Poesía soñada


Xavier Abril. Poesía soñada (UNMSM, 2006)

El escritor Xavier Abril (1905-1990) pertenece a la brillante generación del 30 (la de Adán, Westphalen, Moro, Oquendo de Amat) y es considerado por la crítica como el introductor del surrealismo en nuestro medio. Con razón, pues el poeta pasó una larga temporada en Europa (1926-1936), durante la cual se integró a las actividades del grupo surrealista original: Breton, Èluard, Aragon, Tzara. Poeta talentoso y perseverante, publicó unos pocos poemarios en su larga vida, dejando una gran cantidad de textos inéditos.

Fue durante esa etapa europea que el poeta publicó su primer libro, Hollywood (Madrid, 1931), una “novela poemática” y vanguardista, a la manera de La casa de cartón, y cuya descripción cinematográfica de la vida urbana moderna está vinculada con la de 5 metros de poemas. Pero el de Abril es un texto más cosmopolita y heterogéneo que incluye aforismos, greguerías, poemas y largas prosas descriptivas, plenas de humor y lirismo. Marco Martos, responsable de la edición y el estudio introductorio de Poesía soñada, relaciona las audacias de Hollywood con las de Vallejo en Trilce, “su modelo inmediato”, remarcando los vínculos entre estos cuatros libros esenciales del vanguardismo peruano.

La etapa surrealista de Abril quedó plasmada en su segundo libro Difícil trabajo (1935), un conjunto de 70 poemas, en su mayor parte escritos en prosa, que muestran el aplicado aprendizaje de los métodos y técnicas propuestos por los surrealistas franceses (la escritura automática, las imágenes oníricas), al que el autor aporta su propia temática personal (el amor, la familia, la belleza y la muerte) y el ritmo natural de la poesía en nuestro idioma. Poema del sueño dormido, Alucinación y Del sueño a la creación son algunos de los títulos de los poemas que hablan claramente de la naturaleza de este libro, presentado por Abril como una antología de su producción poética entre 1926 y 1930.

Poco después se iniciaría la “vuelta al orden”, el retorno a la versificación y formas estróficas tradicionales, de algunos de los más destacados escritores vanguardistas, incluidos Borges y Martín Adán. Abril participó de este proceso desde su poemario Descubrimiento del alba (1937) y lo continuó durante su largo silencio poético de 50 años, que culminaría en la publicación de La rosa escrita (Montevideo, 1987), colección de romances y sonetos inspirados en la rosa, símbolo poético consagrado de la literatura occidental. Durante ese medio siglo Abril no dejó de escribir poemas, muchos de los cuales fueron incluidos en los libros Declaración de nuestros días (1988) y Poesía inédita (1994).

Poesía soñada, título que el propio autor escogió para el conjunto de su obra, reúne todos los poemarios mencionados, además de una versión previa de La rosa escrita (1946), recuperada hace pocos años por el estudioso Ricardo Silva-Santisteban. El volumen incluye además una serie de textos sobre la vida y obra de Abril: el estudio preliminar de Martos, un testimonio personal de Clara Abril de Vivero, el ensayo La poesía de Xavier Abril de E.A. Westphalen (prólogo de Difícil trabajo), y la detallada Noticia biobliográfica de Xavier Abril escrita por la crítica María Luz Canosa para Poesía inédita.

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1 comentario:

Javier Ágreda dijo...

Copio algunos poemas de Xavier Abril.



Exaltación de las materias elementales

(En desnudez intacta,
escalofrío, desmayo y sueño.
Debajo de sus senos nace un río
que olvida los temblores de su cuerpo).

¿Te quieres dar a mí hasta palidecer
desmayada en la noche?
¿Y que tu cabellera encienda
los trópicos íntimos del amor?

¿Sentir la claridad del alba
anegada en tus senos?
¿Hundirte en mí,
en la temeraria orfandad de la sangre?

Yo sueño verte un día
desnuda de tallos y de aurora,
señalando la transformación de las esferas,
alta de mediodía, cenital y luminosa,
solitaria, única: ¡eterna rosa!



Intimidad

Estás en mí tan lenta que parece agua continua. Te veo caer
/en mis últimos
sueños, en blancos espacios de soledad. A la distancia
/mínima del deseo y la belleza.
Oigo la música de tu cuerpo en la yema de mis dedos.



Estética

(Realidad, incierta realidad o sueño.
Mujer siempre dormida en el poema.
Gacela despierta en suave paisaje de nube.
ausente de césped y horizonte
POESÍA ES A CONDICIÓN DE OLVIDO).



La rosa eterna

En la mañana vacía
vestida de su alborada;
en la tarde fenecía
cual la rosa de la nada.

Estaba abierta de día,
de noche estaba cerrada;
cantaba como gemía,
sentía cuanto lloraba,

La flor del mundo ignorada,
que sólo el alma adivina,
de su tallo se alejaba
a ser la rosa divina.



Patética

Caída del éxtasis,
en el atardecer, entre pasiones e incendio,
música de silencio.

Tu frente se eleva como el fuego.

Se oyen los ríos, la corriente de la libertad y del paisaje.

La hoja independiente, la gota de agua,
iguales a un cosmos o poema.

Estás allí donde la sangre canta,
en lo desnudo del aire, en la vena del alba.



Tono último del alba

A una sola línea del sueño, del color que es su vida. El mundo de
mis manos se vuelve sutil en su cuello. Luego, se pierde el mundo.
Esto ya es el gozo, la media luna, el canto de primavera. De sus axi-
las veo emerger la estación, el verano.

Adormecida en el alba entre dos rayos.