Inquietantes cuentos de Fuentes



Carlos Fuentes. Inquieta compañía (Alfaguara, 2004)

Uno de los autores fundamentales del “boom”, el mexicano Carlos Fuentes (1928) ha realizado en sus novelas más importantes -La muerte de Artemio Cruz (1962), Terra Nostra (1975), Los años con Laura Díaz (1999), entre otras- una interesante reflexión sobre la diversidad cultural y la historia de su país. Paralelamente, Fuentes ha incursionado en narrativa fantástica con cuentos como los reunidos en Los días enmascarados (su primer libro, publicado hace 50 años) y novelas cortas, desde Aura (1962) hasta Instinto de Inez (2001). En esta línea se encuentra Inquieta compañía (Alfaguara, 2004), su más reciente libro, un conjunto de cuentos de misterio y horror.

Los seis relatos de este libro parten de situaciones cotidianas para desembocar en lo irreal; pero no a la manera de lo fantástico de Cortázar o Borges, sino actualizando la vieja tradición del terror gótico, con sus mansiones, fantasmas y lúgubres historias. En La buena compañía, Alejandro de la Guardia -mexicano radicado en Europa- regresa a su patria para heredar la vieja y amplia casa familiar en posesión de sus tías María Serena y María Zenaida. Ellas son unas ancianas tan extrañas y ajenas al mundo contemporáneo que Alejandro llega a pensar que se trata de dos fantasmas. Muy tarde descubre la verdad, que las ancianas son reales y que lo quieren sacrificar a él en un macabro ritual.

Esta historia -tan cercana a los relatos de Poe y Lovecraft- la cuenta Fuentes respetando las reglas del género (en un tono oscuro, dejando elementos en la ambigüedad y haciendo detalladas descripciones del interior de la casa), pero les agrega algunos de los temas recurrentes de sus grandes novelas: las taras de la burguesía mexicana (propietarios de esas mansiones), la mezcla de catolicismo y creencias prehispánicas en la religiosidad popular de su país, los prejuicios racistas y sexuales. En el cuento La gata de mi madre, el desprecio de una vieja dama por su sirvienta (a las que ahí llaman despectivamente “gatas”), la indígena Guadalupe, concluye con la venganza de ésta, reencarnación (a pesar de su nombre) de una bruja sacrificada siglos antes.

Así, en estos relatos –versiones contemporáneas y latinoamericanas del gótico anglosajón- Fuentes vuelve a tener los mismos problemas de sus más recientes novelas (especialmente La silla del Águila), perjudicadas literariamente por la esquemática crítica social y el demasiado evidente trasfondo didáctico. Los diálogos son siempre sainetescos y plagados de lugares comunes (las conversaciones entre Guadalupe y su ama, p.e.), y las situaciones, por su evidente maniqueísmo, más que horrendas resultan grotescas o esperpénticas. En el cuento Calixta Brand un hombre que no soporta la superioridad intelectual de su esposa, una vez que ella queda inmóvil y postrada en una silla de ruedas, la somete a las más humillantes prácticas sexuales. Finalmente ella es rescatada por un joven de origen árabe (para mantener la corrección política), quien resulta ser en realidad un ángel.

Inquieta compañía, como los más recientes libros de Fuentes, ha divido a la crítica entre quienes dicen que no pasa de ser “un puñado de cuentos mediocres” y aquellos que lo ven como un ejemplo de “destreza técnica, asombro poético y horror cierto” (Julio Ortega). Todos, sin embargo, están de acuerdo en que el cuento más representativo es Vlad, una recreación de la historia del Conde Drácula –según Bram Stoker- ambientada en la Ciudad de México de hoy. Un relato de terror que se lee entre sonrisas, debido al gran número de detalles (ajos, ventanas tapiadas, etc.) que todos, menos los inocentes personajes de esta ficción, asociamos inevitablemente con los vampiros humanos.

Hay, sin lugar a dudas, varios aspectos interesantes en estos cuentos: la conjunción de amor y muerte, el papel de las mujeres y los ancianos, el diálogo que se establece entre la cultura europea y la americana; pero el autor no ha sabido integrarlos a la tramas y situaciones de la narración. Por eso, y por confundir el horror con lo grotesco, la crítica con el panfleto, Inquieta compañía resulta un libro menor dentro de la valiosa y extensa obra literaria de Carlos Fuentes.

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1 comentario:

Fatal Espejo dijo...
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