Jahuay

Clavado en un bar


Largo es el camino recorrido por Carlos Modonese (Lima, 1975) para encontrarse con su verdadera vocación, la de escritor. Estudió Economía en la Universidad Católica, y tras diez años de trabajar en una empresa internacional se animó a hacer un Máster de Creación Literaria en Madrid. Hace unas semanas Modonese presentó su primera novela, Jahuay (Casa de Cartón, 2015), una historia ambientada en el balneario de Jahuay (cerca de Chincha), en un bar con ese mismo nombre.

Tres de los protagonistas trabajan en ese bar: Obdulio (Atoq), el barman, es un joven migrante ayacuchano; la paisa, una vital y alegre mesera colombiana; y Koldo, un guitarrista español que en el Perú malvive como músico callejero, hasta que es contratado para tocar en ese bar. Todos ellos son personas desarraigadas y errantes, con complejas historias que vamos conociendo por fragmentos a lo largo de la novela. El cuarto protagonista es Agustín, hijo de la dueña del bar, un sacerdote con un oscuro pasado, que conocemos a través de las páginas de su diario insertadas en el relato.

Modonese quiere hacer una novela “moderna”, con acciones rápidas, descripciones breves y mucho “fondo musical”, incluyendo citas de versos de canciones de todo tipo. Hasta la psicología de los protagonistas se construye no tanto con sus ideas o emociones, como a partir del tipo de música que prefieren: reggae en el caso de Koldo, rock metálico (¿?) en el de Obdulio. Son opciones originales, pero que no parecen literariamente las más acertadas. En todo caso, en Jahuay estas deficiencias se compensan con el dinamismo de la trama, y el acertado uso de personajes secundarios “complementarios”; como Yin, la mascota de Koldo.


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