Contarlo todo


El libro más polémico del 2013 ha sido, sin duda, Contarlo todo, la primera novela del periodista y escritor Jeremías Gamboa (Lima, 1975). Se trata de la historia de la formación de Gabriel Lisboa (alter ego del autor): como periodista, a través de su paso por las redacciones de los principales diarios y revistas locales; como escritor, como parte del grupo “Conciliábulo” y de talleres universitarios; y como persona, a través de las relaciones con su parientes, amigos y amantes.

El extenso relato ha recibido entusiastas elogios de importantes críticos y escritores, incluyendo a Mario Vargas Llosa, y también algunas muy duras críticas. Los primeros capítulos del libro nos hacen darle la razón a estas últimas: Gamboa cuenta historias protagonizadas por los periodistas más reconocidos; pero su mirada, demasiado superficial y enfocada en lo “anecdótico”, hace que la narración se quede en la crónica ligera. Solo en la segunda mitad, a partir del desarrollo de las relaciones más personales de Lisboa, el libro alcanza una cierta dimensión literaria. Pero incluso en estas páginas, la opción del autor por contarlo absolutamente todo, lo hace perderse en detalles accesorios.

Se ha comentado acerca de los numerosos errores y torpezas de estilo que hay en esta novela. Son detalles que en este caso adquieren un mayor peso, pues Lisboa (que dicta el curso universitario de “Expresión escrita”) hace constantes menciones a lo mucho que sus maestros le ayudaron a pulir su “estilo”. De todos modos Contarlo todo, por lo ambicioso de su propuesta y lo logrado de algunas páginas, debe figurar entre lo más destacado de la literatura peruana del año que está por concluir.


En este enlace se puede leer el primer capítulo de la novela.



1 comentario:

Anónimo dijo...

En una entrevista J. Gamboa señala que su objetivo con esta novela fue de escribir una obra que sea "alta literatura". Durante todo el libro es prácticamente nula la presencia de páginas que justifiquen siquiera el término de una ficción acabada, independiente y sólida como para ser llamada a ser un hito.

De hecho, lo irónico es que en una entrevista su autor señala que su obra ha alcanzado verosimilitud y se basta con ella misma. Cuando su ritmo y estructura, la ingenuidad del punto de vista, y la historia misma no exhiben mayor brillo. Para mí fue un dolor de cabeza terminar este libro por la ingenuidad de su propuesta y su historia tan carente de buenas escenas que su "ambición" no calza ni justifica 300 páginas de más.

Una obra que sin tanto aspaviento es superior en términos de ficción que esta es Los últimos días de la prensa de J.B. y tienen una temática parecida, pero bueno ya se sabe lo que se piensa de este autor. Pero ahí se ve el nervio no los nombres.