y “The long and winding road”, la última canción de The Beatles en llegar al primer lugar de los </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">rankings</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> de venta en todo el mundo. Por su parte John aporta “Across the universe”, que según sus propias palabras "es una de las mejores letras que he escrito. De hecho, podría ser la mejor”. A ellos se suma George Harrison con un par de composiciones: “I me mine” y “For you blue”, muy inferiores a sus contribuciones en otros álbumes del grupo. El disco concluye con la conocida canción “Get back” que, como hemos señalado, era el título original del proyecto y resume sus propuestas.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Tanto el proceso de grabación como el de producción de </span><span style="box-sizing: border-box;">Let it be</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> fueron sumamente problemáticos. En el documental (disponible en Facebook Watch) se puede apreciar algunas discusiones entre Paul y George (Paul, el líder del grupo, le dice a George cómo tocar su instrumento, pero este lo toma como una agresión); y también la constante e incómoda presencia de Yoko Ono, siempre al lado de John, entorpeciendo la dinámica de la grabación. En cuanto a la producción, hubo una primera edición de marzo de 1969, bajo el título de “Get back”, pero no le gustó al grupo. Por eso se hizo una nueva mezcla y edición, que estuvo lista para enero de 1970, pero el resultado tampoco fue satisfactorio. Por último se encargó la producción al conocido arreglista Phil Spector, quien hizo cambios sin consultar al grupo. Y mientras tanto The Beatles publicaron otros dos discos: </span><span style="box-sizing: border-box;">Yellow submarine</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (banda sonora de la película del mismo título) y </span><span style="box-sizing: border-box;">Abbey Road,</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> ambos de 1969.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Por todas esas demoras y cambios de productores, </span><span style="box-sizing: border-box;">Let it be </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">resulta un disco irregular y falto de unidad. De hecho es uno de los álbumes de The Beatles menos apreciados por la crítica, a pesar de tener las hermosas canciones ya señaladas. Por eso el propio Paul publicó en 2003 "Let it be... Naked", una nueva versión del álbum, más fiel a la idea original. En cuanto al documental, no tuvo una gran acogida, pero sí le valió a The Beatles un Premio Oscar a la Mejor Banda Sonora (1970). Y el concierto que formaba parte del proyecto original fue aquella última presentación del grupo, el famoso "Concierto en la azotea" (incluido en el documental), realizado el 30 de enero de 1969, en el edificio de Apple Corp. (la empresa de la banda) en Londres.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-22783565444809171052020-09-11T17:48:00.002-05:002020-09-11T17:48:31.435-05:00Retablo<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7QjZEq2yAA54jmwsOt6-kS9pPBalHRR5WyknbORLljXA5fRnEeDxFII6UAnu1lEM292I0HnGHmvov-12eq_4tjygMLepR_KlfciLbfixzvH6T7Ow_pUNSakXxXUUQJsJCkJne/s1200/retablo.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="1200" data-original-width="843" height="600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7QjZEq2yAA54jmwsOt6-kS9pPBalHRR5WyknbORLljXA5fRnEeDxFII6UAnu1lEM292I0HnGHmvov-12eq_4tjygMLepR_KlfciLbfixzvH6T7Ow_pUNSakXxXUUQJsJCkJne/s600/retablo.jpg" /></a></div>
<h1 style="text-align: left;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Cine y tradiciones andinas</span></h1><p><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Como regalo de Fiestas Patrias para el Perú, Netflix puso a disposición de sus usuarios </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Retablo</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (2017), considerada por buena parte de la crítica como la mejor película peruana de los últimos años. </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Retablo</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> ha ganado una docena de premios internacionales, que incluyen los del Festival de Cine de Berlín y del Festival de Cine de Lima, y ha sido nominada a muchos más. Actualmente en el </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">top ten</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> de Netflix de lo “más visto en el Perú”, resulta oportuno volver a ver </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Retablo</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> para analizarla y recordar lo que algunos especialistas dijeron sobre esta película centrada en la sociedad y la cultura andina peruana, y hablada completamente en quechua.