Un sueño fugaz


El escritor Iván Thays (Lima, 1968) regresa en la novela Un sueño fugaz (Anagrama, 2011) a los temas y personajes de La disciplina de la vanidad, la compleja novela que publicó en el año 2000. Nuevamente nos encontramos con los integrantes del taller literario Centeno en diversas etapas de sus vidas: jóvenes aprendices, escritores maduros (exitosos o fracasados) y hasta viejos autores de culto. A través del relato de episodios aislados, que abarcan más de medio siglo, Thays realiza una ácida crítica a toda la institución literaria.

Los episodios, narrados con una prosa precisa y bien trabajada, están centrados en las relaciones entre esos viejos amigos, en la forma en que los logros literarios determinan los cambiantes roles entre ellos. Tomás, el menos dotado de todos, e inicialmente menospreciado, se convierte en un importante autor radicado en Europa, al que los demás acuden en busca de ayuda. En el otro extremo, el protagonista, tras una breve fama como escritor joven, tiene que resignarse a una existencia errática y oscura, cada vez más lejana de la literatura.

Pero Un sueño fugaz no es una nueva novela, pues siete de sus nueve capítulos ya habían sido incluidos exactamente iguales (salvo cambios en un par de nombres) en el conjunto de cuentos “Los alces premeditados”, que forma parte de La disciplina de la vanidad. En los últimos once años, Thays sólo ha publicado la novela breve Un lugar llamado Oreja de Perro (2009), el punto más bajo de su obra, y esta reedición parcial de La disciplina… Dado su talento y vasta formación literaria, esperamos que supere pronto esta aparente crisis de creatividad.

Enlaces relacionados
Se puede leer el primer capítulo de la novela en la página web de Anagrama.
Iván Thays administra el blog Moleskine Literario.
Otros textos sobre Un sueño fugaz: Ernesto Calabuig, Arturo García, Damián Huergo, Rafael Martín, Lluís Satorras,

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A Thays le falta talento. Me aburre sobremanera.

Anónimo dijo...

Un escritor no debe divertir al lector. Para eso mejor que cuenten chistes. Debe desarrollar una idea de literatura. Mejor: SU idea de la literatura.

A Iván se le puede achacar de todo, pero no que evada esa responsabilidad primera y última del escritor. Que se aburran algunos o muchos con el resultado es lo de menos. La literatura peruana tiene un color más y es gracias a escritores como él, que buscan no vender, sino escribir. Y escribir. Y escribir.

En ese marco, solo me apena que Thays no haya llegado a explorar las últimas consecuencias de su propuesta estética. Sus últimos libros lo muestran errático, un tanto cansado de la literatura. Eso sí es criticable. Pero, en el marco de su trabajo creativo, no deja de ser un traspiés. Su voz sigue siendo necesaria en nuestro panorama literario.

pd. A mí tampoco me gustan sus libros. Solo algunos de sus cuentos y ciertos pasajes de La disciplina. Por si acaso.

Anónimo dijo...

BUENA RESEÑA CRÍTICA! SACASTE AL FRESCO DE QUE NO ERA UNA NOVELA SINO UNA CASI TRANSCRIPCÍON DE SU NOVELA... Y ESO DEL PUNTO MAS BAJO EN SU OBRA (OREJA DE PERRO) Y LO DE LA CRISIS DE CREATIVIDAD!

TE PASASTE CON ESTA CRITICA! MUY BIEN!

FLEICICDADES!!

Anónimo dijo...

Recuerdo que en el 2000, en las aulas universitarias, se debatía mucho sobre la literatura de los noventas, su existencia y su calidad. La conclusión siempre era la misma: no ha pasado el tiempo suficiente para notar sus perfiles.

Diez años después, esa generación sigue siendo la misma bruma.¿Qué nos han dejado los noventas a los lectores? En narrativa: Elmore, Sumalavia, Thays, Bellatin, César Gutiérrez, Galarza, Malca, Donayre, Güich, Benavides... ¿Alguno con posibilidades serias del Rómulo Gallegos, por ejemplo, o del Biblioteca Breve o en el mediano o largo plazo del Cervantes? No lo creo. Y me apena.

Pero me apena aún más que la generación del 2000 sea aun más indefinida y menos sólida. Hoy nadie discute si existe la generación del 2000. Mucho menos su calidad en términos significativos. No hay. No están. Son proyectos. Apuestas. Ojalás. Roncagliolo, Castañeda, Yushimito, Effio Ordóñez, Iparraguirre, Gallardo.

¿Cada vez estamos peor, señor Ágreda? ¿Hubo algún punto de inflexión? ¿Se juega algunas fichas? Veo a México y a Argentina, y hasta a Chile y a Colombia, y lo nuestro me parece para llorar. Me interesaría escuchar su opinión al respecto, señor Ágreda.

Anónimo dijo...

No olviden a kike planas en la generación de los noventas... acaban de reconocerlo en México... No es premio, pero al menos se ha hecho notar en el nivel internacional... única mención peruana, ojo...

Anónimo dijo...

"Veoa México y a Argentina, y hasta a Chile y a Colombia, y lo nuestro me parece para llorar"

Q chu, acaso hay un mundial de literatura y Perú no clasificó? Así se juzga la literatura?

Anónimo dijo...

De qué mundial hablas, apurado. Las culturas y las literaturas tienen períodos de auge y decadencia. Hay algo llamado Siglo de Oro precisamente por eso. Igualmente, es de común conocimiento que la narrativa latinoamericana del siglo XX es de mejor calidad que la española. ¿Lo dudas? Entonces ignoras lo elemental.

Partiendo de ese punto de vista, me parece que las literaturas de otros países mantienen un vigor excepcional (la argentina, la mexicana) o, en su defecto, están logrando cosas interesantes (la chilena, la colombiana). ¿Perú qué? Esa es mi pregunta para el crítico Javier Ágreda. Nada más. Para los que todo lo ven fútbol y el Mundial, a comentar a la columna de Felipe Mantequillas. Fuiiiiira, recuntra monsessss.