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Ambientada en un innominado pueblo ayacuchano, </span><span style="box-sizing: border-box;">Retablo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> cuenta la historia del adolescente Segundo (interpretado correctamente por el debutante Junior Béjar), hijo del retablista Noé (Amiel Cayo) y la campesina Anatolia (Magaly Solier). Segundo tiene una muy estrecha relación con su padre, de quien aprende el tradicional arte del retablo, y al que además acompaña en todas sus actividades. La película se inicia precisamente con Noé entrenando la “mirada” de Segundo, enseñándole a captar hasta los menores detalles de una escena de una fiesta familiar, que después ellos reproducirán en un retablo. Todo el primer tercio de la película nos muestra la unión, el amor y el respeto existente entre padre e hijo, siempre en torno de su actividad artística; pero también nos va presentando a una sociedad bastante machista y violenta, con rondas campesinas que azotan a supuestos delincuentes y jóvenes marcados por una sexualidad agresiva y escatológica.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Este relato tiene un punto de inflexión cuando Segundo descubre un oscuro secreto de su padre. Algo que, en ese contexto social, descalifica completamente a Noé como persona. Segundo pasa entonces por una gran crisis de identidad, que lo lleva a enfrentarse a su padres y a querer dejar el arte que con tanto esfuerzo estaba aprendiendo; incluso a querer abandonar el hogar familiar. Esta crisis abarca el segundo tercio de la película, hasta que el secreto de Noé se hace público y él es castigado terriblemente por sus propios vecinos, quienes lo dejan al borde de la muerte. La reprobación y el castigo social abarcan también a Segundo y Anatolia. Es entonces cuando se inicia el proceso de reconciliación de Segundo con su padre y con las tradiciones que ambos encarnan; un proceso que abarca el tercio final de la película.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Como vemos, el arte del retablo está presente en toda la historia. Pero además el director, el debutante Álvaro Delgado-Aparicio, ha tratado de llevar la estética del retablo a todos los elementos de la película. Ya hemos señalado la clara división en tres partes de la trama, que reproducen las de un retablo: un cuerpo central y las dos partes laterales. También hay muchos encuadres frontales, y hasta escenas “congeladas”; como la de esos músicos y bailarines al inicio de una festividad popular. Pero el elemento más importante son las puertas que se abren y se cierran constantemente, y que marcan las diferencias entre espacios significativos (la realidad y lo ideal, la familia y la sociedad, etc.); y también los umbrales como representación del tránsito (entre la luz y la oscuridad, por ejemplo). El final resulta bastante gráfico al respecto: Segundo abandona su casa para siempre; pero nosotros lo vemos desde el interior, así que los espectadores nos quedamos como encerrados dentro de un retablo.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">La crítica, en general, ha reconocido la calidad de esta película y la importancia que ella tiene para el mejor conocimiento del mundo y los valores andinos. Pero también le ha hecho algunos reparos. Ricardo Bedoya ha señalado que el empleo de la estética del retablo a veces resulta demasiado enfático: “Esa recurrencia en la simetría, esa obsesión miniaturista, acaso le resta espontaneidad a la película. La ‘encajona’. Le impone cierto determinismo dramático”. Otros críticos han notado una cierta idealización del paisaje y la sociedad andina: “La necesidad de mostrar el paisaje casi ideal puede verse como una forma de esencializar y naturalizar a la ‘comunidad indígena’… un aspecto problemático porque coloca a la comunidad fuera del tiempo, del espacio y del lugar” (María Eugenia Ulfe). En el extremo opuesto, hay quienes señalan que los jóvenes de las comunidades andinas no tienen un machismo tan violento y desaforado como el mostrado en esta ficción.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">No obstante estos reparos, </span><span style="box-sizing: border-box;">Retablo </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">es una gran película, de lo mejor del cine peruano de todos los tiempos. Y que además nos plantea diversas interrogantes. Por eso concluimos con un comentario del sociólogo y ensayista Hugo Neira, </span><a href="https://www.elmontonero.pe/columnas/film-retablo-y-valores-andinos" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #337ab7; text-decoration-line: none;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">publicado en este portal</span></a><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">: “El mayor acierto en </span><span style="box-sizing: border-box;">Retablo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> es el drama del joven Segundo, dividido entre el amor paternal y la vergüenza. Este film nos pone, con rara sinceridad, en el medio rural, en particular en el mundo de los varones. Se les ve en fiestas, pero también en juegos feroces, como el que consiste en batirse a punta de latigazos. Y el combate a puño limpio. … ¿Un ‘ethos comunitario’?”.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-60156500875117034642020-09-04T00:47:00.001-05:002020-09-07T10:33:08.573-05:00Centenario de Chabuca Granda<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbW1Gb4L4NyfNvvR1Fp83mp5l0qQkEjM81U53UUctQgrkNqvhZeu6_GRQAtEh_YMe9OzSydmxU-iNezqlYYn1V0L7QCBl1s0ELwoaN1cUcE-kvnAEu2OyuFVu9RBWvnK67KB_T/s1200/CHG.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbW1Gb4L4NyfNvvR1Fp83mp5l0qQkEjM81U53UUctQgrkNqvhZeu6_GRQAtEh_YMe9OzSydmxU-iNezqlYYn1V0L7QCBl1s0ELwoaN1cUcE-kvnAEu2OyuFVu9RBWvnK67KB_T/s600/CHG.jpg" width="600" /></a></div>
<p><span style="background-color: white; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Autora de algunas de las canciones más identificadas con la peruanidad y cumbre indiscutible de la música criolla, la gran Chabuca Granda nació hace exactamente un siglo, el 3 de septiembre de 1920. Se hizo popular en los años cincuenta, con canciones como “La flor de la canela” y “José Antonio”, entre muchas otras, que fueron interpretadas por las principales voces del criollismo, entonces en pleno auge. Pronto su fama trascendió nuestras fronteras, y Chabuca realizó extensas giras por toda Latinoamérica y España. Sus canciones han sido interpretadas por las más famosas estrellas de la música popular, desde Mercedes Sosa hasta Julio Iglesias, y son plenamente identificadas con el Perú y su cultura. Por ello recibió póstumamente la Orden del Sol del Perú; y su obra, en conjunto, ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">María Isabel Granda (su verdadero nombre) nació en un asentamiento minero (que hoy forma parte de Las Bambas), en Abancay, pues su padre era ingeniero de minas. Pronto se radicaría en Lima, en el distrito de Barranco, donde vivió su infancia. Desde la adolescencia incursionó en el canto, en el coro de su colegio y en grupos amateurs (dúos y tríos). Pero dejó todo eso al casarse, en 1942, con Enrique Fuller; dejó el canto, pero no su afición por la música, y más bien se dedicó a componer canciones. Con una de ellas, “Lima de veras” (1948) ganó un importante concurso local, lo que la reafirmó en su vocación de compositora. Fue el inicio de una larga serie de canciones –“Puente de los Suspiros”, “Zeñó Manué”, “Fina estampa”, además de las ya mencionadas– dedicadas a personajes y lugares de una Lima tradicional y aristocrática que empezaba a irse, con la llegada de las primeras oleadas de migrantes provincianos.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Paradójicamente, fue después de una enfermedad, que casi la hizo perder la voz, que retomó su carrera de cantante, hacia inicios de los años sesenta. Comienzan entonces las giras y el reconocimiento internacional. Y además se produce un gran cambio en sus canciones, se abren a nuevos y más amplios temas; y también comienza a experimentar con nuevas formas musicales, seguramente debido al trabajo en conjunto con personalidades como el gran guitarrista Oscar Avilés. Canciones representativas de esta segunda etapa son “Bello durmiente”, “Cardo o ceniza”, “Paso de vencedores”, etc. Esa apertura a nuevas experiencias musicales la llevó, en los años setenta, a una tercera etapa de su obra, fuertemente marcada por la tradición musical afroperuana, con canciones como “Una larga noche”, “Landó” y “Coplas a Fray Martín”, entre otras.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Chabuca Granda compuso más de 400 canciones y llegó a ser considerada una de las más importantes cantautoras del mundo de habla hispana. En 1980, mientras hacía una presentación en Bogotá, sufrió un infarto. Y aunque nunca llegó a recuperarse plenamente, siguió trabajando (componiendo y cantando). Murió el 8 de marzo de 1983, en Estados Unidos, mientras se le realizaba una operación al corazón. En el Perú su multitudinario cortejo fúnebre hizo el recorrido (en sentido inverso) del personaje de “La flor de la canela”: partió de la Alameda, cruzó el puente y llegó a la Plaza de Armas, donde fue recibido por el presidente Fernando Belaunde y las más altas autoridades locales.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">En estos días se ha presentado el libro </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Humos de ironía. La novelística de Julio Ramón Ribeyro </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">(Revuelta, 2020) de Giancarla Di Laura, crítica peruana formada en Estados Unidos y que cuenta con un doctorado en Literatura por la Universidad de Arizona. Para Di Laura, “la ironía cumple una función fundamental en las novelas de Ribeyro”, y por ello aborda esos tres relatos –</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Crónica de San Gabriel </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">(1960), </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Los geniecillos dominicales</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (1965) y </span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Cambio de guardia</span><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (1976); acaso el sector menos valorado de la obra ribeyriana– desde la perspectiva de la utilización de este recurso retórico, y basándose en los estudios de Peter Roster sobre los diversos tipos de ironía.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Así, encuentra que en </span><span style="box-sizing: border-box;">Crónica de San Gabriel</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> prima la “ironía dramática”, aquella en la que “los espectadores y posiblemente algunos de los personajes son conscientes de algo que ignora el protagonista, quien no sabe las consecuencias de sus decisiones”. El ejemplo clásico de este tipo de ironía es </span><span style="box-sizing: border-box;">Edipo Rey.</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> En la novela de Ribeyro, el adolescente protagonista narrador “carece de información que tal vez sepan otros personajes. Este factor produce la intensidad narrativa porque el locutor restringe la información a su propio punto de vista y le falta una visión total del mundo narrado”. Además se analiza la articulación de este tipo de ironía en tres niveles: propositivo, formal y dialógico.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">De la misma manera, Di Laura sostiene que en </span><span style="box-sizing: border-box;">Los geniecillos dominicales</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> prima la “ironía del sino”, aquella en la que “las consecuencias de una acción son lo contrario de lo esperado, anticipado o anhelado; y ese resultado, además, provoca una reacción dolorosamente cómica”. Por eso, todas las acciones de Ludo (el protagonista) hacen que se convierta en “una figura sin ideales… (a la) que el agotamiento moral, social y profesional lo deja cada vez más solo”. En </span><span style="box-sizing: border-box;">Cambio de guardia</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> habría más bien una “ironía metafísica”, aquella que se preocupa “por las irresolubles contradicciones de la existencia humana… y que produce una visión escéptica de la vida”. Y en cuanto al escepticismo en la narrativa de Ribeyro, se cita profusamente los ensayos de Miguel Gutiérrez, quien analizó con inteligencia y rigor el tema.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Esa búsqueda de apoyo en textos de otros autores, notoria en casi todas las páginas del libro, se debe a que originalmente fue una tesis académica. Por eso también la previsible estructura (estado de la cuestión, marco teórico, hipótesis, etc.), y también la fría y desangelada redacción. Una muestra al azar: “El uso de la ironía en la narrativa contemporánea ocupa un papel fundamental en la configuración discursiva al buscar proyectar una visión escéptica del mundo narrado”. No hay en </span><span style="box-sizing: border-box;">Humos de ironía</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> ideas originales ni una interpretación integral de la obra de Ribeyro; solo una correcta aplicación de teorías y métodos académicos.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-28733811563060000622020-09-02T00:07:00.001-05:002020-09-02T00:07:53.540-05:00Dark: tercera temporada<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2j4FGm3vABwtFwYR-gWTgGKjMbiQ-u34ToC_PEjFsUHZWx-JV6nVowv7BVtS01WpTpbLbZ3IiFn0Y2pK-z0KYhhLwKeBA9tS3oY1c-Nq1UMNfeaxEoSA-hDHgZNrdjl-MY3NV/s900/dark.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="616" data-original-width="900" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2j4FGm3vABwtFwYR-gWTgGKjMbiQ-u34ToC_PEjFsUHZWx-JV6nVowv7BVtS01WpTpbLbZ3IiFn0Y2pK-z0KYhhLwKeBA9tS3oY1c-Nq1UMNfeaxEoSA-hDHgZNrdjl-MY3NV/s600/dark.jpg" width="600" /></a></div>
<h1 style="text-align: left;"><span style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Adán y Eva en el Apocalipsis</span></h1><p><span style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">Sorprende la popularidad alcanzada por la serie alemana </span><span style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;">Dark</span><span style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (creada por Baran bo Odar</span><span style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> y Jantje Friese, y emitida en todo el mundo a través de Netflix), un relato sumamente complejo, con numerosos personajes y con acciones que abarcan más de siglo y medio (1880-2050). Y que además tiene una trama centrada en los viajes en el tiempo, por lo que muchas veces “conviven” diversas versiones de un mismo personaje, llegadas del futuro o del pasado. Si bien son destacables la originalidad y el interés de esa trama, el éxito de la serie se debe más que nada a la calidad y seriedad de la producción (no hay un resquicio para el humor o la parodia), la intensidad dramática de muchas de las situaciones presentadas (que desencadenan desde rupturas sentimentales hasta crímenes y suicidios) y el excelente trabajo de los actores, en su mayor parte desconocidos para el gran público.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">La tercera y última temporada de la serie (estrenada el fin de semana pasado) tenía el difícil reto de concluir y “redondear” una historia que se estaba desarrollando como una espiral de muy rápido crecimiento. Como se sabe, todo comenzó en el pequeño pueblo de Winden (Alemania), en el 2019, con la desaparición de algunos niños. Pronto se descubrió que había en ese pueblo, muy cerca de una planta de energía nuclear, una cueva que es un portal que lleva a otros tiempos (con saltos de 33 años). La primera temporada estaba centrada en los dramas familiares generados por esas desapariciones y reapariciones. En la segunda temporada se sumaban a ello las intervenciones de la sociedad secreta Sic Mundus –encabezada por el deforme y misterioso Adán– cuyos miembros viajan a diferentes épocas para asegurar que se produzca un apocalipsis en el 2020. En la tercera temporada, ante la inminencia del fin del mundo, a Sic Mundus se le enfrenta otro grupo de viajeros en el tiempo, encabezados por Eva. Ella además nos conduce a otro mundo paralelo, con personajes e historias similares, aunque con pequeñas variantes.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Adán y Eva se convierten así en los verdaderos protagonistas de </span><span style="box-sizing: border-box;">Dark.</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> Ellos no son otra cosa que las versiones “ancianas” de Jonás Kahnwald y Martha Nielsen, una pareja de enamorados adolescentes en la Winden de 2019 (interpretados por Louis Hoffman </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">y Lisa Vicari). Ya habíamos visto todos los esfuerzos y viajes en el tiempo realizados por el Jonás adulto para enfrentarse a su alter ego anciano. Acá se hace evidente que otro de sus motivos es recuperar a su amada Martha, a quien Adán mató al final de la segunda temporada. El giro de esta temporada (alerta de </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">spoiler: </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">si no ha visto la serie pase al siguiente párrafo) es que en realidad esos dos mundos paralelos son una “aberración” producida en nuestro mundo por el primer viaje en el tiempo, realizado por H.G. Tannhaus para recuperar a sus familiares, muertos en un accidente automovilístico en los años setenta. A esa época viajan Jonás y Martha, y logran evitar el accidente. Es un final que anula todo lo narrado, mientras la pareja (cuya existencia se debía precisamente a lo que acaban de evitar) se desintegra fundida en un abrazo, hasta convertirse en “polvo enamorado” (Quevedo dixit). La última escena nos muestra una amena conversación entre los únicos personajes cuyas vidas no fueron afectadas por las aberraciones temporales. Todo ha vuelto a la normalidad.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">A pesar del convincente y apropiado final, y de los entusiastas elogios que ha recibido, Dark no es una serie perfecta ni mucho menos. Hay demasiadas complicaciones en su narrativa: los dos mundos paralelos, la falta de continuidad entre los sucesos que se muestran (excesivos saltos entre tiempos, personajes y subtramas), las diferentes versiones de los personajes interactuando entre sí (hay hasta cuatro “Jonases” dando vueltas en el Winden del 2020), las muertes y resurrecciones inexplicadas, etc. Pero sí es una buena serie, una interesante combinación de la ciencia ficción más avanzada (con su carga de ideas científicas y filosóficas) con un efectivo entramado de situaciones dramáticas (pérdidas, traiciones, crímenes, suicidios, etc.). Lo racional unido a lo emotivo, lo épico unido a lo trágico, en una serie de televisión interesante y de muy alta calidad.</span></p><div><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"><br /></span></div><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><a href="https://elmontonero.pe/libreria/la-guerra-fria-del-neomarxismo-en-america-latina" rel="noopener" style="background-color: transparent; box-sizing: border-box; color: #337ab7; text-decoration-line: none;" target="_blank"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"></span></a></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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</script></div>Javier Ágredahttp://www.blogger.com/profile/09934034334683419572noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7556765.post-72441791867181755622020-09-01T01:21:00.002-05:002020-09-01T01:25:07.446-05:00El hoyo<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMDlYUwdbP2If0AGdBog66XF8zo5_Ny9gOilRv7-LUEWTB5EQ8AdK-mIbcdWJIhpKRD-w5URb9guChgByPODz8PPxyxPd1h-0zCuM_91yfZJZ8IHdYFGjbKAyfQRi2DCj2kUTi/s900/EH.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="616" data-original-width="900" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMDlYUwdbP2If0AGdBog66XF8zo5_Ny9gOilRv7-LUEWTB5EQ8AdK-mIbcdWJIhpKRD-w5URb9guChgByPODz8PPxyxPd1h-0zCuM_91yfZJZ8IHdYFGjbKAyfQRi2DCj2kUTi/s600/EH.jpg" width="600" /></a></div><h1 style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 26px; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;">Una dantesca alegoría social</h1><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">¿Qué películas son las más vistas por los peruanos en sus casas durante este encierro obligado? Netflix nos ha ayudado a responder esta pregunta, con su </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">top ten </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">de películas y series más vistas en cada país. Entre nosotros, la más vista en el mes de abril fue </span><span style="box-sizing: border-box;">El hoyo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (2019), una película española que el año pasado obtuvo importantes reconocimientos en festivales de cine fantástico como el Festival de Sitges, donde obtuvo el premio a Mejor Película; y el Festival de Toronto, donde logró el People’s Choice Award for Midnight Madness (premio a “La locura de medianoche”). Se trata, pues, de una película fantástica, dirigida por el debutante Galder Gaztelu-Urrutia (Bilbao, 1974) y que nos remite directamente a la recordada </span><span style="box-sizing: border-box;">El cubo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> (Canadá, 1997): un grupo de personas encerradas en una especie de laberinto (celdas pequeñas que solo tienen comunicación con celdas similares vecinas), y sometidas a reglas arbitrarias y crueles.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">El hoyo al que se refiere el título es en realidad una edificación de más de 200 pisos, cada uno de ellos una celda rectangular en la que están recluidas dos personas. Es una especie de prisión, en la que los reos purgan sus delitos o, como en el caso del protagonista Goreng (representado por el actor Iván Massagué), hacen méritos para alguna mejora profesional. El mayor problema en esa prisión es la alimentación. En medio de las celdas hay una especie de “elevador” que recorre todos los pisos con una amplia mesa llena de alimentos, que deberían bastar para todos los prisioneros. La mesa empieza su recorrido en el piso más alto, el 1, pero los excesos de los prisioneros de los primeros pisos hacen que al piso 50 lleguen ya solo sobras insalubres. Y a los últimos pisos no llegan ni siquiera esas sobras, por lo que los prisioneros recurren al canibalismo y las peores formas de violencia; pasajes en los que la película se acerca al más duro </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">gore.</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> A este caos se suma que cada cierto tiempo los prisioneros son cambiados de piso de manera aleatoria. Así vemos a Goreng tanto en un cómodo piso 8 como en un dantesco piso 202. </span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Planteadas de esta manera las cosas, </span><span style="box-sizing: border-box;">El hoyo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> resulta una evidente alegoría de la sociedad de hoy. Los que están en lo más alto de la pirámide (los que en el Perú llamamos Niveles Socio Económicos A y B) disfrutan de las mejores condiciones; mientras que a medida que descendemos en esa pirámide (niveles C y D) comienzan los problemas y carencias. Finalmente “los de abajo” (nivel E) pasan las mayores penurias y viven inmersos en la violencia y delincuencia. Ese es el tema principal de la película y el motor de las acciones: Goreng (quien lleva al hoyo un ejemplar del </span><span style="box-sizing: border-box;">Quijote)</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> trata de poner un poco de justicia y orden en ese caos. Con la ayuda de uno de sus compañeros de celda intenta organizar en raciones los alimentos que recibe, y recomienda a los demás que hagan lo mismo. Como nadie le hace caso decide, junto con otro compañero, bajar con los alimentos para obligar a los demás a comer solo lo necesario y no ensuciar lo que quede.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Si la película se limitara a eso, a ser una obvia alegoría de la sociedad de hoy, sería demasiado plana y previsible; algo que de alguna manera le pasó al hoy reconocido Bong Joon-ho (el reciente ganador del Oscar) en su película </span><span style="box-sizing: border-box;">Snowpiercer </span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">(2013), muy similar a la que estamos comentando. Gastelu-Urrutia solo usa esa alegoría como eje temático para hacer un retrato entre paródico y esperpéntico del hombre de hoy; y dentro de su modesta propuesta (no es una película muy extensa ni que haya contado con un gran presupuesto) también hace una sutil reflexión acerca de nuestra naturaleza, partiendo desde lo “obvio” (palabra que machaconamente repite Trimagasi, el primer compañero de celda de Goreng) hasta la necesidad de “trascendencia” de Baharat (el último compañero).</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Pero todos estos elementos además están acertadamente subordinados a la dinámica de la narración, por lo que la película nos mantiene siempre alertas, brindándonos cada cierto tiempo momentos de gran intensidad, aunque algunas veces se llegue al límite de lo tolerable en cuanto a violencia. </span><span style="box-sizing: border-box;">El hoyo</span><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> es un muy buen debut como director para Gastelu-Urrutia, y una muestra de las grandes posibilidades del cine fantástico.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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<p> <span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">En la novela </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Mejor el fuego</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;"> (Random House, 2020) José Carlos Yrigoyen vuelve al que es el tema central de toda su obra literaria: el proceso de formación de un homosexual en la Lima de finales del siglo XX. Ya su primer libro de narrativa, </span><em style="box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Pequeña novela con cenizas </span></em><span style="box-sizing: border-box; font-family: Archer; font-size: 21px; text-align: justify;">(2015), era un recuento de episodios sexuales a lo largo de la vida del protagonista. Pero si aquellos textos estaban centrados en los aspectos más personales y subjetivos, aquí más bien se apunta a lo exterior, a lo descriptivo, tanto en lo relativo al erotismo como en los ambientes en los que se desarrollan las acciones.</span></p><a name='more'></a><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">El relato está estructurado básicamente en función de los eventuales amantes del innominado protagonista y narrador, quien vive con su padre y su madre en un exclusivo barrio de La Molina. El primer amante que aparece es Elliot, un joven proveniente del populoso distrito limeño de San Juan de Miraflores, con quien el protagonista tiene –en 1996 y a sus 20 años de edad– su primera experiencia sexual en un hostal. Recién en el segundo capítulo nos enteramos cómo se inició el proceso, cuatro años antes y con Gino, un vendedor de discos de un centro comercial. Gino, bastante mayor que el protagonista, se hizo su amigo; pero finalmente, aprovechándose de la cercanía que había entre ellos, lo violó. Otros amantes que aparecen son el pedante y cuarentón Javier (en 1995), el estudiante universitario Samuel (en el 2000) y los hermanos María Paz y David (1998). Este último es todavía un escolar, y el protagonista lo viola.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">El orden en que son presentados estos sucesos (y otros que se intercalan, que remiten incluso a la infancia del narrador) nos da una idea del propósito del relato. Se inicia y termina con relaciones más o menos saludables, pero en medio hay un verdadero descenso al infierno: el aprendizaje de una sexualidad destructiva y predatoria. El protagonista sufre todo tipo de abusos desde la niñez, y llegado a la adultez simplemente invierte los roles y se convierte en abusador. ¿Y finalmente se redime? No es tan claro, y acaso por ello el libro puede resultar desagradable para muchos lectores. Y no es claro principalmente porque no vemos evolucionar al protagonista, un defecto de la novela que ha sido señalado incluso por quienes la han elogiado: “No creo que sea correcto hablar de una novela de aprendizaje, si entendemos que esta supone un desarrollo psicológico” ha escrito Mayte Mujica, a quien está dedicado el libro.</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Pero ese es solo uno de varios serios problemas que encontramos. Otro es lo demasiado explícito y detallado de las descripciones sexuales. Penes, penetraciones, sadomasoquismo, felaciones y orgasmos abundan en estas páginas, y en su presentación Yrigoyen trata de poner todo su oficio poético. Y no es que nos ofendan estas descripciones, sino que por su carácter repetitivo y redundante no aportan mucho al sentido del texto. A eso hay que añadir una cierta torpeza en el manejo del lenguaje y los recursos narrativos; y también descuidos en la construcción de personajes y ambientes, demasiado cargados de estereotipos y lugares comunes. Un ejemplo: Elliot no es pobre, incluso se dice que su familia tiene una próspera bodega, pero por el hecho de vivir en San Juan de Miraflores se le atribuyen todas las marcas de pobreza, incluso suciedad y hongos en los genitales (motivo de la ruptura de la relación).</span></p><p style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: archer; font-size: 21px; font-weight: 600; margin: 0px 0px 10px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">“Oscura y sórdida, vulgar y poética” ha dicho de esta novela Enrique Planas, uno de sus más generosos reseñistas. Nosotros añadiríamos que</span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> Mejor el fuego</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;"> es un libro fallido, igual que </span><em style="box-sizing: border-box;"><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">Pequeña novela con cenizas</span></em><span style="box-sizing: border-box; font-weight: 400;">; no por sórdido o vulgar, sino por los problemas señalados y por la monótona dinámica de la ficción. Al parecer los demonios más personales del autor continúan incendiando sus proyectos narrativos.</span></p><div class="blogger-post-footer"><script type="text/javascript"><!--
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